15/10/18

30/8/18

¡¡NI UNA MENOS!! ¡ABORTO LEGAL, SEGURO Y GRATUITO! ¡IGLESIA Y ESTADO ASUNTOS SEPARADOS!


 ¡NI UNA MENOS!!
¡ABORTO LEGAL, SEGURO Y GRATUITO!
¡IGLESIA Y ESTADO ASUNTOS SEPARADOS!
La campaña a favor del aborto legal, seguro y gratuito fue respaldada por un masivo movimiento de mujeres
Cuando nos dimos cuenta de..., ya estaban debatiendo la defensa del aborto legal en las comisiones de la Cámara de Diputados. El 14 de junio, cuando asomó el sol frente al Congreso, los votos a favor del proyecto de ley lo convertían en media sanción. En la madrugada del 9 agosto, después de una lluvia torrencial con viento y mucho frío, el Senado nos pegó una bofetada y abortó la ley para legalizar el aborto.
Las rebeliones no tienen una fecha fijada de antemano; se producen por una combinación de factores, esconden la desesperación, los límites intolerables de opresión, como también las horas y los esfuerzos en los debates de ideas, en concientización, en acciones compartidas y en organización desde la base. El 8 de marzo de 2018 ya se había plasmado la demostración más significativa del esfuerzo, la tenacidad y la pasión, que anidaron en esa movilización que tiñó de violeta y de pañuelos verdes la zona del Congreso en Buenos Aires. Fue una convocatoria masiva, un Día de la Mujer histórico, porque fue la primera vez que en la Argentina cientos de miles de ellas celebraban explotando las plazas de todo el país. Quizás este proceso comenzó en 2005, cuando 70 mujeres de distintos colectivos se juntaron para lanzar una campaña por la despenalización del aborto. Pero desde 2015, con las primeras marchas y paros convocados por el movimiento Ni Una Menos, su crecimiento pareció no tener límites. Se sumaron de a miles y cada vez la participación abarcó un arco más amplio de edades y de sectores sociales, desde las abuelas hasta sus nietas, desde las estudiantes y los jóvenes hasta los sindicatos y las organizaciones sociales. Al movimiento lo caracterizó la autonomía organizativa, la extensión de la discusión en todos los ámbitos, y la unidad forjada fue monolítica. Ningún aparato político, sindical ni estudiantil pudo evitar ese protagonismo de las mujeres.
Apenas tres meses después de ese 8M, la Cámara de Diputados aprobó la media sanción de la ley de despenalización del aborto. Un debate de 22 horas en el recinto, rodeado durante todo ese tiempo por la presión de la movilización en la calle, que lo siguió con fervor militante. La fuerza y masividad de los pañuelos verdes no tuvo punto de comparación con la demostración —contraria a la ley— organizada por la Iglesia Católica. La calle anticipó la derrota que sufrirían al interior de la Cámara. Esa batalla ganada no fue pro- ducto ni de Cambiemos ni de los partidos de la oposición ni de los diputados de la izquierda —aunque fueran consecuentes con la defensa de la ley—, ni menos todavía de Macri, aunque haya impulsado el debate en comisión para su tratamiento en Diputados, sino de la contundente acción que iniciaron las mujeres, fruto de la multiplicación de casos de violencia de género y muertes de mujeres adolescentes por abortos mal hechos en la Argentina. En ese 8A, el round en el Senado se perdió, pero las mujeres no se rinden.
Desde que Macri asumió la presidencia de la Nación, las políticas de austeridad, el crecimiento de la desocupación y la disminución brutal de la capacidad de consumo de los trabajadores han sido la norma, y la educación y la salud públicas han sufrido un deterioro enorme. Estos factores aumentaron las dificultades de la vida cotidiana en los barrios, y se agravó de esta forma la situación de las mujeres y de los jóvenes en general.
La gran mayoría de las mujeres trabaja afuera de la casa. No lo hacen solo para lograr su inde- pendencia, no tienen otra opción, están obligadas para garantizar su subsistencia. Muchas de ellas son el único sostén de la familia y trabajan en to- dos los rubros. Parte de ellas termina los estudios secundarios y otra, menor, alcanza un título uni- versitario, pero siempre les pagan un salario más bajo que el de los hombres; las madres no cuen- tan con suficientes jardines de infantes públicos y menos todavía con guarderías gratuitas. Además, sufren de forma directa las lacras sociales producto de décadas de creciente decadencia del país; por esa razón en un sentido hay mayor discriminación, abusos y violencia, que sufren en su hogar, con su familia, en la calle o en el trabajo.
El gobierno nacional y los de las provincias disminuyeron los presupuestos públicos para pro- gramas de prevención y de asistencia para las víctimas de violencia doméstica, para la aplicación de la ley de educación sexual integral (que dice que cada niño debe recibir clases de prevención, biología, psicología y ética), para la asistencia en la prevención de los embarazos no deseados y para la entrega de anticonceptivos. O sea, se vació la caja de fondos para la atención de los problemas de la mujer y del embarazo adolescente, un fenómeno de salud pública cada vez más extendido. No se ejecutaron partidas de dinero destinadas a esos planes, por lo que los insumos dejaron de comprarse y los trabajadores contratados fueron despedidos o, en el mejor de los casos, reconvertidos a otras tareas.
Ante la agudización de los problemas sociales, la contención y atención que debieran esperarse del Estado para los sectores más desprotegidos es reemplazada por el sacrificio de los trabajadores públicos, sobre quienes pesa la mayor responsabilidad. Mientras la gobernadora bonaerense Vidal y la cas- ta política dirigente duerme sin preocupaciones, los docentes, los trabajadores sociales, de la salud, etc., se enfrentan diariamente con dificultades crecientes en el cumplimiento de sus tareas.
La Argentina cuenta con una salud pública centenaria, ha formado médicos y sanitaristas de la talla de Salvador Mazza, Cecilia Grierson, Ramón Carrillo, Elsa Moreno, René Favaloro, incluidos en un listado mucho más largo de héroes indiscutidos del cuidado y prevención de la salud de la población. Otro tanto podríamos decir de educadores y pedagogos responsables en la formación académica, de premios Nobel y de una tradición educativa pública, laica, gratuita e igualitaria, que fue ejemplo en el continente y en el mundo.
Esta última ofensiva política y económica de la oligarquía financiera, terrateniente e industrial comandada por el gobierno macrista y respaldada por el imperialismo, contra el llamado «Estado benefactor» y contra los derechos esenciales de la clase trabajadora no solo destruye el futuro de millones de jóvenes, también liquida los últimos vestigios de esas conquistas aún hoy vigentes.
Una vez más, la deuda externa contraída por este gobierno implica redirigir los fondos del Estado para pagar rentas extranjeras y nacionales de la especulación financiera y del robo de recursos nacionales. Los planes del imperialismo y de Macri, refrendados por el FMI, contemplan la liquidación de las prestaciones de salud universal, que se ejecutará por diferentes vías que van desde vaciamiento hasta el arancelamiento de cualquier práctica médica en los hospitales. Y también de la educación pública, por la vía de la reducción del presupuesto, del cierre de establecimientos y de centros de formación pedagógica, medidas tendientes a liquidar la tradición de obligatoriedad e igualdad educativa. No quieren más trabajadores públicos que se preocupen por educar mientras preparan el desayuno en la escuela en condiciones de extrema precariedad —y que pierden la vida por esas condiciones, como les sucedió a la di- rectora y al portero de la escuela No 49 de la localidad de Moreno, en Buenos Aires—; quieren cambiar esos ejemplos, donde prima la vocación y la pasión por el conocimiento y la educación, por directivos-gerentes preparados en «gestión educativa» para administrar recursos de forma eficiente y capitalista, entrenados para eliminar la igualdad de oportunidades en la formación de las generaciones futuras.
¡TODAS dijeron BASTA!
y se colocaron nuevamente al hombro la mochila de la lucha
que no abandonarán
hasta conseguir sus objetivos.
Esta determinación sirve de ejemplo e impulsa a la acción al conjunto de los trabajadores.
Las luchas de resistencia contra el plan económico macrista
La resistencia obrera y popular contra la destrucción las conquistas, contra la disminución de presupuesto para educación y salud públicas, contra el aumento de la desocupación, contra los tarifazos, contra los impuestos al salario y contra su reducción, contra el avasallamiento de los derechos humanos, contra el cierre de fuentes de trabajo y contra las reformas previsional y laboral, todas esas huelgas, movilizaciones y jornadas de lucha se combinaron en este clamor general de las mujeres, desde el ni una menos hasta aquí.
La lucha por el aborto legal, seguro y gratuito no está separada de este largo recorrido del que también las mujeres fueron protagonistas. Por eso sumaron los cánticos contra el FMI y contra el gobierno al de la igualdad de derechos. También en estas jóvenes se sintetiza una larga tradición democrática de laicidad e igualdad educativa y de defensa de un servicio universal de salud.
Las mujeres aprendieron en su lucha que la batalla recién empieza, que el terreno conquistado no es suficiente y que mañana los derechos democráticos pueden perderse si no se consolida la movilización unitaria contra las políticas de hambre del gobierno y del imperialismo.
En el Senado se perdió el round por la ley de la legalización del aborto
El round en el Senado se perdió. En la Cámara de Senadores la Iglesia redobló su contraofensiva contra la promulgación de la ley para legalizar el aborto, y logró que su presión tuviera éxito.
Pero la lucha de las mujeres por el aborto legal ya anidó en la conciencia de cientos de miles de jóvenes, independientemente de cuánto tiempo tome aprobar esta ley. En primer lugar, porque con sus acciones de masas las mujeres —en particular las más jóvenes— aniquilaron prejuicios de una manera más eficaz que cualquier otra, y porque fundamentalmente han golpeado la cuna de la moral católica y a su anquilosada institución eclesiástica. Este solo hecho es histórico.
Fue una pelea desigual por donde la miremos. El Vaticano, presidido por el Papa Francisco, dedicó importantes homilías a millones de jóvenes latinoamericanos, pero en su tierra natal su prédica antiabortista fue rechazada junto con «su moral cristiana», que defiende la concepción del papel de la mujer como animal de cría, y el aborto como asesinato.
Todas las instituciones y jerarquías eclesiásticas —no solo las católicas, también las judías, evangélicas e islámicas—, los principales medios de prensa, la casta política, los militantes laicos y el Vaticano encontraron un fuerte respaldo dentro del Senado, pero no doblegarán la lucha emprendida por las jóvenes.
«No hay barrera,
cerradura ni cerrojo
que puedas imponer
a la libertad de mi mente»,
Virginia Woolf, escritora, 1882-1941
«Decimos que las mujeres “dan a luz”. Y las madres que han elegido ser madres sí dan a luz... Pero si no han elegido, el nacimiento no es un regalo que ellas dan;
es una extorsión contra sus voluntades. Nadie está forzando a las mujeres a tener abortos. Nadie tampoco debería obligarlas a someterse a un parto. Fuerce partos si usted quiere,... pero por lo menos llame a lo forzado por lo que es. Es esclavitud...»
Margaret Atwood, autora de El cuento de la criada.

La «santa moral cristiana» de la Iglesia Católica
Pero ahora, guiada por el instinto conservador, la burocracia [estalinista] se ha alarmado por la desintegración de la familia.
Comenzó cantando loas a la vida hogareña... a lo que conforma la esclavitud doméstica de la mujer. Para culminar este retroceso, la burocracia restauró el castigo penal al aborto, avalando así oficialmente la concepción de la mujer como animal de cría.
Escritos de LEÓN TROTSKY (1937-1938), Pathfinder Press, Nueva York, 1970, pág. 170
La «moral» de la Iglesia Católica en Argentina —y menos en el mundo— no registra antecedentes que la enaltezcan. Su rol en la dictadura militar de Videla es una mancha imborrable: la curia católica la respaldó y bajo su silencio cómplice se torturó, encarceló y aniquiló a miles de jóvenes:
La Junta Militar sostuvo en primer lugar «la vigencia de los valores de la moral cristiana...»,
y como quedó demostrado, esa llamada moral cristiana de los militares consagró el principio jesuítico el fin justifica los medios: para aniquilar cualquier vestigio subversivo, no ahorró violencia ni salvajismo, incluso a los fetos en los vientres maternos:
La madre solía ser ejecutada pocos días después del alumbramiento y el bebé se enviaba a un orfanato, se daba en adopción o, eventualmente, se entregaba a la familia. Quedaba así limpia la conciencia de los «desaparecedores»: mataban a quien debían matar; preservaban la otra vida, le evitaban un hogar subversivo y se desentendían de su responsabilidad.
Pilar Calveiro (sobreviviente de un centro clandestino de detención), Poder y desaparición. Los campos de concentración en Argentina.
No ignoramos que algunos pocos sacerdotes se opusieron de diferente forma al terrorismo de Estado y por eso terminaron asesinados, pero hubo clérigos que participaron en la tortura y muerte de obreros, estudiantes, periodistas, etcétera.
Algunos sacerdotes también cumplieron funciones en los centros... Julio Alberto Emmed, desaparecedor, asesinó a tres hombres con inyecciones de veneno administradas directamente en el corazón. Según sus palabras, el cura Christian Von Wernich le habló «de forma especial por la impresión que me había causado lo ocurrido; me dice que lo que habíamos hecho era necesario, que era un acto patriótico y que Dios sabía que era para el bien del país».
Pilar Calveiro
Para exterminar la llamada «moral subversiva», la dictadura militar no ahorró actos abominables y también se dedicó a una interminable quema de libros por considerarlos peligrosos:
Se incinera esta documentación perniciosa que afecta el intelecto y nuestra manera de ser cristiana, a fin de que no pueda seguir engañando a la juventud sobre nuestro más tradicional acervo espiritual.
Los métodos empleados por los nazis, desde la quema de libros en 1933 hasta los campos de concentración y exterminio durante la Segunda Guerra Mundial para el asesinato en masa, encontraron en los militares de la última dictadura unos de sus tantos destacados discípulos. Sin embargo, para el papa Francisco la comparación con las prácticas de los nazis están referidas a las mujeres que abortan:
«¿Ustedes se preguntan por que hoy no vemos tantos enanos por la calle? Porque el protocolo de tantos médicos —tantos, no todos— es hacer la pregunta: ¿Llegan mal? Lo digo con dolor. En el pasado siglo todo el mundo se escandalizaba por lo que hacían los nazis para curar la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo, pero con guantes blancos»,
«Es el homicidio de los niños. Para tener una vida tranquila, se echa a un inocente», declaró Francisco.
El papa Francisco también se remontó hasta las prácticas en Esparta de arrojar a un niño con problemas desde la montaña. Este papa latinoamericano, preocupado por los pobres y por los refugiados, que predica todos los días por los que más sufren, que convoca a los jóvenes a la rebeldía, que pidió «perdón por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada «conquista de América», eligió la defensa del papel de la mujer como animal de cría para apuntalar, en última instancia, a la institución medieval y patriarcal a la que sirve, que tantas catástrofes humanitarias y crímenes ha silenciado de manera cómplice.
La comparación de Francisco con las prácticas nazis contra el aborto selectivo solo aumentó la bronca contra la curia y un mayor rechazo a su injerencia como pretendida guardiana de la moral. Un desprestigio de la Iglesia que no encuentra techo, porque protegió a cientos de curas pedófilos y a las congregaciones, seminarios, noviciados y colegios religiosos donde se abusaba de los niños en todo el mundo. En nuestro país, el padre Grassi (director de un hogar para jóvenes), denunciado por sus víctimas, muy popular por su aparición frecuente en los medios pero también por sus lazos con la política y con los negocios y los manejos oscuros de dinero, hoy está en la cárcel pero, protegido desde las altas cúpulas eclesiásticas y por Bergoglio, la acción de la Justicia fue demorada durante años.
Por eso, la consigna «salvemos las dos vidas» es la defensa más cínica y oscurantista de este debate lleno de mentiras urdidas por las iglesias participantes y por los sectores sociales más reaccionarios. Contra la legalización del aborto se sumaron a las iglesias, los sectores sociales de arraigada urdimbre oligárquica y aristocrática del nordeste argentino, como los Urtubey, los Blaquier o los Bosch, en una región donde crece de manera exponencial la brecha entre ricos y pobres.
Esos senadores fueron los que dieron el voto a la Iglesia y al negocio del aborto clandestino, mientras esconden bajo la alfombra la trata de personas y el tráfico ilegal de drogas, y permiten que las mujeres mueran o queden mutiladas por abortos mal hechos. A la vez, imponen silencio por el escándalo de pederastia, una práctica legitimada, estructural y criminal contra jóvenes indefensos.
El Vaticano pretende aggiornarse a los cambios, pero la verdad es que «quienes decían ser “guías de almas” para llevarlas al cielo por el ca- mino de la salvación, se dedicaban a mancillar cuerpos de jóvenes, anular sus mentes y pervertir conciencias» (Juan José Tamayo, El País, 16 de agosto de 2018).
La movilización de las mujeres no se detiene, contraatacará e irá por más, en el país, en la región y en el mundo.

La Revolución Mexicana de 1919 logró una terminante separación de la Iglesia con el Estado, aunque luego, con la progresiva consolidación de los sucesivos regímenes capitalistas de explotación, la injerencia clerical aumentó. Pero a la par nació una escuela de humoristas gráficos, quienes movidos por la necesidad de alcanzar la conciencia de los sectores sociales más explotados —sin instrucción ni acceso a la educación— y bajo los preceptos de un ateísmo militante, de una campaña contra la ideología retrógrada de la Iglesia que crecía como la voz justificadora de la explotación y de la opresión, usó este oficio para la divulgación popular. Esta escuela de humoristas también sirvió de ejemplo en todo el continente.

LA LUCHA DE LAS MUJERES
A lo largo de la historia del movimiento obrero, las mujeres lideraron miles de luchas
contra la explotación capitalista y sus formas de opresión
El mejor indicador de las características de un régimen social y la política de un Estado lo constituye la situación en que se encuentra la mujer.
La Revolución de Octubre levantó como estandarte la liberación femenina y creó la legislación más progresiva que se conoce en la historia sobre el matrimonio y la familia.
Esto no significa, por supuesto, que la mujer soviética obtuvo inmediatamente una vida feliz. La real emancipación de la mujer no es posible sin un avance general de la economía y la cultura, sin la desaparición de la familia pequeñoburguesa como unidad económica, sin la socialización del trabajo doméstico y la educación.
Escritos de LEÓN TROTSKY (1937-1938) Pathfinder Press, Nueva York, 1970, pág. 170
Con la revolución industrial capitalista se sentaron las bases materiales para el proceso de libe- ración de las mujeres, al ser incorporadas por millones en las fábricas, donde sufrieron a la vez la explotación y la opresión. El surgimiento y la consolidación del capitalismo significó la progresiva desaparición de la familia tal como estaba organizada para los artesanos libres y los campesinos. Esta transformación en las relaciones de producción y el nuevo papel de la mujer produjeron un rápido crecimiento de su participación al frente de las luchas sindicales y políticas, en hitos fundamentales que hicieron historia en la tradición del movimiento obrero mundial.
Desde fines del siglo XIX y fundamentalmente con el proceso abierto por la Revolución Rusa en 1917, y por su influencia en el movimiento revolucionario mundial, las luchas de las mujeres no se detendrían. Las luchas contra la explotación, la pelea por el sufragio femenino, los debates entre socialistas y sufragistas y el creciente auge del sindicalismo femenino durante las primeras décadas del siglo XX demostrarían la determinación de combate de las mujeres por sus derechos como trabajadoras y contra la opresión en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.
Las huelgas y movilizaciones lideradas por mujeres formaron parte del combate que la clase obrera impulsó contra la explotación de un sistema que hundió en la miseria a las familias trabajadoras y llevó a la humanidad a dos guerras mundiales.
La familia
El desarrollo pleno de la familia en su forma «patriarcal» y como unidad productiva, cuyas se- cuelas hoy conocemos, se dio bajo condiciones de producción previas a la industrial, donde primaba la producción artesanal y, en el campo el trabajo, se basaba en unidades de producción, en parcelas donde participaba la totalidad de los miembros de la familia.
Con la industria, cuando el capitalismo necesitó imponer las jornadas de trabajo de 18 y 20 horas, destruyó las formas serviles y feudales e incorporó a la producción no solo a los hombres sino también a las mujeres y a los niños. Cuando necesitó mano de obra para la industria masiva sacó al campesino de su tierra y al artesano de la corporación, y al quitarle sus formas de subsistencia destruyó la unidad familiar existente.
A principios y mediados del siglo XIX, el trabajo femenino y de los niños fue muy intenso, ya que la patronal aprovechaba el hecho de que podía darles salarios más bajos. Según el estudio realizado por Engels, en 1839 casi la mitad de los quinientos mil obreros del Imperio británico, tenían menos de 18 años, y más de doscientas mil eran mujeres. Ellas constituyeron un altísimo porcentaje en la industria textil, y con su empleo en forma masiva el capitalismo logró en poco tiempo una tremenda acumulación que fue determinante para ese período, y que solo se pudo alcanzar en esas condiciones.
La primera época del capitalismo fue catastrófica para la familia; se aprovechó de la opresión hacia la mujer para darle salarios más bajos, para utilizarla en los peores puestos y para despedirla con mayor facilidad y, por último, para tirarles la sobrecarga del trabajo doméstico y el cuidado de los niños. Tanto la opresión sufrida por la mujer como la existencia de la familia constituyen hechos históricos, y han sufrido transformaciones a lo largo del tiempo y cumplido distintas funciones. Sus características han variado entre las distintas clases sociales. Por ejemplo, las familias de la burguesía se fortalecieron porque se constituyeron en la institución por excelencia para garantizar la herencia de las propiedades. La mujer de las clases acomodadas logró la libertad de casarse pero dentro de los límites de la conveniencia económica de la familia y asentada en una serie de prejuicios opresivos. A la par, existían la prostitución y la poligamia de los hombres, mientras el adulterio de las mujeres era brutalmente castigado.
El desarrollo capitalista dio origen a la concentración económica, al surgimiento de los monopolios y a la dominación colonial. En las metrópolis, mientras capas importantes de la clase obrera ganaban la reducción de la jornada laboral, la reglamentación del trabajo de la mujer y de los niños y otras leyes sociales, y así conseguía estabilizar la vida familiar, la explotación de los pueblos coloniales le permitió a la clase patronal de las metrópolis dar concesiones, y formar así una clase media más o menos estable y privilegiada.
En el sistema capitalista-imperialista, tanto la familia como la situación de la mujer cambian al compás de las necesidades y posibilidades de los capitalistas, de la patronal, que siempre se aprovechan de la opresión. El desarrollo de la sociedad capitalista está regido por sus necesidades económicas, por la de extraer la mayor cantidad posible de ganancias explotando a los trabajadores, sean estos hombres, mujeres o niños, e incluso a pueblos enteros. Este objetivo supremo reina sobre todas sus instituciones, a las que se permite cambiarlas de forma radical para lograrlo.
¿Qué queremos decir con esto? Lo que la ciencia marxista siempre defendió: que las formas que se da la organización de la sociedad dividida en clases están dictadas en última instancia por las reglas del sistema económico que rige la distribución de la riqueza entre quienes la producen y quienes se la apropian; en la actualidad, entre los trabajadores y los capitalistas. ¿Por qué se mantuvo la familia? Porque, entre otras razones, al capitalismo siempre le resultó imprescindible mantener un «ejército industrial de reserva», o sea, contar con mano de obra desocupada para presionar a la baja el salario de los ocupados, y la mujer jugó un rol importante tanto como reserva como con su trabajo para rebajar el costo salarial, y si la mujer quedaba relegada a las tareas domésticas de la familia, ayudaba al Estado a recortar gastos sociales.
El sistema capitalista fue desde su nacimiento profundamente contradictorio: revolucionario en la medida en que liquidó los viejos sistemas de producción y abrió las puertas para la emancipación de toda la humanidad con la producción industrial masiva. Pero a la vez profundamente reaccionario, en la medida que colocó los colosales avances al servicio de una minoría explotadora que concentra cada vez más riqueza y contra la amplia mayoría trabajadora, hasta el punto de convertirse en una traba para el desarrollo de las fuerzas productivas que el propio sistema capitalista genera.
Aunque en este siglo, en la familia trabaja- dora, hombre y mujer estuvieron incorporados al régimen laboral, las tareas domésticas y el cuida- do de los hijos no dejaron de constituir una carga física o material para la amplia mayoría que debe destinar parte de su salario para suplantar en for- ma deficiente algunas de ellas. A las mujeres que trabajan ocho o diez horas en la fábrica, la oficina, la limpieza o el servicio doméstico, el sistema capi- talista les transformó su independencia económica en una situación particularmente penosa.
La familia y la ubicación de la mujer en la actividad productiva dependen en última instancia de las necesidades de la burguesía, que es la clase que domina el Estado. Desde las instituciones del Estado burgués se legisla sobre la pareja, la desigualdad de la mujer, la legitimidad o no de los hijos, etc. Esto difiere mucho país por país. En varios hubo avances en la situación de la mujer, pero no son irreversibles, como lo demostró el capitalismo hitlerista en Alemania, una de las naciones más desarrolladas y cultas, con sus matrimonios «arios puros» y sus centros de fecundación de mujeres «arias» por hombres «arios» para producir bebés «arios puros». Por eso hay que denunciar y combatir las campañas que se lanzan, con la bendición de las iglesias, por los medios de información dominantes, con la literatura, el cine y las políticas culturales y educativas bajo su tutela, que pintan un ideal de familia con matrimonios felizmente constituidos y con un jefe de familia que se ocupa de su manutención. Las nuevas necesidades económicas han obligado a que se produzcan profundas transformaciones que integren a la mujer a la producción y a la fuerza laboral, y a nuevos formatos familiares, pero si los capitalistas lo necesitan tratarán de imponer un nuevo fascismo para que todo retroceda al pasado más oprobioso.
En nuestras actuales sociedades conviven diferentes corrientes de opinión, que no son más que un reflejo de las agudas contradicciones entre los distintos sectores de la burguesía, o sea de la clase dominante. Unos se aferran al concepto de un papel fundamental de la mujer en el hogar; otros defienden su independencia económica con- quistada por su incorporación al trabajo fuera de la casa, y los más reaccionarios son directos voceros de las iglesias y solo le asignan el papel de parir y criar.
Toda la propaganda, la legislación y las distintas políticas de la burguesía se combinan con la situación económica y con la producción, y en el sistema capitalista dominante el resultado es que solo un sector minoritario y privilegiado puede mantener, si quiere, una vida familiar estable, a costa de la explotación y de la destrucción de la familia de los pueblos en los países semicoloniales y de los millones de obreros que son explotados en el mundo.
La destrucción de la familia en el capitalismo
Con el fortalecimiento del imperialismo, la destrucción de la familia por diferentes vías es un hecho trágico. En primer lugar porque no sido reemplazada por nada superior, lo cual provoca mayores sufrimientos para el conjunto de los trabajadores. Los problemas sociales aumentan junto a los niveles de explotación y de pobreza: la emigración, la marginalidad, la subsistencia y crecimiento de la prostitución, la trata de personas, el aumento de la violencia doméstica, el crecimiento de los embarazos adolescentes, el abandono de niños y la falta de los cuidados para los ancianos, entre otros. Y el lazo económico que antes mantenía unida a la familia comienza a disolverse. Aumentado y corregido en los países atrasados con los pavorosos problemas que acarrea la crisis en los territorios más rurales, que se ven obligadas a abandonar millones de familias por la miseria y por la lucha por los recursos; con el consiguiente crecimiento abrupto y descontrolado en los centros urbanos, que margina y obliga a amplios sectores sociales a vivir en pésimas condiciones, víctimas de la violencia y de la falta de vivienda, infraestructura, servicios y transporte.
Mientras exista el régimen 
de explotación del trabajo
y las clases sociales,
las conquistas logradas se pierden...
Las mujeres han conquistado cientos de derechos como el voto, el acceso a la educación superior, a la ciencia, al derecho a participar en pie de igual- dad en todas casi las disciplinas donde desarrolla sus capacidades intelectuales o artísticas. También han conquistado el derecho a disponer de sus salarios, a la propiedad, al divorcio, etc. En muchos países se conquistó el derecho al aborto, y también que el Estado se haga cargo de muchas de las tareas domésticas, como el cuidado de los niños, los viejos y los enfermos. El desarrollo de la tecnología y de los servicios también ha facilitado tareas domésticas más pesadas como la limpieza, el lavado de la ropa, y la cocina, y cada vez más el hombre comparte las tareas con ella.
En el desarrollo de estos siglos de capitalismo se han logrado muchas reivindicaciones democráticas, no solo de género. Pero a partir de la década de los años 90 (1), mucho del terreno ganado se perdió en las potencias imperialistas, mientras que en los países atrasados nunca se conquistaron. La razón fundamental de la agudización de la ofensiva reaccionaria del imperialismo fue su triunfo contra el estado obrero de la URSS nacido de la Revolución de 1917, gracias a que las burocracias soviética y china se convirtieron en sus agentes directos para la restauración capitalista en Rusia, Europa oriental y China, un triunfo que amortiguó por unos años su crisis económica crónica.
El sistema capitalista-imperialista concedió conquistas democráticas y económicas en las potencias imperialistas a costa de la opresión a los pueblos de las semicolonias, pero solo por un tiempo; cuando la crisis económica lo empujó hacia el achicamiento de los beneficios que brindaba el Estado, inició la liquidación paulatina de esas conquistas. La traición de la burocracia estalinista ayudó a que esta liquidación se acelerara y no se alcanzaran en muchos países atrasados. Bajo el imperialismo los Estados actúan de la misma forma que los dueños de los medios de producción: los patrones de las fábricas, cuando necesitan achicar- se, dejan de ocupar mano de obra y despiden masivamente aunque queden legiones de desocupados sin posibilidades de subsistir.
La clase trabajadora, las minorías oprimidas y los jóvenes se ven obligados a avanzar de la lucha por sus necesidades más inmediatas a pegar el salto hacia la búsqueda de la transformación del régimen capitalista en su totalidad.
En defensa
de la movilización permanente...
El poder de la acción de las masas, es la herramienta que mejor usaron las mujeres. Las nuevas generaciones de jóvenes han impulsado acciones y manifestaciones que han unido a millones de mujeres por el logro de sus derechos en toda la Argentina. Desde el movimiento Ni Una Menos y en la lucha por el aborto han protagonizado una ininterrumpida cadena de movilizaciones masivas, que expresan un proceso de concientización creciente contra todo tipo de opresión.
En la actualidad, cuando el capitalismo imperialista muestra su verdadera cara de austeridad, ajuste y miseria crecientes para la mayoría de los trabajadores, la movilización liderada por las agrupaciones que luchan por los derechos de la mujer ha dado un claro indicio de un cambio profundo. Se ha producido un quiebre histórico. Nada será igual desde ahora, donde las más jóvenes llevan la bandera por todas: contra la doble moral y la hipocresía, contra las leyes reaccionarias, contra la violencia de género, por aborto legal, libre y gratuito, por alcanzar igual salario por igual trabajo, contra los fundamentos legales de la discriminación y la opresión de género, por la no injerencia de las iglesias, etc. Esta transformación puso en evidencia las leyes que rigen en el capitalismo en el mundo entero. Por eso el movimiento ha roto fronteras y movimientos como Ni Una Menos se formaron en otros países. MeToo explotó contra el abuso desde las entrañas de una de las sociedades más conflictivas del planeta, la yanqui, Los movimientos feministas europeos han resurgido como hongos. LAS MUJERES DIJERON BASTA a la violencia machista en todas sus formas, desde las desigualdades sala- riales hasta la esclavitud sexual.
El combate por la defensa de la igualdad de género ha existido a lo largo de los últimos siglos y ha sufrido cambios acordes al momento en que se dio. Gracias al ejemplo de mujeres de todo el mundo y en todas las épocas, como Olympe de Gouges, Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Emmeline Pankhurst y Simone de Beauvoir (2), entre muchas otras, nacieron los movimientos feministas que dieron vida a su legado. La lucha por la emancipación de la mujer ganó adeptos en las corrientes del marxismo y de los revolucionarios. Marx y Engels, Lenin y Trotsky no fueron indiferentes a su problemática específica, y en las corrientes socialistas la lucha por los derechos de la mujer se integró a sus programas políticos.
La lucha unitaria contra la de opresión de la mujer cumplió el objetivo máximo de movilizar a la mayor cantidad de mujeres por sus problemas comunes. Pero la opresión de la mujer está íntima- mente ligada a la división de la sociedad en clases, y solo la liquidación del régimen capitalista y el advenimiento del socialismo podrá consolidar la definitiva emancipación femenina.
Bajo el régimen de la propiedad privada y el orden burgués, los problemas de la mujer desde el matrimonio hasta el de sus hijos y su independencia, no solo implican conflictos sino también penalidades para las mujeres de todas las clases y sectores sociales. Los cuestionamientos que se hacen a las conquistas logradas y por conquistar desnudan la falsedad y la hipocresía de la sociedad, y eso alimenta la conciencia y la crítica hacia todo el régimen de dominación. Pero hay que ir más allá y comprender que existe una relación indisoluble entre la posición social y humana de la mujer y los fundamentos del régimen capitalista: la propiedad privada de los medios de producción.
Por lo tanto, los problemas de la opresión de la mujer no pueden enfocarse en forma independiente del problema social, del problema de los trabajadores, de los explotados y oprimidos de toda clase, en síntesis, de las víctimas del capitalismo.
La primera enseñanza que dejan las mujeres con su lucha es la confianza en la movilización permanente para lograr sus objetivos.
En primer lugar, porque es en la acción cuando se toma conciencia de quiénes son los verdaderos enemigos, y quienes son los que acompañan las luchas de los oprimidos, la magnitud de la batalla que se libra y la organización que se necesita para ganarla.
En segundo lugar, porque con la movilización la conciencia da saltos y avanza en pocos días lo que en períodos de tranquilidad demora años.
Los movimientos de masas impulsados por las mujeres en la Argentina y en todo el mundo constituyen un fenómeno nuevo, político, revolucionario, fundamentalmente porque cuestiona las costumbres y la vida cotidiana regidas por una moral cristiana que se hizo añicos. Y porque el régimen imperialista avanza contra el conjunto de las conquistas democráticas y económicas logradas, para avasallar sin miramientos los derechos esenciales de los trabajadores, de las mujeres y de todas las minorías oprimidas.
La resistencia obrera, popular, de los jóvenes y de las mujeres contra esta ofensiva patronal, clerical e imperialista no ha cesado, y en ciertas oportunidades, como fue el 14 de junio en la Argentina, millones en las calles lograron torcerle el brazo. La pelea inclaudicable no conoce límites y logrará imponerse. La lucha de las mujeres no se detendrá aunque este último 8 de agosto no se haya conquistado en el Senado la sanción de la ley por la legalización del aborto por el voto en contra de los representantes de la aristocracia social y política, y sus mentores clericales.
Los derechos de género, tanto como los derechos que re- clamamos de salarios y jubilaciones que no pierdan poder adquisitivo, de no más despidos, del derecho a la prevención y cuidado de la salud, los derechos de la niñez, a la educación pública, gratuita y obligatoria, a la vivienda y a los servicios de infraestructura básica... deberán unirse como parte de las reivindicaciones por las que luchan el conjunto de los trabajadores y los sectores populares. 

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TODAS
Nos permitimos tomar el nombre TODAS en homenaje a la revista que se publicó y a quienes la hicieron circular durante los años más duros de la dictadura militar de Videla. Para la elaboración de esa publicación se juntaron militantes políticas de todo el arco ideológico, feministas, artistas, fotógrafas, escrito- ras, trabajadoras gráficas, TODAS unidas bajo la bandera de la resistencia y con el objetivo de no acallar la voz contra la opresión y la represión indiscriminada de ese régimen sangriento. Cuando estaban prohibidas las reuniones políticas, bajo el oscuro y pesado ambiente represivo, estas mujeres comenzaron a levantar su voz.
La lucha de las Madres de la Plaza, de las víctimas directas del régimen militar, de las que perdían el trabajo, de las prohibidas por la censura, de las víctimas económicas, de las que sufrían discriminación y abusos, la voz del exilio y de la cárcel, de los centros clandestinos, de todas ellas. Bajo ese régimen totalitario y genocida, los pocos números de la revista TODAS constituyeron un ejemplo de resistencia de las mujeres en su lucha contra la dictadura. 

 Notas
1. La ensayista, lingüista y escritora Ivonne Bordelois, en una entre- vista en julio de 2018 en La Nación, se lamenta del cambio social, cultural y pedagógico que se produjo: «... desde que se cayó el Muro de Berlín se acabó todo. La norma capitalista invadió el mundo con sus valores: la competitividad, el poder, el diseño del plan programático para que algunos progresen y otros se queden. La universidad está al servicio de eso ahora... Lo que te dan en la televisión y en la escuela es chatarra... No desean que la gente invente. Eso es necesario para un grupo de gente [la clase dominante] que solo quiere que con- sumas cosméticos, autos, viajes, que no pienses. Si querés que solo la gente piense en eso, tenés que hacer tabula rasa».
2. En plena Revolución Francesa (1789), Olympe de Gouges publicó la Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana. Emmeline Pankhurst (1858-1928) fue la gran referente británica del movimiento sufragista. Clara Zetkin (1857-1933) y Rosa Luxemburgo (1871-1919), marxistas revolucionarias, fueron dirigentes del partido socialdemó- crata alemán y de la Liga Espartaquista, y luchadoras por la emanci- pación y los derechos de la mujer. La obra El segundo sexo (1949) de Simone de Beauvoir, escritora y filósofa francesa, fue fundamental para el movimiento feminista en la década de los 60.


14/4/18

Declaración de Perspectiva Marxista Internacional


¡¡Fuera Trump!! ¡¡Fuera el imperialismo yanqui de América latina!! 


En 2005 se realizó en Mar del Plata, Argentina, la IV Cumbre de las Américas, en la cual fracasó estrepitosamente el intento del imperialismo yanqui de implementar el ALCA, un acuerdo colonizante de libre comercio similar al NAFTA, por la oposición de los llamados «gobiernos de izquierda» o «populistas», encabezados por Lula, Chávez, Kirchner, Vázquez y Morales. 

Los días 13 y 14 de abril de este año se reunirá en Lima, Perú, la VIII Cumbre de jefes de Estado americanos. Mucho ha cambiado en los trece años que separan ambos eventos. En 2009 fue derrocado por un golpe de Estado el presidente hondureño Manuel Zelaya; en 2012 un «golpe institucional» derrocó al paraguayo, Fernando Lugo; en 2015 Mauricio Macri le ganó las elecciones a Cristina Kirchner en Argentina; en 2016 otro «golpe blando» derribó a Dilma Rousseff en Brasil. En todos esos países se impusieron gobiernos abiertamente proimperialistas, y muchos de los gobiernos que no acataron a los yanquis en 2005 están capitulando parcial o totalmente al amo del Norte.

Esta VIII Cumbre se propone el objetivo de asegurar la «gobernabilidad democrática frente a la corrupción» lo que, traducido, quiere decir:
• Imponer gobiernos serviles al imperialismo por los mecanismos «democráticos»: elecciones o golpes institucionales. • Dar un escarmiento metiendo presos por «corruptos» a los «populistas» derrotados, como Lula y Cristina Kirchner, y también a los políticos, sindicalistas y dirigentes sociales opositores a los gobiernos proyanquis. 
• Poner al servicio de esta política no sólo a los gobiernos sino a las otras dos instituciones de la democracia burguesa: los Parlamentos y el Poder Judicial. 
• Justificar el empleo de métodos violentos –golpes de Estado, represiones e incluso intervenciones militares– para «defender» o «recuperar» la «democracia», «acabar con la corrupción» y garantizar la «gobernabilidad» a los gobiernos adictos ante posibles rebeliones de la clase obrera, los campesinos y el pueblo pobre de las ciudades. 

Como una prueba más de los objetivos de la Cumbre de las Américas y de la sumisión a los Estados Unidos de la mayoría de los gobiernos de América Latina a sus políticas y a la agresión a Venezuela, está la pretensión del gobierno peruano de no permitirle a Nicolás Maduro el ingreso a la reunión, con el argumento de que el Presidente venezolano es ilegítimo y es un «dictador». Decisión respaldada por la gran mayoría de los gobiernos del área. Independientemente del carácter reaccionario de esa Cumbre, dado que Maduro reclama su participación, le asiste ese derecho democrático, máxime cuando un punto central de la Cumbre será «Venezuela». 

 Los pueblos y trabajadores de América latina y el Caribe debemos pronunciarnos, movilizarnos y llamar a la huelga general donde sea posible para rechazar tanto los objetivos de la reunión como la presencia de Trump en Perú, y luego en Colombia. Se reunirán con Trump los jefes de Estado de países que han sido artífices y cómplices del ataque despiadado contra gobiernos y políticos opositores latinoamericanos y centroamericanos a las políticas norteamericanas e imperialistas, usando a los medios de prensa gráfica, visuales y digitales, que controlan absolutamente, en una campaña de mentiras y terrorismo propagandístico sin precedentes. Medios que no levantan una sola voz por los crímenes que se cometen contra el pueblo, sus ataques a la soberanía de los países de su «patio trasero» y su ofensiva para saquear sus recursos naturales. 

 La llamada «Gobernabilidad democrática frente a la corrupción» es sólo una fachada de los objetivos reales de la Cumbre. 
Orden democrático y política anticorrupción a la medida de los privilegiados que disfrutan el capitalismo «de las libertades», gracias a la explotación de la mayoría. 
Orden democrático y política anticorrupción de unos pocos que engordan sus bolsillos con el sudor, el hambre y la miseria de muchos. 
Orden democrático de la cárcel, la tortura y los asesinatos para el pueblo, los trabajadores y sus líderes que se oponen a las políticas dictadas por las transnacionales, la oligarquía financiera y los imperialismos. 
Orden democrático de las dádivas para los parlamentarios que votan a favor de sus leyes antidemocráticas y de mayor explotación obrera. 
Orden democrático del derroche y las orgías en un polo, mientras las mayorías urbanas y campesinas sufren las consecuencias del deterioro creciente de sus condiciones de vida. 
Orden democrático de los que traicionan la soberanía entregando riquezas y patrimonios que deben ser de los países y sus pueblos. 
Orden democrático de los paraísos fiscales, del juego, del narcotráfico y de la desocupación crónica. Orden democrático por el cual los jóvenes pierden sus posibilidades de formación y futuro. 

Denunciamos a estos jefes de gobierno que tras esa careta hipócrita se rasgan las vestiduras haciéndose eco de la campaña contra Venezuela, mientras roban a dos manos en las arcas de sus Estados y avalan campañas contra la corrupción dirigidas por los Estados Unidos. La vara imperialista determina cómo se mide la corrupción: no son corruptos ni Macri ni Santos ni Temer, pero sí Maduro, Lula, Dilma y Cristina Kirchner. Al contrario, la figura más apreciada por esta pandilla de rufianes y ladrones es Macri porque llegó al poder por la vía electoral. Un hombre que, como empresario, hizo su fortuna gracias a los contratos fraudulentos con todos los gobiernos, incluyendo la dictadura militar que dejó miles de asesinados y 30.000 desaparecidos, y ahora, como gobernante, endeudó a la Argentina en cifras que superan a la mayoría de los países del mundo.

Santos, el presidente de Colombia, predica la paz para su pueblo con los acuerdos logrados con la guerrilla de las FARC, una ansiada pacificación querida por la amplia mayoría de los colombianos, inmediatamente desmentida por el asesinato de más de 282 líderes sociales y campesinos desde la firma de los tratados «de paz». Al mismo tiempo, con la otra mano defiende que se hayan establecido y se mantengan en su país bases, asesores y arsenales militares estadounidenses como política «contra el narcotráfico», gracias a la cual se sostuvieron su gobierno y quienes le antecedieron, y hoy podrían ser punta de lanza para futuras intervenciones militares yanquis en territorios de Sudamérica y el Caribe y que, en particular, se convierte en una amenaza para Venezuela y su pueblo. Y también defiende el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que perjudicó profundamente la economía del país y abrió las puertas al saqueo de sus recursos naturales por los monopolios imperialistas –que ahora Trump pretende modificar para hacerlo todavía más colonizante–, duramente resistido en 2013 por un contundente paro agrario. 

Ante la propuesta de visita de Trump a Colombia, los candidatos presidenciales a las próximas elecciones que se proclaman demócratas, progresistas o del campo popular, tienen la obligación de definir claramente su posición. Los trabajadores y el pueblo colombiano se lo deben exigir para que quede claro de qué lado de la barrera se ubicarán ante el gobierno imperialista de Estados Unidos, que no retrocederá en sus políticas de más hambre, represión y miseria para el pueblo, y más violaciones a la soberanía de Colombia. 

Todos los sectores sociales que sufren este orden democrático de los discursos mentirosos y de los enemigos de los derechos democráticos de quienes deberían ser los verdaderos dueños de los países latinoamericanos, los que los han construido con su trabajo y su sacrificio, y que son quienes menos lo disfrutan, deben unirse en una sola voz de repudio a esta visita de Trump y a los objetivos de esta Cumbre. 

Los trabajadores latinoamericanos debemos dirigirnos a los dirigentes políticos que dicen oponerse a las políticas imperialistas, a los dirigentes sindicales que defienden la independencia política de sus países y luchan contra la miseria de los salarios y contra la desocupación, a los dirigentes sociales que reclaman contra el hambre, por la tierra y por un techo digno, a los dirigentes de los organismos y movimientos de derechos humanos que lucharon contra las dictaduras cómplices del amo imperialista y que mantienen estas banderas en alto… A todos ellos debemos reclamarles que convoquen y encabecen una movilización unitaria en toda América latina contra la presencia de Trump, y de lucha intransigente contra sus políticas. 

Los gobiernos de Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua tienen la obligación de ser consecuentes con sus posturas de independencia política con respecto al imperialismo yanqui y liderar el llamado a los trabajadores, al pueblo pobre de la ciudad y del campo y a la juventud rebelde de América latina a manifestarse en las calles de las ciudades de toda la región. 

Se debe lograr la más amplia unidad para movilizar, ocupar las calles de las principales ciudades latinoamericanas, en primer lugar, en Perú y Colombia. Los trabajadores deberemos discutir medidas de acción directa de rechazo a Trump, tanto en los lugares de trabajo como en los sindicatos y en las organizaciones sociales y barriales. Los estudiantes y demás sectores sociales deberían también sumarse a las iniciativas de rechazo de la presencia de Trump. 

En Colombia, la ADE, el poderoso sindicato de maestros de Bogotá, así como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), han dado el ejemplo pronunciándose en rechazo a la visita de Trump. Se trata de transformar ese rechazo en una convocatoria a tomar las calles, dirigida a todas las organizaciones sindicales, a los partidos políticos y a movimientos sociales que se declaran antiimperialistas. 
Contra el permanente asedio imperialista a Venezuela. 
Contra la injerencia imperialista en Cuba. 
Contra la militarización del estado de Río de Janeiro decretada por el gobierno de Temer y el absoluto repudio a las criminales ejecuciones de parte de agentes militares o parapoliciales de los dirigentes políticos y sociales brasileños, y contra la amenaza de cárcel al ex presidente y actual candidato Lula Da Silva. 
Contra las bases, asesores y tropas militares gringas asentados en territorio colombiano. Así como contra el descomunal financiamiento a su ejército y policía, tuteladas por el Pentágono y las agencias de inteligencia (CIA, DEA, NSA). 

Medidas que cuentan con el apoyo decidido del jefe de Estado colombiano, Juan Manuel Santos, quien ganó el premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para poner fin a un conflicto de medio siglo con las FARC, mientras sostiene un estado militarizado más allá de sus posibilidades financieras y de las necesidades del pueblo colombiano. Por la expulsión de toda Latinoamérica de las agencias yanquis de espionaje, inteligencia y operaciones abiertas o encubiertas. Por la ruptura de los pactos políticos, económicos y militares que sujetan a los países latinoamericanos al yugo imperialista. Contra la injerencia, maniobras y campañas de prensa de la mano de las potencias imperialistas, en particular de los Estados Unidos, que alentaron y apoyaron la destitución de Dilma Roussef en Brasil, Lugo en Paraguay y Zelaya en Honduras. 


Perspectiva Marxista Internacional Abril de 2018

21/2/18

24 de Janeiro: mais um capítulo do golpe parlamentar




Presentación


Desde Perspectiva Marxista Internacional queremos divulgar (en castellano y en su idioma original) la posición de la organización brasileña Movimento por uma Alternativa Independente e Socialista (MAIS) (Movimiento por una Alternativa Indpendiente y Socialista) frente a la condena a Lula y su casi segura proscripción como candidato a presidente en las próximas elecciones, expresada en el editorial de esquerdaonline titulado «24 de janeiro: mais um capítulo do golpe parlamentar» («24 de enero: un capítulo más del golpe parlamentario»).

Lo hacemos porque tenemos coincidencias fundamentales en su llamado a la más amplia unidad de acción o frente único para movilizarse frente a la brutal ofensiva del gobierno de Temer y la gran burguesía brasileña contra los derechos y conquistas de los trabajadores y el pueblo brasileños, y en defensa de las libertades democráticas, en especial al derecho de Lula a ser candidato, que es el derecho de millones de trabajadores y pobres que quieren votar por él. Consideramos que el llamado del MAIS a que sean la CUT, el PT y el propio Lula quienes convoquen y se pongan a la cabeza de la lucha es un buen ejemplo de la política revolucionaria, que pone en primer lugar la necesidad de la clase obrera y el pueblo de luchar de manera unitaria contra el gobierno y la gran patronal.
Estas coincidencias no significan que concordemos con todas y cada una de las formulaciones que versan sobre análisis o aspectos tácticos contenidas en este editorial.

La traducción al castellano es exclusiva responsabilidad de Perspectiva Marxista Internacional.




Editorial
24 de janeiro: mais um capítulo do golpe parlamentar1
25 Janeiro, 2018


A condenação sem provas de Lula pela 8ª turma do Tribunal Regional Federal da 4ª. Região (TRF-4) representa mais um capítulo lamentável do golpe parlamentar iniciado com o Impeachment de Dilma Rousseff sem crime de responsabilidade comprovado.
Além de negar o recurso da defesa do ex-presidente e todos os seus pedidos, o resultado unânime entre os três juízes e a ampliação da pena para 12 anos e 1 mês demonstraram uma terrível unidade no Poder Judiciário em torno da Operação Lava Jato, seus métodos e objetivos reacionários.
A sustentação do voto dos três desembargadores é uma confirmação concreta de como setores do Poder Judiciário se colocam acima da sociedade, praticam um discurso aberto em defesa de uma meritocracia reacionária, por cima das regras da democracia e nutrem um grande desprezo pela vontade popular. Enfim, mais uma demonstração cabal de que a Justiça está a serviço dos ricos e poderosos.
A euforia do mercado, com alta recorde da bolsa e a queda do valor do dólar, é também uma demonstração de quem se sentiu vitorioso com a confirmação da condenação do ex-presidente pelo TRF-4.
E não foi só o mercado que se sentiu mais forte. No final da tarde, logo depois do encerramento do julgamento, o Palácio do Planalto iniciou uma ofensiva de agitação no facebook e outras redes sociais com mais uma etapa da campanha em defesa da Reforma da Previdência. O espírito do governo agora é “ir para cima” para conseguir os 308 votos necessários na sessão do dia 19 de fevereiro.   
Tudo isso ocorre num país onde políticos influentes da velha direita, que estão comprovadamente envolvidos em esquemas de corrupção, como Aécio Neves, Geraldo Alckmin e o próprio presidente ilegítimo Michel Temer, não só seguem no poder como não são sequer seriamente investigados e processados.
O verdadeiro espetáculo em torno ao julgamento foi transmitido ao vivo pelos grandes canais de televisão, especialmente a TV Globo. O que vimos nesta quarta-feira nada mais foi do que a continuação deste mesmo golpe, desta vez contra a candidatura de Lula, mas com os mesmos atores e os mesmos agentes envolvidos.
Não apoiamos o projeto político de Lula e da direção do PT. Seria muito positivo se a direção do PT estivesse realmente disposta a rever sua política de conciliação com os interesses dos ricos e poderosos. Mas isso não está acontecendo, nem vai acontecer. Os líderes do PT, e Lula em primeiro lugar, seguem defendendo uma política de aliança com setores da velha direita e do grande empresariado, inclusive setores que apoiaram o impeachment. Infelizmente, não aprenderam com os seus próprios erros, afinal, para ficar só num exemplo, quem botou Temer como vice de Dilma foi a própria direção petista.
Mas apesar das duras críticas que temos à política do PT, não podemos nos calar neste momento de ofensiva do projeto conservador. Não concordamos com setores da esquerda que defendem a condenação sem provas de Lula ou que afirmam que a classe trabalhadora não deve se preocupar com esse processo.
Erra também a direção do PT, quando busca misturar a campanha contra os ataques às liberdades democráticas e pelo direito de Lula concorrer nas eleições com o apoio político a uma eventual candidatura do ex-presidente nas eleições de 2018.
A hora é de uma campanha contra os ataques aos direitos sociais e às liberdades democráticas. Seria muito positivo se Lula, a direção do PT e da CUT e a Frente Brasil Popular fizessem uma campanha de fato unitária “em defesa da democracia, contra os ataques ao povo trabalhador e pelo direito de Lula ser candidato”.


Intensificar a luta contra a retirada de direitos e os ataques às liberdades democráticas

Não é hora de baixarmos a cabeça e muito menos a guarda. Evidentemente, é preciso reconhecer que o dia de ontem representou uma passo à frente no aprofundamento do golpe parlamentar, mas a grande decisão dessa guerra será nas ruas e não dentro dos tribunais dessa justiça reacionária.
A próxima batalha já está marcada. O governo ilegítimo de Temer e sua bancada no Congresso Nacional querem iniciar em fevereiro a votação da famigerada Reforma da Previdência. Querem seguir a aplicação de seu plano de retirar direitos históricos dos trabalhadores e da maioria do povo. Foi exatamente para isso que deram um golpe.
As centrais sindicais, os movimentos sociais combativos e os partidos que defendem os interesses do povo trabalhador precisam preparar a resistência aos ataques, que virão com muito mais força: pode-se começar com um dia nacional de paralisações e mobilizações, com o objetivo de construir uma verdadeira Greve Geral no país. A luta direta dos trabalhadores é o único idioma que os inimigos do povo entendem. Temos que repetir e ampliar o que fizemos no dia 28 de abril do ano passado. Se Lula está realmente preocupado com o que está acontecendo com o povo brasileiro, como afirmou na manifestação em Porto Alegre no dia 23 de janeiro, deveria então usar toda sua popularidade para se colocar a frente dessa convocação.
Mas nem Lula nem o PT parecem ter aprendido a lição: não vamos derrotar o golpe parlamentar apostando em acordos com os golpistas no Congresso Nacional, insistindo numa política de alianças com a velha direita e com o grande empresariado, nem apenas com recursos aos tribunais da Lava-Jato.
A principal lição que podemos tirar de ontem é que a luta contra o golpe parlamentar e seus capítulos, a defesa dos nossos direitos e das liberdades democráticas terão que ser prioritariamente, e cada vez mais, nas ruas, organizando mobilizações, paralisações e greves, para derrotar todos os ataques que estão sendo aplicados pelo governo ilegítimo de Temer e seus aliados.


É a hora de afirmar uma nova alternativa política

Defendemos a máxima unidade de ação nas lutas em defesa dos direitos dos trabalhadores e das liberdades democráticas. Propomos a construção de uma ampla e unitária frente única que enfrente o golpe parlamentar e todos os seus objetivos reacionários. O próximo passo desta unidade deve ser intensificar a nossa mobilização para derrotar a Reforma da Previdência.
Para construir e fortalecer este amplo movimento unitário, da classe trabalhadora, da juventude e do conjunto dos explorados e oprimidos, devemos estar dispostos a lutar ao lado dos que não temos acordos políticos estratégicos. Em primeiro lugar, deve vir os interesses da classe trabalhadora e da maioria do povo.
Mas, essa sincera disposição de estarmos juntos na luta não deve se confundir com abrirmos mão de nossas diferenças políticas. Portanto, a defesa do direito de Lula concorrer nas eleições não significa que estamos dispostos de apoiar seu projeto políticos, principalmente de conciliar com os interesses das grandes empresas e bancos, Para nós, golpistas não merecem perdão!
Por isso, é preciso que o PSOL defina seu (sua) candidato (a) a presidente da república em sua Conferência Eleitoral marcada para o dia 10 de março. Por ter se consolidado como o maior partido que fez oposição de esquerda aos governos petistas, o PSOL tem a responsabilidade de chamar a construção de uma frente de esquerda e socialista, uma nova alternativa de independência de classe. Vemos também como algo muito positivo a possibilidade da filiação de Guilherme Boulos ao PSOL e a proposta que ele possa ser um dos nomes para encabeçar esta alternativa.
A esquerda socialista precisa encarar esses dois desafios políticos: estar na linha de frente das lutas unitárias em defesa dos direitos da classe trabalhadora e da maioria do povo; e  ser firme na apresentação de uma nova alternativa política de esquerda radical, socialista, que supere o projeto de conciliação de classes da direção do PT.

1https://esquerdaonline.com.br/2018/01/25/24-de-janeiro-mais-um-capitulo-do-golpe-parlamentar/