26/2/19

¡Por una campaña internacional en defensa de Venezuela!


En relación a la ofensiva imperialista contra Venezuela, la organización brasileña Resistencia ha venido levantando posiciones con las cuales tenemos coincidencias fundamentales, en particular, la necesidad de una campaña internacional antiimperialista en defensa de Venezuela. Es por eso que en Perspectiva Marxista Internacional resolvimos publicar en este blog dos textos extraídos de su página web esquerdaonline: «Por uma campanha internacional em defesa da soberania da Venezuela» y «Venezuela urgente: Não ao golpe de Guaidó! Fora Trump da América Latina!» (la traducción al español es responsabilidad nuestra).




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Por una campaña internacional en defensa de Venezuela

Por: David Cavalcante, de Recife, PE, 16 de enero de 2019



El 10 de enero asumió la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela para ejercer su segundo mandato, Nicolás Maduro, del Partido Socialista Unido de Venezuela-PSUV, reelegido por elecciones directas y secretas realizadas en el mes de mayo de 2018.

Su asunción puso en evidencia el comportamiento de los medios empresariales, de los medios de izquierda y el posicionamiento de los gobiernos en todo el mundo. Un análisis marxista de la situación de Venezuela no debe olvidar al menos tres elementos:

• Primero, las agencias de noticias internacionales (Agence France-Presse/AFP, CNN, Reuters, BBC), en las que se basan la mayoría de las empresas del periodismo brasileño y forman incluso la opinión de sus propios profesionales, son corporaciones empresariales al servicio del gran capital; por lo tanto, las noticias provenientas de ese medio siempre deben ser chequeadas y revalidadas por fuentes diversas;

• Segundo, existe en el mundo una jerarquía global en el sistema mundial de Estados, en la que los Estados imperialistas dictan la agenda diplomática, política, militar y económica global; en este caso, Venezuela es un país independiente políticamente, pero no es un país socialista. El hecho de que el bolivarianismo haya cometido varios errores por su propia naturaleza social no niega que buscó afirmar política y jurídicamente su soberanía nacional, aunque parcial, y por eso mismo se convirtió en blanco de la furia de los países imperialistas y de sus gobiernos socios más serviles, a ejemplo de Colombia y Brasil;

• Tercero, un Estado capitalista, por más democrático que sea, siempre será una dictadura de una clase que ejerce su poder y opresión sobre las demás clases subalternas y esa es también la naturaleza de los parlamentos liberales-democráticos.

Si se lo analiza formalmente, bajo la óptica de la democracia liberal, no se puede decir que la mayoría de los países latinoamericanos son más democráticos que Venezuela, pues en mayo de 2018 ocurrió la 23ª elección del llamado proceso bolivariano. Fue en aquella elección que Maduro venció compitiendo contra otros tres candidatos.

En Brasil, por ejemplo, existen elecciones directas y secretas, pero no hay elecciones libres, ya que la compra de votos que impera en las regiones más pobres del país, el financiamiento (incluso oficial) extremadamente desigual de campaña y la manipulación de los medios empresariales en a favor de algunos candidatos preferidos del capital, como lo ocurrió con la candidatura de Bolsonaro, fácilmente demuestra que las elecciones burguesas tienen una naturaleza cuyo cambio siempre choca con el límite del sistema económico y político al que está inserta, el sistema capitalista.

El calendario electoral vigente en Venezuela, que hoy es totalmente ocultado de forma intencional por las grandes corporaciones empresarias de agencias de noticias, fue aprobado anteriormente por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), cuya elección fue convocada el 1º de mayo de 2017 y realizada el 30 de julio del mismo año, bajo el boicot de la oposición (MUD).

La MUD controlaba la mayoría de la Asamblea Nacional (Congreso) y pretendía con esa mayoría provocar un golpe parlamentario o incluso la renuncia de Maduro. En ese contexto, la misma OEA que legitimó el golpe contra Zelaya en Honduras, contra Lugo en Paraguay y contra Dilma en Brasil, pasó a boicotear cualquier decisión de la ANC y del gobierno Maduro.

Apoyada por la OEA, por el gobierno de Trump y por la Unión Europea, la derecha venezolana apostó todas sus fichasa al boicot a la ANC, utilizando dos tácticas: por un lado, convocó un plebiscito informal para intentar revocar el mandato de Maduro (no reconocido por el Consejo Nacional Electoral) y, por otro, organizó acciones directas con las llamadas «guarimbas», que fueron los bloqueos de calles violentos y armados donde activistas sociales chavistas o personas «de rojo» eran quemadas vivas.

Las dos tácticas de la MUD fueron derrotadas y poco a poco las «guarimbas» fueron reprimidas o se fueron vaciando, y la ANC se legitimó institucionalmente ante la Asamblea Nacional (Congreso). En este contexto, la ANC aprobó un nuevo calendario electoral con nuevas elecciones regionales (octubre de 2017), presidenciales (mayo de 2018) y municipales (diciembre de 2018).

Siguiendo el calendario electoral de la ANC, se realizaron las dos elecciones más imporantes: las regionales de octubre de 2017 y las presidenciales de mayo de 2018. En las regionales, el gobierno perdió en 5 de los 23 Estados de la Federación (Anzoátegui, Mérida, Táchira, Nueva Esparta y Zulia). La MUD, que se presentó totalmente dividida en esta disputa, pues una parte llamó el ya conocido boicot, pasó a agitar denuncias de fraude sin grandes apoyos de las calles.

Las presidenciales se realizaron en mayo de 2018, con un colegio electoral de más de 20 millones de electores, con una participación de más de 9 millones de electores. Nicolás Maduro, obtuvo 6.245.862 votos (67,8% de los votos válidos), Henri Falcón obtuvo 1.927.387 votos (20,99% de los validos), Javier Bertucci 996.181 votos (10,82% de los votos válidos), y Reinaldo Quijada 36.246 votos (3,96% de los votos válidos). Igualmente, un sector de la oposición de derecha llamó al boicot.

En estos términos, Maduro obtuvo una victoria electoral, en los marcos de un régimen democrático-burgués, con características bonapartistas y nacionalistas. Bajo esta óptica su posesión es totalmente legítima. Su gran error no fue haber respondido al intento de golpe del MUD con la convocatoria de la ANC, su error fue no ampliar las atribuciones de la Constituyente para que se impusiera la expropiación de todos los grandes grupos privados del país, el monopolio del comercio exterior y la planificación economía, en dirección a una transición al socialismo, apoyado en el control popular y democrático.

Uno de los principales errores de Maduro ha sido apoyarse más en las instituciones coercitivas del Estado para combatir a la derecha que apoyarse en la clase obrera y en los sectores populares para expropiar el capital. Sin embargo, frente a ello, defender la Asamblea Nacional (Congreso) contra la ANC es un completo error de sectores democráticos y de izquierda.

La gigantesca y más importante tarea que está en primer lugar en la jerarquía de la lucha antiimperialista es la defensa de la soberanía nacional de todos los países de América Latina, mucho más ante el cerco de gobiernos de derecha que estamos presenciando en Brasil, Argentina y Colombia. Sin enfrentar el dominio del imperialismo se hace imposible defender los intereses de la clase obrera y demás sectores oprimidos.


Defender la soberanía de los países contra el imperialismo: la primera de las tareas de las organizaciones de izquierda


Con la victoria de Iván Duque en Colombia y de Bolsonaro en Brasil, y ahora con el apoyo directo de la OEA y del Grupo de Lima, junto con el boicot económico y diplomático de EEUU, que es la principal causa de la crisis económica y migratoria del país, la derecha golpista de la MUD se sintió fortalecida para intentar volver a crear un ambiente propicio para intervenciones militares extranjeras y/o disidencias internas en las fuerzas armadas de aquel país.

La declaración del líder derechista, Juan Guaidó, presidente de la deslegitimada Asamblea Nacional (Congreso), de que se disponía a asumir la presidencia, sin haber sido siquiera candidato en mayo de 2018, no deja margen de duda.

Chávez y Maduro por su naturaleza social y por los límites de su programa no construyeron salidas estructurales hacia el socialismo –empezando por cambiar la matriz económica del país desde hace mucho dependiente de la renta petrolera, cuando el precio del petróleo estaba en el auge en el mercado internacional– para que efectivamente se pudiera sustituir la dependencia de las importaciones de productos de consumo de primera necesidad como alimentos, ropas y medicinas, producidos por una base industrial estatal.

Reconocer los errores y límites del proceso bolivariano no puede hacernos caer en la trampa de que la política concreta para que la acción se acerque a la estrategia del imperialismo que es derribar al gobierno Maduro e imponer de inmediato a un gobierno de la derecha, lo que significaría una derrota histórica de los trabajadores y del pueblo de aquel país y de toda izquierda en el continente.

Para enfrentar el capital en todos los terrenos es preciso organizar y construir una salida de la clase obrera, pero sin perder de vista que tal construcción pasa por defender en primer lugar la soberanía nacional. Defender la soberanía nacional contra la injerencia imperialista y de la OEA, de las agencias de noticias internacionales y de los gobiernos de la derecha regional, es la primera tarea democrática de la izquierda en el mundo.

No podemos permitir en bajo ninguna hipótesis que el gobierno Maduro sea derrotado por la MUD y el Grupo de Lima. En este sentido, dejamos aquí un llamado para que la izquierda se una en un frente en defensa de la soberanía de Venezuela. Por otro lado, tenemos que exigir del gobierno Maduro que el combate a los golpistas de la MUD no puede justificar ninguna medida coercitiva contra las organizaciones populares, el movimiento obrero y la izquierda socialista. Esto debilita la lucha por el socialismo que el propio gobierno reivindica en sus discursos.

Ante el cerco cada vez mayor del imperialismo a Venezuela, es urgente que la izquierda latinoamericana ponga en marcha una campaña que levante bien alto la bandera: ¡Fuera Trump de América Latina! ¡Saquen las manos de Venezuela!


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Venezuela urgente: ¡No al golpe de Guaidó! ¡Fuera Trump de América Latina!

Editorial del 24 de enero de 2019



Nicolás Maduro asumió el 10 de enero para un segundo mandato presidencial, según el calendario electoral aprobado por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que actualmente ejerce plenos poderes en Venezuela.

Las principales agencias de noticias internacionales y brasileñas ocultan intencionalmente que Maduro ganó las elecciones en mayo de 2018, compitiendo por medio del voto directo y secreto, derrotando a otros tres candidatos opositores, obteniendo 6.245.862 votos (el 67,8% de los votos válidos), seguido de Henri Falcón que alcanzó 1.927.387 votos (20,99% de los válidos), además de Javier Bertucci con 996.181 votos (10,82% de los votos válidos) y Reinaldo Quijada que alcanzó 36.246 votos (3,96% de los votos válidos).

En esas elecciones, un importante sector de la oposición de derecha, organizada en el frente derechista Mesa de la Unidad Democrática (MUD) llamó el boicot, desconociendo el calendario electoral convocado por la ANC. Antes, en diciembre de 2015, la oposición de derecha había elegido a la mayoría de los diputados en la Asamblea Nacional (el Congreso Nacional de Venezuela), y desde entonces pasó a intentar un golpe parlamentario apoyado por EEUU, al estilo hondureño / paraguayo, que también fue aplicado en Brasil con el impeachment de la presidenta Dilma.

Sucedió que ese intento de golpe, que también se apoyó en violentas manifestaciones de bloqueos callejeros –las llamadas «guarimbas»—, fue derrotado justamente porque Maduro convocó a la ANC para enfrentar la operación de la MUD/EEUU. Uno de los partidos que forma parte del MUD y también llamó al fracasado boicot de la ANC fue Voluntad Popular del entonces Diputado Nacional, Juan Guiadó, que fue el presidente de la actualmente superada Asamblea Nacional, que funciona sin legitimidad institucional como asamblea partidista opositora.

Guaidó, este miércoles 23 de enero, de forma inédita y apoyándose en el gobierno Trump, en la OEA y en los sirvientes del imperialismo, Ivan Duque de Colombia y Bolsonaro de Brasil, se autoproclamó presidente de la República de Venezuela. Llama atención que Guaidó no concurrió a las elecciones en mayo de 2018, es decir, ¡no tuvo ni siquiera un voto. A coninuación, el golpista tuvo el rápido reconocimiento del gobierno imperialista de Donald Trump, seguido por los países alineados a Estados Unidos en América Latina y Europa. Las loables excepciones que se declararon contra la más reciente operación golpista, entre los países de América Latina, fueron los gobiernos mexicano, cubano y boliviano. Turquía, Rusia y China también se posicionaron contra la intervención norteamericana en Venezuela.

La autoproclamación del ex diputado consiste en una operación golpista más de la MUD para intentar desestabilizar el país y dividir al pueblo y a las Fuerzas Armadas venezolanas, intentando abrir el camino incluso para nuevas operaciones militares extranjeras o nuevos atentados terroristas, siguiendo el ejemplo del intento de asesinato Maduro, perpetrado con el uso de drones, en agosto de 2018, o incluso el de junio de 2017, operado con un helicóptero que lanzó granadas en el predio del Ministerio del Interior de Venezuela.

No somos chavistas, no apoyamos políticamente al gobierno de Maduro y no consideramos a Venezuela como un modelo de socialismo, ni siquiera de transición al socialismo. Sin embargo, estamos incondicionalmente al lado de los pueblos latinoamericanos contra cualquier intento golpista proimperialista, organizado bajo el manto de defensa de la democracia liberal.

Defendemos la autodeterminación de los pueblos y estamos en contra de la entrega de las riquezas petroleras a las multinacionales del petróleo, pues ese es uno de los principales objetivos que se desea con el derrocamiento inmediato del gobierno Maduro por la MUD: la apropiación privada imperialista de las mayores reservas de petróleo y gas en el mundo, pues Venezuela desde 2010 superó incluso a Arabia Saudita en las reservas globales de los países de la OPEP.

Estamos a favor de la profundización de las medidas antiimperialistas y de la expropiación y estatización de los grandes grupos económicos, en particular de los bancos, del sector de alimentos y de medicamentos, y de las tierras.

También estamos a favor de la congelación de los precios de los bienes de supervivencia inmediata y de la confiscación de las propiedades de los sabotadores de la economía popular. Defendemos la autodefensa organizada de la población civil, lado a lado con las fuerzas armadas, ante cualquier operación militar externa.

Yfinalmente, defendemos que el gobierno Maduro y la ANC garanticen la más amplia democracia y libertad de expresión para las organizaciones sociales y sindicales, de sectores no golpistas y de toda izquierda del país. No se puede intentar sofocar las diferencias en nombre de la unidad. Cualquier actitud antidemocrática contra las organizaciones legítimas del pueblo y de la izquierda venezolana, en vez de fortalecer, debilita esa inmensa lucha.

El imperialismo norteamericano y sus gobiernos aliados europeos, al servicio de las grandes corporaciones capitalistas, recurrentemente utilizan el discurso «democrático» para ocultar sus reales objetivos de recolonización de los pueblos del mundo. Tatan, así, de posibilitar una mayor expoliación de los recursos naturales y la explotación cada vez mayor de los trabajadores y de las poblaciones originarias. Así lo hicieron en las ocupaciones de Irak (2003/2011) y en Afganistán (2001/2013), con el resultado de la destrucción de esos países y la muerte de miles de personas.

Lo que está en curso por parte de la oposición de derecha, del imperialismo y de sus socios en la región, como es el caso del reciente gobierno de Bolsonaro en Brasil, no es una nueva operación en defensa de la democracia, sino un nuevo intento de intervención proimperialista para derrocar al gobierno de Venezuela y apoderarse a la vez de las riquezas petroleras de aquel país. Y, a continuación, aplicar medidas ultraliberales, po ejemplo, la dolarización total de la economía, privatizaciones generalizadas y recortes brutales de los derechos de los trabajadores y de las políticas sociales.

¡Los pueblos latinoamericanos necesitan unirse para evitar una nueva guerra destructiva de los pueblos y de los recursos naturales, esta vez en nuestro continente! ¡Exijamos que los gobiernos de la región rechazen cualquier acuerdo con Trump o intento de cesión de territorios, bases u operaciones militares que signifiquen medidas de guerra contra el pueblo de Venezuela! ¡Ningún reconocimiento de la autopresidencia golpista de Guaidó! ¡Fuera Trump de América Latina! ¡Convocamos a todas las organizaciones de izquierda y de los movimientos sociales a formar comités en defensa de la soberanía de Venezuela!



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