7/4/20

El virus y el FMI enferman y matan a la población ecuatoriana



Es la ciudad más poblada, la que tiene más pobres y ahora, el mayor número de contagiados por el Coronavirus. Guayaquil concentra el 17% de la población del país, registra el mayor índice de pobreza (11,2%); Quito, la capital de Ecuador tiene el 8,4% y Cuenca, la tercera en importancia, el 4,1%. La ciudad más pobre también ostenta hoy el mayor índice de contagios de Coronavirus, 70% según cifras oficiales.
Entre noviembre y diciembre del año pasado, el gobierno despidió a más de 60.000 funcionarios y trabajadores del sector salud, inclusive un contingente que se dedicaba a la fumigación de barrios y sectores populares de la costa para evitar el contagio del dengue, cuya proliferación se agudiza en estos meses con lo que se debilitó aún más el ya pésimo sistema de salud del Estado.
El 25 de marzo, en plena cuarentena por el COVID-19, a pesar de que sectores de trabajadores y la Asamblea le solicitaran el no pago de la deuda externa, el gobierno efectivizó el desembolso de 325 millones de dólares de bonos que no fueron refinanciados y que se cumplían en este año, cuyos tenedores son los grandes empresarios, allegados al mandatario.

Escenas desgarradoras

El aumento de la cifra de contagiados y muertos es exponencial, sobre todo en Guayaquil, cuya gran parte de la población vive hacinada, en una vivienda de 10 metros cuadrados, con paredes de caña y techos de zinc, sin baño, donde se duerme y se cocina, sin televisión por cable, sin internet, ni libros, sin aire acondicionado en una temperatura promedio de 32 grados.
Allí viven vendedores ambulantes, la mayoría sin sueldo fijo, que sobreviven con sus ventas día a día; esa dolorosa realidad hace que salgan a la calle a tratar de ganarse la vida y dicen «o me mata el coronavirus o me muero de hambre».
En los barrios pobres y populosos de Guayaquil, muchos de los muertos -no sólo por el COVID-19- , están, por tres días o más, en los domicilios o en las aceras, sin que las autoridades den solución inmediata.  Es tal la magnitud del problema que los medios de comunicación no pudieron tapar y trascendió a nivel internacional. Son escenas muy conmovedoras que acontecen en varias ciudades del país. 

Los buitres que sobrevuelan la barbarie

La cuarentena es la excusa perfecta para que muchos empresarios apliquen como excepción el objetivo soñado: la flexibilización laboral. Están despidiendo a trabajadores de algunas fábricas y de las florícolas, debido a que el gobierno dicta una resolución que permite a los patronos a «ponerse de acuerdo» con los trabajadores para el pago de sus salarios en este período de emergencia, es decir, dispensa de la obligatoriedad a la patronal; además faculta a cambiar y fijar horarios de acuerdo a las necesidades de la empresa para exonerar a los empresarios del pago de horas extras. 

Al Coronavirus le precedió la peste del FMI

La actual situación provocada por la pandemia no hace sino agravar la crisis socio-económica que había estallado con la caída de los precios del petróleo, el modelo agroexportador y extractivista al servicios de las grandes empresas trasnacionales. El peso de la creciente deuda externa ha hecho que el Gobierno adopte políticas económicas neoliberales alineadas con el FMI así como con otros organismos multilaterales.
La pretendida alza de los combustibles mediante el Decreto 883 que fue derrotado con la movilización popular de octubre del año pasado hizo que el gobierno no reciba un desembolso del FMI. 
En el mes de febrero envía a la Asamblea para su aprobación un paquete de medidas económicas como son: recorte presupuestario que significa continuar con los despidos de miles de trabajadores del sector público (ya van 150.000); aporte obligatorio de estos trabajadores entre el 4 y 8% de sus salarios, el incremento del 0,75% en las retenciones del impuesto a la renta; la eliminación de algunas instituciones públicas y la unificación de otras.
Estas medidas están en estudio en la Asamblea, sin su aprobación hasta la fecha. Lo que también pretende el gobierno es privatizar las empresas públicas que prestan servicios estratégicos como energía eléctrica, telecomunicaciones y el Banco del Estado como parte de los acuerdos rubricados en la carta de intención del Fondo Monetario Internacional.

Ataques de todos los flancos

Las masas reciben ataques de todos los flancos, del gobierno, del Fondo Monetario Internacional, de la pandemia. En este marco de desesperación, el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) hizo llegar su protesta a las autoridades, pero en la actualidad, sabemos que es muy difícil aun la posibilidad de movilizaciones.
Se ha extendido la cuarentena hasta el 12 de este de abril, las clases están suspendidas y durante los meses de abril y mayo están prohibidas las reuniones. El pánico hoy paraliza pero la situación puede cambiar en cuestión de días por la situación del hambre, las enfermedades sin posibilidad de atención oportuna y la situación de desamparo de la población.

Julia Puruncajas

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