17/7/21

EN DEFENSA DE CUBA - Por la unidad de los antiimperialistas y demócratas


   Las movilizaciones en Cuba provocaron una gigantesca campaña mediática mundial denunciando al régimen cubano y reclamando “libertad y democracia” en la isla. Una campaña que es un eslabón más de 60 años de intentos de los yanquis de recuperar el control del primer y único “territorio libre de América”.

   Para comprender lo que está sucediendo en Cuba hay que arrancar de que en todo el mundo la situación abierta con la pandemia agudiza las calamidades económicas, sociales y hasta políticas sufridas por las masas trabajadoras.

   A los países de América Latina y el Caribe se les sumó el saqueo permanente de las potencias imperiales comandadas por los Estados Unidos. La crisis sanitaria no interrumpió el desvío de fondos del recupero de ganancias; todo lo contrario, está en curso una brutal ofensiva en la semicolonización, la opresión y la explotación de recursos energéticos, naturales, financieros y de mano de obra asentados en esta zona del planeta.

   Ese flujo constante, dirigido hacia las economías desarrolladas, no solo está garantizado por la implantación de políticas, de instrumentos financieros y de instituciones como el FMI y el Banco Mundial, entre otros. También se asegura, por medio de la instrumentación de leyes y normas constitucionales en los países saqueados, la apertura de esa “libre circulación y disponibilidad” de mercaderías y capitales, y la “libre explotación de mano de obra”. Todo un entramado de “libertades” para que los fondos de inversión y las multinacionales imperialistas aumenten cada día más sus ganancias.

   La complicidad de los gobiernos patronales, de los sectores económicos, políticos y hasta direcciones sindicales cipayos que se unen y benefician con el saqueo, la presión de los monopolios de medios de comunicación, las amenazas militares o el uso indiscriminado de las fuerzas policiales y militares para la represión de la población asalariada hacen el resto, en la necesidad de garantizar “las libertades” del puñado de empresas, individuos-familias y fondos financieros; en pocas palabras, “las libertades” de la oligarquía financiera, que concentra cada día más riqueza a costa de la miseria, el hambre y la devastación de países enteros.

   Ante la calamidad económica, sanitaria y social, que afecta al conjunto de los países de la región con niveles insoportables de pobreza y de hambre, de falta de atención médica y de colapso de los hospitales, solo la movilización de las masas populares obligó a la implementación de políticas paliativas, como ocurrió ya en Paraguay y fundamentalmente en Colombia, donde durante más de cuarenta días los trabajadores, los campesinos y los jóvenes, con bloqueos, manifestaciones y paros desafiaron las balas de las fuerzas militares enviadas por Duque y exigieron el levantamiento de las políticas de ajuste económico. Mientras en Brasil la presión en aumento de las masas movilizadas acelera el fin del criminal gobierno de Bolsonaro.

   En este contexto, de un día para otro, el silencio cómplice frente a las atrocidades de “gobiernos legítimos democráticamente elegidos” como los de Piñera en Chile y Duque en Comombia se convirtió en un estruendo contra la “dictadura” cubana. 

   Cuando la crisis descalabró la economía de Cuba y comenzaron las protestas en la isla, desde Biden y Francis Suárez, el alcalde republicano de Miami –que le pidió a Biden una intervención militar con ataques aéreos–, hasta el último payaso lacayo del expresidente de Argentina, Mauricio Macri, en un solo clamor imperialista y oligárquico salieron a “solidarizarse” con el pueblo cubano.

   En Cuba, la población exigió alimentos, medicamentos y artículos de uso doméstico y de aseo, no solo libertad. Desde hace muchas décadas se exige el fin del bloqueo estadounidense a Cuba, un exigencia reclamada en la actualidad por la gran mayoría de los gobiernos en el mundo. El bloqueo, las sanciones comerciales-financieras, el embargo, como lo quieran llamar los leguleyos, fue una medida escencialmente política, sostenida por los Estados Unidos desde 1962 para exterminar al gobierno que dirigió una revolución y mantuvo su país independiente de la injerencia imperialista.

   Esta conducta del amo yanqui persiste, esperando la oportunidad del zarpazo final. Su objetivo es dar un escarmiento ejemplarizador contra un país que lo desafió, que acabó con el “burdel” del imperio que era Cuba bajo el dictador Fulgencio Batista –financiado por la CIA–, en la defensa de su pueblo, que con la revolución conquistó los derechos democráticos más básicos, como fueron el pleno empleo, alimentos, vivienda, salud y educación. Si no se hubiera construido y consolidado este acervo social, cultural y científico durante sesenta años, sería imposible que en la actualidad Cuba compita con los países más ricos en la producción de vacunas, aunque ahora no le alcance este impactante logro para satisfacer las necesidades básicas.

   Después de la invasión militar a Irak en 2003, comandada por los Estados Unidos, secundada por varios gobiernos europeos y la complicidad de muchos otros en la región, con la finalidad de “conquistar libertades democráticas”, y que dejó un saldo de miles de muertes y mutilados civiles, un país desvastado y una región en continua amenaza de incursiones militares, quedó al desnudo el verdadero objetivo de los “luchadores por la libertad”: disponer libremente del petróleo iraquí.

   La “libertad” que persiguen las potencias imperialistas y las corporaciones financieras, industriales y bancarias que ellas defienden, a las que se suman los socios y cipayos locales, es la libertad para oprimir y colonizar nuestros países. Si avanzan en la dominación conquistan las libertades que necesitan para llenarse los bolsillos.

   En cambio, los derechos, las libertades y la soberanía perdidos, y que necesitan reconquistar los trabajadores, el pueblo pobre, las mujeres, los jóvenes, los campesinos, las comunidades negras afrodescendientes y los pueblos originarios que habitan el suelo donde José de San Martín, Simón Bolívar, José Gervasio Artigas, José Martí conquistaron la independencia en el siglo XIX, solo se obtendrán con la unidad en la lucha inclaudicable por una Segunda Independencia.

¡RECHAZAMOS LA INJERENCIA IMPERIALISTA-OLIGÁRQUICA
Y EL BLOQUEO CONTRA CUBA!

   Nos sumamos a los llamados de todas las fuerzas progresistas y realmente democráticas, y de los movimientos políticos comprometidos con los derechos de los pueblos a la autodeterminación, para condenar todas las maniobras y la campaña de descrédito y amenazas contra Cuba, y que exigen el levantamiento del bloqueo como principal obstáculo para el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo.

    Hacemos un llamado a los gobiernos de Fernández en Argentina, Arce en Bolivia, López Obrador en México, a que rompan en los hechos el bloqueo a Cuba, que envíen alimentos, medicinas y los insumos necesarios para apoyar al pueblo cubano. A Lula en Brasil que levante en su programa medidas similares de solidaridad con Cuba. 

   La campaña imperialista y de las fuerzas de derecha de América Latina contra Cuba, son expresión del temor de los explotadores a la justa lucha de los oprimidos y explotados, cuando en la región los estallidos revolucionarios exponen la descomposición del sistema capitalista, las clases dominantes se apresuran a ocultar su bancarrota señalando a un pueblo que nos ha dado ejemplo de dignidad. La campaña actual contra el pueblo cubano es hoy una campaña contra todos aquellos que nos hemos alzado contra este sistema de explotación.

Perspectiva Marxista Internacional
16 de julio de 2021



Los negros norteamericanos defienden a Cuba


   En varias ciudades del mundo hubo manifestaciones anticubanas, alentadas por la comunidad de exiliados cubanos en Miami, los “gusanos”, liderada por descendientes de los burgueses cubanos cuyas empresas y propiedades fueron expropiadas por la revolución, que quieren el triunfo de Estados Unidos porque los yanquis exigen que vuelvan a poder de sus “legítimos dueños”. Pero también hubo apoyo a Cuba en muchas ciudades y países.

    Uno de los más significativos, porque surge en las entrañas mismas del imperio, es el del movimiento Black Lives Mater (Las Vidas Negras Importan), la contundente y masiva insurgencia de los negros que estalló por el asesinato de George Floyd por un policía blanco.

La Organización Black Lives Matter culpa al gobierno de los EEUU por la inestabilidad que vive Cuba

   La organización de Black Lives Matter (BLM) emitió el miércoles en la tarde noche un comunicado a través de su cuenta de Instagram donde culpó al gobierno de los Estados Unidos por la inestabilidad que se está viviendo en la isla.

   El comunicado comenzaba condenando al gobierno estadounidense por su trato inhumano hacia el pueblo de Cuba, y urge inmediatamente que este sea levantado.

   “Esta política cruel e inhumana, instituida con la intención explícita de desestabilizar el país y socavar el derecho de los cubanos a elegir su propio gobierno, está en el centro de la crisis actual de Cuba”, expuso.

   “Desde 1962, Estados Unidos ha impuesto dolor y sufrimiento al pueblo de Cuba al cortar alimentos, medicinas y suministros, lo que le ha costado a la pequeña nación insular un estimado de 130 mil millones de dólares”.

   “En lugar de la amistad, el respeto y la buena voluntad internacionales, el gobierno de Estados Unidos solo ha instigado el sufrimiento de los 11 millones de habitantes del país, de los cuales 4 millones son negros y mulatos”, agregó (1).

(1) El Nuevo Herald, 15 de julio de 2021.