26/4/24
16/3/24
Gaza: la bancarrota del sionismo como proyecto colonial y la decadencia imperialista
«Es una guerra que pretende, de verdad, salvar la civilización occidental, salvar los valores de la civilización occidental».
Isaac Herzog, presidente de Israel.
«(…) esta es la guerra entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas. No cejaremos en nuestra misión hasta que la luz venza a la oscuridad: el bien vencerá al mal extremo que nos amenaza a nosotros y al mundo entero».
Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel.
El mundo entero puede reconocer en este momento la complicidad imperialista con el genocidio del pueblo palestino. Sectores amplios de su propia población lo denuncian en gigantescas movilizaciones. En ya por lo menos dos casos, algunos manifestantes, como el soldado norteamericano Aaron Bushnell, deciden inmolarse y morir gritando que no serán cómplices de ese genocidio. Bushnell se grabó en vivo ardiendo en llamas frente a la embajada de Israel en Washington; sus últimas palabras fueron ¡Palestina libre! Por intereses geopolíticos o económicos las naciones imperialistas han dejado ver, en este caso con total claridad, cuáles son sus valores y en qué consiste su moralidad.
11/3/24
LIBERTAD A CRISTIAN DÍAZ. Preso político del sionismo genocida.
Cristian Díaz, un obrero metalúrgico de 48 años, de Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires, Argentina, está preso desde hace ocho meses en el penal de Marcos Paz por la denuncia de un encargado de seguridad de la embajada israelí en Argentina, quien “mirando Facebook” encontró una publicación hecha por Cristian que consideró “peligrosa”. Su denuncia fue tomada por el juez Ariel Lijo, quien ordenó su detención, acusándolo del delito de “odio racial”.
Lijo ordenó el allanamiento del domicilio de Cristian, donde se “secuestran como pruebas una bandera Palestina, el cuadro de una mujer Palestina y una solicitud simbólica realizada para recibir la nacionalidad Palestina”. Con estas “pruebas” y a pesar de que Cristian no tiene ningún antecedente penal ni dinero, Lijo le aplicó la “prisión preventiva”, que solo se puede fundamentar en que dejarlo en libertad con-dicional significaría que hay riesgo de fuga o de obstruir el proceso judicial.
En síntesis, Cristian Díaz esta siendo juzgado porque es solidario con el pueblo palestino, denuncia la barbarie genocida del Estado sionista-nazi de Israel, que en Gaza ha causado hasta ahora más de 30.000 muertos civiles, entre ellos 8.800 mujeres y 13.230 menores de edad, además de 340 trabajadores sanitarios y 132 periodistas. Si se le suma el intento consciente de provocar una hambruna masiva impidiendo el ingreso de la ayuda humanitaria o masacrando en un solo día a 100 palestinos desarmados que fueron a recibir lo poco que había logrado entrar, está claro que no es solo genocidio sino también limpieza étnica, al mejor estilo hitleriano, para tratar de ocupar y colo-nizar toda la Franja de Gaza.
Que esto esté ocurriendo bajo el gobierno de Milei es lógico. En su reciente visita a Israel se lo vio riendo y bailando de alegría, feliz porque crecía día tras día la montaña de cadáveres de palestinos. Pero no hay que olvidar que Sergio Massa, el candidato peronista derrotado por Milei en las elecciones, ya había declarado que si las ganaba iba a decretar que Hamas, la conducción política y militar que resiste al Estado sionista, era una “organización terrorista”, que es la manera de justificar el genocidio en Gaza argumentando que “Israel tiene derecho a defenderse”.
La lucha por la libertad de Cristian Díaz es parte de un combate que tarde o temprano dará el pueblo argentino recuperando su tradición antiimperialista, porque el aliado más incondicional de Israel es el imperialismo yanqui, el mismo que apoyó los golpes y dictaduras militares y a los piratas ingleses en la Guerra de Malvinas.
A 100 años de la muerte de Lenin, reivindicamos su indispensable legado para seguir luchando por el socialismo en todo el mundo
«El pasado histórico no conoce un hombre que haya ejercido tal influencia, no solamente en el destino de su propio país, sino en el destino de la humanidad: el significado histórico de Lenin no tiene precedentes».
El 21 de enero de 2024 se cumplieron 100 años de la muerte de Vladimir Ilich Lenin, «fundador y espíritu guiador de las Repúblicas Soviéticas y la Internacional Comunista, el discípulo de Marx, el líder del Partido Bolchevique y el organizador de la Revolución de Octubre en Rusia» (Aniversario de la muerte de Lenin), como lo describe León Trotsky en su nota biográfica escrita para la Enciclopedia Británica en 1929. Este es un año aciago -desgraciado- para su conmemoración, las penurias y vejámenes que padecen los trabajadores y los pobres en el mundo, especialmente en Palestina, son la medida del retroceso histórico de la lucha revolucionaria, sin embargo, representan también la vigencia y la enormidad de la tarea de hacer la revolución socialista mundial, como única alternativa al sistema económico-social capitalista-imperialista, que amenaza con sumir a la humanidad en la barbarie.
No es posible conmemorar la muerte de Lenin sin recordar el significado histórico y la vigencia de la lucha de toda su vida por liberar a los trabajadores y a los pobres de la opresión y la explotación capitalista. Es decir, a la luz de las descomunales tareas que este sistema en descomposición plantea a las masas obreras y populares en todo el mundo, y a quienes todavía nos reivindicamos como revolucionarios, escapando al mito reaccionario -al fetiche- construido por el Stalinismo sobre su figura y a la ritualización vacía, que blande su retrato para mejor encubrir el abandono de los principios que él encarnó y que hicieron posible el primer Estado Obrero de la historia, la URSS.
¿Por qué los enemigos de la clase obrera odian mortalmente a Lenin?
Tampoco es posible hacerlo sin combatir la pérfida campaña de mentiras y falsificaciones que la burguesía y sus ideólogos ha construido para pervertir su papel en la historia y su legado. Si Marx ha querido ser convertido en un león sin garras, en un intelectual más, en un simple filósofo; a Lenin no lo bajan de criminal y hasta de asesino. Si a Marx es posible tergiversarlo y convertirlo en un pacífico fundamentador de la democracia y de la conciliación de clases -como el mismo Lenin denunciaba hacían en su tiempo los pacifistas y social demócratas-; a Lenin sólo es posible proscribirlo y condenarlo por «dictador», porque nunca jamás la burguesía podrá perdonarle que haya hecho realidad el programa socialista -marxista- de la destrucción del Estado burgués, de la expropiación y la socialización de los medios de producción, y la construcción de una nueva sociedad en la que ella no, era, en absoluto necesaria. Y peor aún, el haber construido un partido mundial que buscaba extender esta realidad a todos los países, la Tercera Internacional.
No, Lenin nunca ha sido ni puede ser hoy una figura tranquila de recordar para la burguesía y el imperialismo. No lo puede ser tampoco para los burócratas, para los oportunistas, ni para los aventureros «revolucionarios» de toda laya. Para los burócratas, porque Lenin fue el gran defensor de la democracia obrera, el que siempre escuchó a las mayorías oprimidas -campesinas- y mantuvo un vínculo férreo entre ellas y el proletariado, y quien apostó siempre por las acciones independientes de los explotados, teniendo claro que los «jefes» se deben a las bases y no las bases a los jefes. Para los oportunistas, porque Lenin supo identificar las tendencias acomodaticias y arribistas, hasta de sectores de trabajadores corrompidos por el capital, y combatir sin descanso las expresiones políticas de esas presiones sociales: a los pacifistas frente a la guerra imperialista, a los conciliadores de clase que renunciaron a la lucha por la destrucción del Estado y se empecinaron en el reformismo, tanto en el de corte sindicalista como en el parlamentarista.
Pero tampoco es tranquilo de recordar para los aventureros y los ultraizquierdistas. Pues Lenin, apegado como siempre a los sentires y necesidades de los sectores más explotados de las masas, supo resistirse a la desesperación de los intelectuales y de los grupúsculos sectarios y vanguardistas, persistió en la estrategia de las acciones de masas y luchó incansable para ello en la construcción de un partido revolucionario que fuera la vanguardia de esas masas, por ser sus militantes los más claros, los más abnegados, los más decididos, pero también los más respetuosos de las experiencias políticas y de lucha, mediante las cuales las masas avanzan en su conciencia y aprenden a conocer y a decidir quiénes deben ser sus dirigentes.
Hoy queremos recordar al incansable, al implacable, al incorruptible, al dirigente revolucionario que luchó hasta la muerte por destruir este sistema de hambre, opresión y violencia y por crear una sociedad nueva gobernada por los trabajadores y el pueblo pobre. Y recuperar para las nuevas generaciones su perspectiva revolucionaria -teórica, política y práctica-, indispensable para formarse y proseguir la lucha en una época en la que muchos «compañeros de viaje» abandonaron el camino y se plegaron a las ilusiones que este sistema impone: a la democracia burguesa e imperialista, a los gobiernos «populistas», a los proyectos individuales «exitosos» o incluso a la rutina, la desmoralización o al vil consumismo.
Lenin y el partido Bolchevique
Y si bien pudiéramos insistir en infinidad de asuntos en los que Lenin sigue siendo decisivo para la formación de la conciencia revolucionaria de los trabajadores y los jóvenes luchadores: como en sus enseñanzas sobre los métodos de lucha -contra el oportunismo y el ultraizquierdismo-; en la clarificación del verdadero significado del Estado y la necesidad de su destrucción; en su combate a la democracia burguesa y el parlamentarismo, y también sobre cómo usarlos en favor de la lucha. O sobre la comprensión profunda de lo que representa el imperialismo como etapa de desarrollo del sistema capitalista, sobre lo que significa para cada pueblo oprimido el que el mundo se encuentre dominado por un puñado de familias -la oligarquía financiera- que concentra toda la riqueza de la humanidad, mediante la cual dominan a los Estados más poderosos, y a sus instituciones u organismos internacionales -como son hoy el FMI, el Banco mundial, la ONU- para decidir la suerte -la vida y la muerte- de cada país, bien mediante el saqueo despiadado y el endeudamiento financiero -como en su momento a Grecia u hoy a Argentina-; a través de los bloqueos financieros y políticos -Venezuela, Cuba, y hasta Rusia- o vía los cañones y las bombas -como en Granada, Irak, Afganistán o ahora Palestina-; o en su explicación de cómo en su lucha por repartirse el mundo los imperialistas llegaron a producir dos guerras mundiales, y son la fuente inagotable de nuevas guerras.
Sin embargo, consideramos urgente destacar el rol fundamental como organizador de la palanca gracias a la cual las masas proletarias y campesinas triunfaron en Rusia y abrieron el camino para la destrucción del capitalismo en todo el mundo, su papel como el jefe de la revolución, como constructor del partido revolucionario nacional e internacional. Pues esa perspectiva, por más que ahora resulte extremadamente difícil de concretar, resulta indispensable para avanzar en la formación de nuevas generaciones de verdaderos revolucionarios socialistas.
El partido de Lenin, o partido Bolchevique, es un nuevo tipo de partido. Forjado en la lucha contra la sanguinaria autocracia rusa, emergió en la historia como un partido de combate, hecho para combinar inteligentemente el trabajo legal con el ilegal, siempre en pro de la movilización permanente de las masas, y con gran arraigo social en las fábricas y en las barriadas proletarias de los sectores más explotados. Conformado por militantes profesionales férreamente disciplinados, sólidamente formados en la teoría marxista revolucionaria, y acostumbrados a la lucha política interna con base en la cual se definían las posiciones de la organización, mediante la discusión y la votación, sin censurar y sin expulsar a nadie por sus posiciones o por su críticas a la dirección. Fue este el partido que conquistó el poder en Rusia y se empeñó en la construcción de un partido internacional para hacer la revolución en todo el mundo. En síntesis, un partido obrero, democrático -centralista-democrático-, revolucionario e internacionalista.
Hay una relación directa entre el tipo de dirigente que fue Lenin y el tipo de partido que construyó, que fue no sólo indispensable para tomar el poder en Rusia, sino también para darle forma a un régimen político también nuevo en la historia, el régimen de los soviets basado en la democracia obrera.
Lenin por León Trotsky
Por último, para presentar en forma breve pero contundente, una imagen lo más certera de quien fuera Vladimir Lenin dejamos hablar a León Trotsky su gran compañero de lucha:
«Para comprenderlo basta recordar el odio concentrado que esta figura provoca y provocará en todos los enemigos de la clase obrera. Porque la naturaleza ha producido una obra maestra al reunir en un solo hombre la personificación del pensamiento revolucionario y la energía indomable de la clase proletaria. Este hombre es Vladimir Ilich Lenin.
Y cuando se abrió la nueva época, los antiguos jefes fueron incapaces de medirse con ella: esta fue la época de las terribles convulsiones y de las sangrientas batallas. La historia quiso, y no por azar, crear una figura un solo bloque en Rusia, una figura que representara bien toda la rudeza y la grandeza de nuestro tiempo. Repito, no era por azar». (Lenin, León Trotsky, pp. 308-309).
«(…) Para esta época la historia rusa creó un nuevo jefe. Todo lo mejor de la antigua intelectualidad revolucionaria, su espíritu de abnegación, su audacia y su odio contra la opresión, todo esto estaba concentrado en su persona, que, no obstante, en su juventud había roto irrevocablemente con el mundo de la intelectualidad a causa de las relaciones de ésta con la burguesía; Lenin personifica la idea y la realidad del desarrollo de la clase obrera. Apoyándose en el joven proletariado revolucionario de Rusia, utilizando la rica experiencia del movimiento obrero internacional, transformó su ideología en una palanca para la acción.
(…) Su internacionalismo es una apreciación práctica de los acontecimientos históricos y una intervención en su curso a escala internacional y para un propósito mundial. Rusia y su destino son solamente un elemento de esta grandioso proceso histórico de cuyo éxito depende la suerte de la humanidad». (Lenin, León Trotsky, p. 313).
«(…) en nuestro aparato gubernamental, es Lenin, principalmente, quien tiene la confianza del campesinado. Independientemente de todas las demás consideraciones, Ilich representa un gran capital moral en las relaciones establecidas entre los obreros y los campesinos». (Lenin enfermo, p. 318).
«(…) Marx entero está contenido en el Manifiesto Comunista, en el prólogo de su Crítica, en El Capital. Aun cuando no hubiese sido el fundador de la I Internacional, siempre hubiera sido lo que es. Lenin, en cambio, se dedica desde luego a la acción revolucionaria. Sus obras son simples ejercicios preparatorios de la acción. Aunque no hubiese publicado un solo libro hubiera aparecido en la historia como aparece hoy: como el jefe de la revolución proletaria, el fundador de la III Internacional». (Lenin, León Trotsky, p. 315).
Es esa perspectiva de combate inclaudicable al sistema capitalista-imperialista y a sus defensores de todo tipo, de lucha infatigable por la construcción del socialismo, como única verdadera estrategia de emancipación humana, el que queremos presentar hoy a todos aquellos y aquellas que buscan honestamente una transformación radical de la sociedad.
5/3/24
Los yemeníes y la solidaridad con la Resistencia Palestina
Sus acciones han tenido repercusiones en todo el mundo, distintos monopolios navieros han suspendido su tránsito por el Mar Rojo, lo que implica que sus barcos -muchos de ellos petroleros- deben circunnavegar África, lo que incrementa los costos y alarga las rutas de suministro por lo menos en 20 días. El imperialismo de los Estados Unidos y el de Reino Unido empezaron por ello a bombardear territorio yemení, demostrando una vez más que en su lógica es admisible asesinar a 30 mil personas y condenar al hambre a 2 millones en la Franja de Gaza, pero jamás perder un dólar en los negocios.
Los hutíes son un movimiento político - social que cuenta con un brazo armado, controlan buena parte del territorio de Yemen después de años de una guerra civil que los enfrentó a una coalición de países encabezados por Arabia Saudita y apoyados por Estados Unidos. Se reconocen como parte de la rama chiita del islam y se denominan así mismos Ansarolá los «partidarios de Dios». Si bien surgen desde la década del 90 del siglo pasado, el lugar que ocupan hoy en Yemen se empezó a construir a partir de su oposición al gobierno de Ali Abdullah Saleh desde comienzos del presente siglo, a quien denunciaron por capitular a los intereses de Estados Unidos y Arabia Saudita y hambrear a los yemenís.
Luego de la Revolución yemení de 2011, los hutíes, amparados en un impresionante apoyo de masas, han logrado derrocar a Saleh y a su sucesor en el poder, así como, resistir militarmente a la llamada Coalición de Golfo -a pesar de ello Yemen se encuentra en la actualidad dividida en tres, Arabia Saudita y Emiratos Árabes controlan cada uno una parte del territorio y los hutíes la región con mayor densidad de población que incluye a Saná la capital-.
Yemen es uno de los países más pobres del mundo, su población ha padecido una terrible hambruna, pero, a pesar de esas circunstancias, con millones de personas movilizadas en sus calles, ha sido una de las más decididas en la región a la hora de oponerse al genocidio y ser solidaria con los palestinos. Estas acciones de masas de los yemeníes constituyen objetivamente actos revolucionarios que contrastan abiertamente con la frialdad y distancia cómplice con la que actúan las burguesías de la región, que se acercan bastante a la traición a la causa palestina.
Los medios de comunicación en el mundo se esfuerzan por ubicar a los hutíes como simples títeres de Irán, lo cual desconoce y falsea una tradición antiimperialista de los yemeníes que queremos resaltar.
La historia olvidada
«Las propiedades de los sultanes, emires, jeques y gobernantes del régimen caduco y las propiedades de todas las personas mencionadas en la ley de reforma agraria serán confiscadas sin indemnización. Las tierras serán distribuidas a los trabajadores agrícolas, los campesinos pobres y los ciudadanos que emigren de las ciudades y los desiertos».Art. 19 Constitución de la República Popular Democrática de Yemen del Sur.
¿Cómo llegó hasta allí? Yemen del Sur había estado bajo dominio colonial británico hasta 1967, momento en el cual el FLN (Frente de Liberación Nacional), luego de 4 años de lucha armada, derrotó al imperialismo inglés para alcanzar la independencia. La dinámica desencadenada permitió pasar al establecimiento de un Estado que empezó con un proceso de nacionalización de las empresas y recursos que antes habían sido explotados por el imperialismo, que implementó una serie de reformas sociales que aparecían como altamente progresivas para las masas en la región y en algunos casos directamente revolucionarias.
Yemen ha sido históricamente un país poco desarrollado en términos capitalistas, con una limitada producción agrícola e industrial y con amplios márgenes de pobreza. El gobierno del FLN, que pasó a llamarse Partido Socialista de Yemen (PSY), intentó impulsar el desarrollo económico del país y tuvo éxitos importantes en su crecimiento con el apoyo de la URSS. Pero, sobre todo, debe destacarse que lo hizo aplicando una política con leyes laborales favorables a la clase trabajadora, que aseguraban ingresos para tener condiciones de vida mínimamente decentes.
En materia social el PSY puso en marcha una reforma de vivienda que garantizó que los propietarios de las ciudades sólo fueran dueños de un inmueble, se nacionalizaron las segundas residencias para alquilarlas o venderlas a bajo costo. Se construyeron centros de salud, clínicas y hospitales por todo el país ofreciendo medicamentos y servicios gratuitos; del mismo modo, escuelas y universidades. Se otorgaron los mismos derechos a mujeres y hombres, a diferencia de lo que ocurre en muchos países árabes o musulmanes.
No obstante, Yemen no dio el paso definitivo hacia el socialismo, no se produjo la eliminación completa de la propiedad privada de los medios de producción. Esa experiencia revolucionaria terminó luego de la destrucción de la URSS, la relación con la burocracia soviética había sido estrecha, además del apoyo económico, la Unión Soviética enviaba provisiones de guerra y armamento pesado, había presencia de tropas y asesores militares, Yemen llegó incluso a albergar bases militares de la URSS y a acoger en sus puertos barcos y submarinos nucleares. Esa cercanía lo enredaba en los acuerdos o desacuerdos de la burocracia soviética en la región, lo cual hizo que distintas facciones políticas en el interior del país se mantuvieran enfrentadas y al borde de la guerra civil. Cuando desapareció la Unión Soviética se acabó la ayuda y quedaron las disputas internas; la unificación de Yemen se dio en ese marco y tuvo como ganadores a los sectores contrarios a la tentativa socialista de Yemen del sur.
Nacionalismo y antiimperialismo
El imperialismo inglés desembarcó en este país en el siglo XIX, centrando su interés y dominio en la ciudad de Adén, que servía de puerto comercial y de abastecimiento para las embarcaciones que surcaban las aguas del Océano índico y el Mar Rojo. La importancia de Adén y la costa occidental de Yemen se incrementó con la apertura del Canal del Suez en 1869, pues desde allí se puede ejercer control sobre el tránsito comercial marítimo en el área.
Luego de la derrota de los nazis en la II Guerra Mundial se abrió en el mundo una etapa de lucha de los pueblos coloniales contra los ocupantes imperialistas, de luchas revolucionarias en todo el mundo. Las naciones árabes que había estado bajo el yugo de imperialismos como el francés y el inglés lograron desatar sus cadenas y propinarles sendas derrotas.
En Medio Oriente y el mundo árabe surgió al calor de esta correlación de fuerzas entre los pueblos oprimidos y el imperialismo el Movimiento Nacionalista Árabe (MNA), que tuvo sus orígenes en la Universidad Americana de Beirut y llegó a contar con el apoyo de algunos sectores de las burguesías de la región. Allí estudiaron algunos de los jóvenes que constituirán luego el FLN de Yemen, y muchas otras organizaciones, como la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) o distintos Frentes compuestos por los seguidores de Gamal Abdel Nasser, el carismático presidente egipcio que fue vanguardia de ese fenómeno nacionalista.
Al interior del movimiento nacionalista se dieron duras disputas políticas e ideológicas entre quienes tenía como perspectiva el socialismo y quienes defendían una línea nacionalista burguesa que no pretendía romper con el capitalismo como los nasseristas. El FLN yemení expresaba la primera de esas tendencias y eso explica los avances políticos, sociales y económicos que caracterizaron al país para esa época. Al igual que su clara posición antiimperialista, que también quedó consignada en su constitución. En el artículo 55 de ella se indicaba que el gobierno concedía el derecho de asilo a quienes luchan por la liberación nacional y social en el extranjero, lo cual fue utilizado en diversas ocasiones para ofrecer refugio, protección y apoyo a la Resistencia Palestina y otros movimientos de liberación.
Por ello, cuando en la actualidad, el movimiento social y político encabezado por los Hutíes se pronuncia y actúa a favor de la causa palestina no está haciendo otra cosa que seguir con una vieja tradición, de solidaridad y apoyo a la lucha anticolonial y antiimperialista en Yemen. Los Hutíes proceden del antiguo Yemen del Norte, pero eso no invalida lo dicho, también allí el nacionalismo árabe tuvo su momento de apogeo y su impacto en el movimiento de masas. Cuando millones de yemeníes se movilizan a favor de la causa palestina aparece nuevamente reflejada esa consciencia de la necesidad de la lucha antiimperialista en la región.
Los yemeníes y la solidaridad con la Resistencia Palestina
Los hutíes expresan hoy ese legado de solidaridad del pueblo yemení y pronuncian públicamente el apoyo de masas a Palestina. En el pasado, e indistintamente en el Sur o Norte de Yemen, han existido expresiones similares. Durante los años 70 hubo ataques de la Resistencia Palestina a barcos israelíes desde territorio de Yemen, los Ejércitos del país cerraron el tránsito por el estrecho de Bab-el-Mandeb a las embarcaciones que llevaban combustible hacia el Estado sionista. Luego de la invasión del sionismo y el imperialismo al Líbano en 1982 y de la expulsión de los militantes de la OLP, más de mil de ellos fueron acogidos y establecieron campamentos militares tanto en Saná como en Adén. Y luego de la unificación de Yemen en 1990, el gobierno yemení otorgaba igualdad de derechos a los refugiados palestinos en su territorio.
El ejemplo de dignidad, humanidad, coraje y deseo de lucha que hoy nos vuelve a dar el pueblo yemení es necesario resaltarlo para todos los pueblos oprimidos y explotados del mundo, una nación empobrecida, asolada por el hambre y ahora nuevamente bombardeada por el imperialismo se alza en contra del genocidio y la barbarie, se levanta contra la infamia que lleva a cabo el sionismo y el imperialismo en suelo palestino. Nuestro deber es apoyar también a los yemeníes en su lucha por la liberación nacional y en su enfrentamiento al imperialismo.
¡Basta de bombardeos contra el combativo pueblo yemení! ¡Por la derrota del imperialismo y sus aliados en territorio yemení!
26/2/24
Gaza y el proyecto colonial del «Gran Israel»
Bezalel Smotrich Ministro de Finanzas y el mapa del Gran Israel
París 2023
«Debéis combatir con entusiasmo… Por la invasión o por la diplomacia, el imperio israelí será edificado. Deberá comprender todos los territorios situados entre el Nilo y el Éufrates».David Ben Gurión, fundador del Estado, dirigente sindical y ala izquierda del sionismo. Discurso en la Universidad Hebrea de Jerusalém, 1950. «Ahora es cuando estamos haciendo realidad la Nakba de Gaza».Avi Dichter, ministro de Agricultura de Israel.2023.
Esa máquina de muerte ha servido y sirve a los intereses imperialistas en la región y por ello es engrasada con las armas y los recursos de sus financiadores occidentales. El pueblo palestino ha padecido un genocidio continuado llevado a cabo por el sionismo y el imperialismo desde el momento de la fundación de Israel, pero sus antecedentes se encuentran en el colonialismo europeo, el Estado sionista fue una invención colonial tardía, sin embargo, ahora podría ser entendido como campo de prueba de nuevas formas coloniales, que destruyen, arrasan y aniquilan poblaciones enteras valiéndose de modernas y potentes tecnologías, para apropiarse de los recursos, controlar el territorio y si es necesario eliminar a toda una población. El colonialismo no sólo persiste con la existencia del Estado de Israel, empieza a delinear la fisionomía de sus futuras maneras de accionar.
Israel como Estado colonial fue ideado, promovido, construido, financiado y ha sido apoyado una y otra vez por los países imperialistas, por ello, los imperialismos son cómplices del genocidio desarrollado contra pueblo palestino. Sin embargo, como enclave colonial imperialista, tiene características y un proyecto propio: el Gran Israel -compuesto por «todos los territorios situados entre el Nilo y el Éufrates»-, que requiere ser analizado para comprender la fase actual del genocidio.
La Nakba y el Gran Israel
Netanyahu exhibe un mapa de Israel ocupando todo
el territorio de Palestina - ONU 2023
Lo que hoy ocurre en territorio de la Palestina histórica es la continuación de la Nakba, o, como cínicamente sostienen miembros del gobierno sionista, una «segunda Nakba» o la «Nakba en Gaza». La pretensión del gobierno de Netanyahu y el sector ultranacionalista que representa pasa por la aniquilación del mayor número de palestinos en Gaza, la expulsión de los restantes y la extensión de las fronteras del Estado judío en búsqueda de la construcción del Gran Israel.
Desde los ministros ultraderechistas del gobierno de Netanyahu como Smotrich y Ben Gvir, pasando por Nissim Vaturi, vicepresidente del parlamento sionista -Knesset-, o la oficina de inteligencia del Estado, han declarado abiertamente sus intenciones: «Hoy tenemos todos un objetivo común: borrar la Franja de Gaza de la faz de la tierra» dijo Vaturi, «Necesitamos fomentar la migración desde allí. Si hubiera entre 100.000 y 200.000 árabes en la Franja y no dos millones, toda la conversación sobre el día después sería completamente diferente», señaló Smotrich.
Afirmaciones de ese carácter han sido expuestas por distintos sectores del sionismo desde sus primeras fases de ocupación en el territorio palestino, pero la capacidad para hacerlas realidad no siempre estuvo a su alcance, en la actualidad este sector del sionismo radical no sólo llegó al poder sino que considera que ha llegado el momento de ponerlas en marcha. Ha empezado su campaña y ha encontrado limitadas reacciones de sus socios imperialistas, quizás algunas contradicciones, que sólo pueden explicarse hasta aquí por la solidaridad despertada en el mundo entero con la causa palestina.
No son los ultranacionalistas, es el Estado sionista
La construcción del Gran Israel no es una invención del sector del sionismo fundamentalista que está en el poder, ha sido un objetivo histórico impulsado desde el Estado. El prócer sionista Ben Gurión, que fue dirigente del movimiento obrero y miembro de partidos como el Mapai (Partido de los Trabajadores de la Tierra de Israel), es decir, un representante de la «izquierda» sionista, no negó nunca las ambiciones expansionistas de Israel, al contrario, las dejó expresadas con completa claridad al rechazar que se definieran sus fronteras nacionales -Israel no tiene formalmente definidas sus fronteras-.
Sin embargo, los dirigentes sionistas han intentando maquillar y mantener en la ambigüedad sus ambiciones, lo que ha cambiado con el actual gobierno es que ahora no se ocupan de ello, al contrario, hacen alarde de su objetivo histórico. Sostienen con total impunidad que Israel tiene licencia «divina» para matar y expulsar a todos los palestinos porque Palestina es su «tierra prometida». Por ello no tienen ambages en declarar que pretenden expulsar a los palestinos de la Franja de Gaza a Egipto, o, en su defecto al sur de ese territorio para establecer colonos judíos al norte. En el caso de Cisjordania tampoco tiene escrúpulos al exhibirse armando y entrenando a los colonos para que actúen como bandas paramilitares que son punta de lanza para el desplazamiento y desposesión de tierras y casas de los palestinos.
La política estatal de construcción del Gran Israel implica la «limpieza étnica», barrer con la población palestina, por ello, el sionismo se ha encargado de edificar un amplio aparato de construcción ideológica. A los israelíes se les educa para deshumanizar a la población palestina, desde que están en el jardín de infantes hasta que llegan al ineludible servicio militar. El resultado: un importante sector de los israelíes adopta esa línea genocida como propia, y, en terreno, cuando los soldados tienen las armas en las manos pueden repetir como autómatas «en Gaza no hay personas inocentes».
Una doctrina militar para una política de exterminio: Dahiya
En 1982 el Ejército sionista incursionó en el sur del Líbano -país con un gran número de refugiados y núcleo de la Resistencia Palestina por aquel entonces- hasta llegar a destruir su capital Beirut -con el apoyo directo de tropas yanquis-. Bajo esa ocupación impusieron condiciones similares a las que hoy padecen los gazatís: cortes periódicos del suministro de agua, electricidad, alimentos y combustible, con bombardeos intermitentes desde tierra, mar y aire.
De la invasión al Líbano surgió la doctrina militar Dahiya -lleva el nombre de un barrio de la zona sur de Beirut que fue destruido-, y fue explicada por el general y criminal israelí Eizenkot en 2008: «Lo que sucedió en el barrio de Dahiya […] sucederá en todas y cada una de las aldeas desde las que se dispara a Israel […]. Aplicaremos a ello una fuerza desproporcionada y causaremos un gran daño y destrucción. Desde nuestra perspectiva no son aldeas civiles, sino bases militares». Tal doctrina militar ha sido empleada en Gaza en repetidas ocasiones, incluyendo la actual invasión.
25/1/24
La guerra total de Milei contra los trabajadores argentinos despertó el internacionalismo obrero
Retrato de reunión de la Primera Internacional liderada por Karl Marx.
La nueva legislación laboral que quiere imponer Milei con su megadecreto “de necesidad y urgencia” y su “ley ómnibus” divide los derechos de huelga de los trabajadores entre los que laboran en servicios esenciales y los que lo hacen actividades de importancia trascendental.
Los servicios esenciales, cuyos trabajadores en caso de huelga deben garantizar que se “cubra el 75% de la prestación normal del servicio”, son:
• Los servicios sanitarios y hospitalarios, la producción y distribución de agua potable, energía eléctrica y gas y el control del tráfico aéreo.
• Los servicios de telecomunicaciones, incluyendo internet y comunicaciones satelitales.
• La aeronáutica comercial y el control de tráfico aéreo y portuario, incluyendo balizamiento, dragado, amarre, estiba y remolque de buques.
• Los servicios aduaneros y migratorios, y demás vinculados al comercio exterior.
• El cuidado de menores y educación de niveles guardería, preescolar, primario y secundario, así como la educación especial.
Las actividades de importancia trascendental, cuyos trabajadores en caso de huelga deben garantizar que se “cubra el 50% de la prestación normal del servicio”, son:
• La roducción de medicamentos y/o insumos hospitalarios.
• El transporte marítimo, fluvial, terrestre y subterráneo de personas y/o mercaderías a través de los distintos medios que se utilicen para tal fin.
• Los servicios de radio y televisión.
• Las actividades industriales continuas, incluyendo siderurgia y la producción de aluminio, actividad química y la actividad cementera.
• La industria alimenticia en toda su cadena de valor.
• La producción y distribución de materiales de la construcción, servicios de reparación de aeronaves y buques, todos los servicios portuarios y aeroportuarios, servicios logísticos, actividad minera, actividad frigorífica, correos, distribución y comercialización de alimentos y bebidas, actividad agropecuaria y su cadena de valor.
• Los servicios bancarios, financieros, servicios hoteleros y gastronómicos y el comercio electrónico.
• La producción de bienes y/o servicios de toda actividad, que estuvieran afectados a compromisos de exportación.
Y como si esto fuera poco, se establece una “Comisión de garantías”, con el poder de calificar en cualquiera de estas dos categorías a alguna actividad no mencionada en el decreto cuando:
• La extensión y duración de la interrupción de la actividad de que se tratare pudiere poner en peligro la vida, la salud o la seguridad de la persona en toda o parte de la comunidad.
• La actividad afectada constituyere un servicio público de importancia trascendental o de utilidad pública.
• La interrupción o suspensión del servicio pudiere provocar una situación de crisis nacional aguda que hiciere peligrar las condiciones normales o de existencia de parte de la población.
• La interrupción o suspensión de la producción pudiere poner en peligro el adecuado abastecimiento de productos críticos para la población y/o afectar metas de recaudación asociadas a las políticas de equilibrio fiscal.
En síntesis, el derecho de huelga para todos los trabajadores se acabó: para un sector de ellos, la mitad está obligada a trabajar, y para el otro sector las tres cuartas partes están obligados a trabajar.
Es tan salvaje este ataque que despertó una histórica tradición de la clase trabajadora mundial, el internacionalismo obrero que, con muy pocas excepciones parciales y limitadas, prácticamente había desaparecido. Esta es una lista incompleta de las organizaciones sindicales que expresaron su apoyo al paro del 24 de enero decidido por la Confederación General del Trabajo de la Argentina, algunas de las cuales convocaron a realizar marchas de protesta y repudio a Milei hacia las embajadas argentinas en sus respectivos países.
En Latinoamérica, las centrales sindicales de Uruguay, Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Colombia.
En Europa, las centrales sindicales de Francia, Italia, Bélgica, España, Galicia y País Vasco, y los sindicatos de los Maquinistas Ferroviarios, el Transporte y la Alimentación de Gran Bretaña.
Falta un trecho muy largo para que lleguemos a cumplir el grito de guerra con que termina el Manifiesto Comunista: ¡Proletarios del mundo, uníos! Pero lo único bueno que hizo Milei fue provocar que esta tradición del movimiento obrero internacional haya comenzado a crecer.
ANTE EL BOMBARDEO INFLACIONARIO QUE DESTRUYE LOS SALARIOS Y DESANGRA EL PAIS, PARAMOS y MOVILIZAMOS EL 24: Por una huelga general y movilización que termine con los planes imperialistas de sometimiento y saqueo de la Argentina