Al chat del Fondo de Solidaridad llegan mensajes casi todos los días. Los envían docentes de un colegio público de Bogotá (Colombia), proponiendo se apoye a familias de sus estudiantes golpeadas por situaciones particularmente críticas. Veamos algunos ejemplos de esos mensajes:
Propongo a la familia del estudiante -----ya que a ambos padres les suspendieron el contrato de trabajo.
Si es posible volverle a dar un bono a esta familia ya que la madre cabeza de familia sigue sin trabajo.
Quisiera postular a una familia, que está pasando por una situación difícil puesto que la mamita está contagiada y no hay ingresos para la casa. Es una familia de tres estudiantes de nuestro colegio.
Quiero postular a la familia de -----Es venezolano y la mamá se quedó sin trabajo, no han podido pagar el arriendo.
Qué posibilidad hay de ayudar a la familia que postulé con dos auxilios. Son tres estudiantes y la señora está sin el oxígeno ni los inhaladores que requierey la Entidad Prestadora de Salud nada que actúa.
Postulo a la familia de -----los papás tuvieron COVID y por el aislamiento y la falta de un examen que confirme que ya son negativos, no pueden volver al trabajo, tuvieron que cambiar de vivienda y están en una situación económica bastante compleja.
Propongo al señor -----es el papá de -----que acabaron de perder a su mamá y a su abuelita materna.
Quiero proponer -----La mamá se encuentra enferma y no ha podido trabajar, por otro lado en donde trabajaba le recortaron los días laboralesafectándola bastante en la parte económica y emocional.
En la casa del estudiante se encuentran contagiados de COVID-19 cuatro miembros de la familia, (la mamá, sus abuelos y una tía que vive con ellos). La mamá se encuentra sin empleo desde más de un mes…
La combinación de la pandemia con la crisis económica, se constituye en una devastadora doble calamidad; que en el fondo está originada por la dinámica destructiva del capitalismo imperialista. Este desastre se ha ensañado de manera brutal contra las familias de los barrios obreros y populares de Bogotá. Justo en uno de esos barrios, uno de los más poblados, en Bosa, se encuentra ubicado el colegio en donde las y los maestros crearon este Fondo de Solidaridad, que se nutre con el aporte económico que voluntariamente hacen los y las profesoras con base en el salario mensual.
Millones de padres y madres de familia de los estudiantes de los colegios públicos de Colombia se debaten ante un duro dilema: salir al rebusque de ingresos para alimentar la familia, o quedarse en casa para cuidar la salud de sí mismos y de sus hijos. Si optan por lo primero, se arriesgan al inminente contagio y potencial muerte; si optan por lo segundo, condenan la familia a morir de hambre.
Esta doble calamidad impacta a escala mundial. Pero tal vez en Colombia debamos hablar de ¡triplecalamidad! Esto porque el gobierno uribista de Duque representa en sí mismo una verdadera catástrofe para los derechos de los trabajadores y los pobres. Aprovechándose de la situación de indefensión de los de abajo, Duque ha arremetido con una andanada de medidas económicas y laborales que no han hecho más que beneficiar a los de arriba, golpeando a los de abajo. Y en materia de sanidad, el manejo que ha hecho de la pandemia ha privilegiado la “economía”, es decir, los intereses de los monopolios y los grandes empresarios, al costo de atropellar el derecho de los trabajadores a cuidar la salud de sus familias. No es casual que, de lejos, sean las familias pobres las que aportan la inmensa mayoría de los más de medio millón de contagiados y de los más de 17 mil fallecidos.
En este contexto los profesores han estrechado la comunicación con las familias de sus estudiantes, toda vez que la educación realizada a distancia utilizando medios virtuales, ha implicado estar coordinando la actividad con los padres y las madres de niños, niñas y adolescentes. Es así como los docentes han podido constatar, en vivo y en directo, el drama que viven la gran mayoría de las familias ante la intensificación sin igual de la crisis social.
Por ello entre los docentes se ha despertado un muy progresivo sentimiento de solidaridad que, en muchas escuelas y colegios públicos, ha llevado a que se concreten acciones de apoyo hacia las familias de los estudiantes, y de las cuales una muestra es la del Fondo de Solidaridad creado en el caso a que nos venimos refiriendo en esta nota. Y no era para menos: esas mismas familias han sabido apoyar a los profesores cuándo estos, en el pasado, han realizado paros contra los gobiernos en defensa de la educación pública y de sus condiciones de trabajo. Es por ello que junto con el apoyo económico, las familias a que el Fondo logra ayudar reciben un mensaje en el que los profes les saludan y les explican el sentido de esta solidaridad:
Reciban un fraternal saludo de las y los docentes que conformamos este Fondo de Solidaridad, y de quien lo coordina, el Comité de Solidaridad.
En estos duros momentos de pandemia y crisis social, resulta para nosotros(as) satisfactorio hacerles llegar nuestra pequeña muestra de solidaridad. Claro que no logra compensar los insuficientes o nulos recursos que debería garantizar el Gobierno a los sectores populares, pero va con todo nuestro sentimiento de afecto.
El nuestro es un apoyo solidario de trabajador(a) a trabajador(a), y en agradecimiento a la comprensión y apoyo que ustedes nos dieron durante nuestros paros del 2015 y 2017. Nos une y nos unirá la causa común de la defensa de la educación pública…
Como evidencia de que este no es un caso aislado de acción solidaria de docentes hacia las familias de los estudiantes, veamos la reseña de la experiencia en otro colegio público:
Bajo la convicción de que la solidaridad no es un acto de caridad, sino una ayuda mutua entre fuerzas que luchan por el mismo objetivo, hacia finales de abril a comienzos de la pandemia, se conformó el Comité de solidaridad, liderado por docentes, directivos docentes y padres de familia del Colegio. Uno de los llamados “megacolegios” de la ciudad de Bogotá, que atiende a más de 6.000 estudiantes, ubicado en Bosa, uno de los sectores más pobres al sur de la ciudad. Con los aportes que de su salario hacen los maestros, ayudas de fundaciones, cooperativas y particulares, hemos recogido una buena suma de dinero, que se han distribuido mercados para casi 600 familias en condición de pobreza extrema. Con ello, nos hemos acercado a los padres y madres de familia no sólo para aliviar en una mínima parte su situación calamitosa, sino también y fundamentalmente para organizarnos como comunidad en la resistencia a esta doble calamidad que significa para los pobres la pandemia y la crisis económica. Como dijo un padre de familia en las reuniones que hicimos la semana pasada: “debemos organizarnos para exigirle al gobierno un salario mínimo para que nos podamos quedar en casas y cuidar de los nuestros”, y “si necesitan de nuestro apoyo, no es sino que nos digan que hay que hacer”. Estas palabras demuestran la angustia de las familias que ven que cada día su situación se hace más crítica y sin solución inmediata, pero también expresa por otro lado un objetivo por el cual organizarse y luchar.
Como estas habría un sinfín de experiencias, unas más y otras menos desarrolladas, que han surgido entre maestros y maestras de muchas escuelas y colegios públicos de toda Colombia. Constituyen una muy positiva acción de organización y solidaridad, por abajo, entre trabajadores que asumen la tarea de unirse para resistir a la doble… mejor dicho, a la triple calamidad que enfrentan las masas obreras y populares en Colombia: pandemia, crisis económica y gobierno uribista de Duque.
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