6/10/25

¡Para derrotar al sionismo, todos a las calles por Palestina!



Los pueblos del mundo han tomado en sus manos la tarea de parar el genocidio

  Hace apenas unos meses los más escépticos descartaban totalmente la posibilidad de llegar a derrotar al sionismo ante las dimensiones del horror en la Franja de Gaza, los más optimistas se negaban a perder la esperanza, pero, los hechos marcaban que a pesar de soportar el repudio internacional, el Estado sionista mantenía su maquinaría genocida y su ofensiva fascista en todo Medio Oriente, de la mano del imperialismo yanqui, de Inglaterra, Francia o Alemania -cuyo primer ministro dijo sin rodeos que Israel hacia el «trabajo sucio» por ellos-. 

  Ni Netanyahu ni su gobierno han cambiado un milímetro su posición, pero un sector muy importante de sus cómplices imperialistas ha empezado a mostrar fisuras, todo gracias a la acción valiente y decidida de sus pueblos. Incluso la tramposa propuesta del «pacificador» Trump, evidencia el impacto de las acciones de los pueblos del mundo, en especial de las de los países imperialistas, cuya careta democrática se cae en pedazos frente al genocidio. La propuesta de paz de Trump es un salvavidas para Israel y Netanyahu, eso sí, liquidando por completo a la resistencia palestina, aparentemente, sentando las bases para cerrar esta fase del «genocidio continuado» contra el pueblo palestino, pero, con las suficientes ambigüedades para poder mantener su sometimiento y dominio colonial, es decir, preservando intacto su enclave en la región -más adelante nos referimos concretamente a este «plan de paz»-.

  No obstante, las cosas han empezado a cambiar, ante la inacción de sus gobiernos los pueblos del mundo han tomado la tarea en sus manos. Cientos de miles de manifestantes han llenado las calles de Londres, Sídney, Bruselas o Paris para gritar: ¡Alto al genocidio! ¡Palestina Libre! En la vuelta a España la gran ganadora fue Palestina. Las diversas organizaciones de acción, boicot y solidaridad con Palestina lograron que se acortaran varias etapas exigiendo el retiro del equipo Israel-Premier Tech cuyos patrocinadores son defensores del Estado sionista y amigos cercanos del genocida Netanyahu. 

  En Italia los sindicatos de base convocaron una huelga en solidaridad con Palestina que desbordó las expectativas de los organizadores; decenas de miles se movilizaron en más de 80 ciudades del país denunciando el genocidio y expresando su apoyo a la flotilla humanitaria global Sumud que está en aguas del Mediterráneo. Se bloquearon el transporte público, las escuelas, las universidades y los puertos. Ante los bloqueos la población detenida en las vías, contrario a rechazar la jornada de protesta, aplaudía y expresaba su coincidencia con la denuncia. Los medios se dedicaban a informar sobre los enfrentamientos en algunas localidades, pero lo que realmente era noticia era que la clase trabajadora se ponía a la vanguardia del pueblo italiano y plantaba cara al Estado genocida diciendo «¡Bloqueemos todo!». Los trabajadores italianos nos marcan el camino: ¡huelga general en cada país para cortar cualquier forma de comercio con Israel y para bloquear el envío de armas! ¡Huelga mundial por Palestina! 

  De los puertos de Barcelona, Génova y Túnez  partió hacia Gaza la flotilla global Sumud con cerca de 500 activistas de 44 países de todo el mundo en 51 embarcaciones, su objetivo era: «romper el bloqueo israelí a la Franja». El gobierno sionista llamó a sus participantes «terroristas» o «colaboradores del terrorismo» y los atacó desde drones en aguas internacionales. Los hombres y mujeres que navegaron en la flotilla sabían que exponían su vida y su integridad por defender la causa palestina y se hicieron a la mar cuando los gobiernos imperialistas de Europa guardaban silencio o actuaban directamente como cómplices del genocidio. Luego de la interceptación de las embarcaciones algunos de los activistas han sido deportados a sus países de origen y otros aún permanecen en una cárcel sionista. Las movilizaciones de rechazo en todo el mundo no se hicieron esperar y hoy se grita en muchos lugares del planeta: ¡Libertad para los compañeros y compañeras de la Flotilla Global Sumud! Mientras otras flotillas vuelven a surcar el Mediterráneo. 

  Mientras una Comisión internacional independiente de la ONU se tardó dos años para decir que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza, mientras la Corte Internacional de Justicia o la Corte Penal Internacional se tardarán décadas en juzgar estos hechos, mientras Estados Unidos ha vetado 6 veces las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que pedían un alto al fuego, mientras Israel viola todas las normas del Derecho Internacional Humanitario y no tiene por ello ninguna sanción concreta -la mayor parte de los gobiernos mantienen sus relaciones diplomáticas, comerciales y militares con Israel-; las movilizaciones a lo largo y ancho del planeta, la clase obrera italiana, el pueblo español, francés o inglés, nos demuestran, que ante la decadencia y podredumbre del llamado «sistema democrático» y la bancarrota de la ONU, son las masas movilizadas y organizadas las que dan esperanza de cambio a la humanidad y abren la posibilidad de derrotar al sionismo y parar el genocidio.


Las contradicciones del reconocimiento de un Estado Palestino y el «Plan de Paz de Trump»

  En el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas Australia, Bélgica, Reino Unido, Francia, entre otros, han reconocido al Estado Palestino. No es un asunto menor que en estos países se hayan desarrollado algunas de las más grandes movilizaciones a favor de la causa palestina. El reconocimiento del Estado palestino ha sido una imposición de la calle. 

  Sin embargo, los gobiernos de los países imperialistas convierten el reconocimiento de un Estado palestino en otra forma de atacar a la resistencia, de dividirla e intentar liquidarla. Francia y Arabia Saudita encabezaron la Conferencia internacional por la solución de los dos Estados; en ella plantearon que el reconocimiento de un Estado Palestino debe partir de la exigencia del reconocimiento del Estado de Israel, es decir, de validar el hecho colonial de construcción de un Estado a partir de las masacres, el despojo y la expulsión del pueblo palestino de su tierra. Así mismo, subrayaron explícitamente que tal reconocimiento tenía la pretensión de que Hamas, que actualmente aparece como el componente político central de la dirección de la resistencia, se entregara, lo que significa que su objetivo real es la derrota de la lucha por la liberación nacional del pueblo palestino. El primer respaldo a esta encerrona vino de la respuesta de Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, que declaró que «Hamas no tendrá un papel» en el futuro Estado, mostrando una vez más su completa abyección a las imposiciones imperialistas y dejando ver a las claras porque no tiene la aprobación o el apoyo del pueblo que dice representar. Ante la imperiosa necesidad de una respuesta política unificada de la resistencia palestina, Abbas juega la carta de la división, que sólo sirve a Israel y sus aliados.

  A pesar de ello, el reconocimiento del Estado Palestino por 157 países en el mundo, incluyendo ahora a Francia y Reino Unido, es un triunfo político para los palestinos y palestinas. Pues, este reconocimiento cuestiona las declaraciones del gobierno sionista que dice sin reparos que no permitirán nunca la existencia de un Estado Palestino y que su propósito es anexionar lo que queda del territorio de la Palestina histórica. Israel queda con ello aún más aislado en el escenario internacional y se ubica como un país paria. Este hecho se escenificó cuando Netanyahu tuvo que hablarle a un escenario vacío en Naciones Unidas, pues las delegaciones abandonaron el recinto para no escuchar al genocida.

  El «plan de paz de Trump» profundiza la perspectiva colonial de la política de los dos Estados. Primero es un plan que define el futuro del pueblo y el territorio palestino sin los palestinos, como se ha hecho siempre por el imperialismo desde la declaración Balfour, la partición de 1947 o los acuerdos de Oslo. Segundo no es un «plan de paz», es un plan de rendición de la resistencia palestina, sin dar ninguna garantía de la salida de las tropas sionistas de la Franja, Netanyahu afirmó que las FDI permanecerán en la mayor parte de Gaza de manera indefinida. Tercero es un plan para el sometimiento militar y político del pueblo palestino, que no podrán elegir su propio gobierno sino que deberán aceptar un gobierno a cargo de quienes han financiado y son cómplices directos del genocidio: Estados Unidos, con sus tropas, las de otros países y la imposición de Tony Blair como virrey. Cuarto es un plan que quiere materializar la «Riviera de Medio Oriente» de la que ha hablado Trump, es decir, un plan de negocios inmobiliarios construido sobre la devastación y el arrasamiento al que ha sido sometido el territorio gazatí. 

  Finalmente, el plan de Trump es un plan para legitimar el genocidio, en el que los perpetradores de la barbarie salen impunes y aparecen como quienes juzgan y deciden sobre el futuro de las víctimas. Este es un análisis del significado del plan, pero la decisión de aceptarlo o no es del pueblo palestino y de su resistencia. El plan lo único que les ofrece es parar la masacre actual -incluso frente a la posibilidad de un futuro Estado Palestino Netanyahu ha reiterado que no lo permitirán-, conscientes de su historia y de los enemigos que enfrentan, los reportes de prensa advierten que la población en Gaza rechaza hasta ahora ese «plan de paz». Hamás lo aceptado parcialmente y se dispone a negociar en Egipto, mientras Netanyahu y Trump con sus declaraciones siguen dejando en evidencia que más que un «plan de paz» es otro «plan de opresión colonial contra el pueblo palestino».



Un ejército internacional para liberar a Palestina

  Contrario a Netanyahu, quien sí logró tener apoyos y un auditorio dispuesto a escuchar en la ONU fue el presidente colombiano Gustavo Petro, su denuncia del genocidio en Gaza y de la responsabilidad del imperialismo y del sionismo en el horror, lo han convertido en un referente político. En Naciones Unidas planteó la propuesta de una resolución de la Asamblea General para constituir un Ejército Internacional que desarrolle una acción militar coordinada para proteger a la población en Gaza y liberar a Palestina. Petro advirtió correctamente que el tiempo y los caminos de la diplomacia se han demostrado acabados. El gobierno de Indonesia respondió a la propuesta con el ofrecimiento de 20 mil soldados para ese fin. Los pueblos del mundo debemos seguir presionando en la calles para que un Ejército de estas características pueda tener lugar. 

  La combinación entre la más amplia movilización y el accionar militar, como sucedió en Vietnam, puede generar la derrota política y militar del Estado sionista y del imperialismo. Por ello, los llamados gobiernos progresistas -Lula, Boric o el mismo Maduro-, las naciones árabes y los gobiernos que denuncian hoy el genocidio como el de Sánchez en España, deberían ofrecer apoyo a la propuesta de Petro y poner sus fuerzas militares al servicio de proteger al pueblo palestino y derrotar a Israel. 

  Si la propuesta de una fuerza armada internacional no prospera la movilización en todos los rincones del mundo debe profundizarse. Las acciones de boicot, como en la vuelta a España; las acciones de solidaridad, como la flotilla global Sumud o las movilizaciones a nivel internacional; la huelga general, como en Italia y todas la acciones posibles deben desarrollarse para frenar a los genocidas. En ese sentido, hacemos el llamado a las centrales obreras en Colombia y en el mundo, a los partidos políticos y gobiernos que se declaren democráticos o progresistas, a los partidos de izquierda y organizaciones sociales que integran el Pacto Histórico y a los candidatos que pretenden continuar con las banderas de Petro, a que se solidaricen con Palestina, que contribuyan y estimulen acciones para lograr el embargo total a Israel. 

Una vez más por la destrucción del Estado nazi-sionista de Israel

   El sionismo es el fascismo contemporáneo, para derrotar al fascismo en el siglo pasado la unidad internacional fue piedra angular, desde esta tribuna convocamos a la máxima unidad para defender al pueblo palestino y para luchar por su liberación nacional. Eso implica para nosotros la destrucción del Estado genocida, no su validación como enclave colonial. La OLP tuvo como consigna histórica la construcción de una Palestina laica, democrática y no racista, la consigna sigue teniendo plena validez. El Estado de Israel es un Estado teocrático que se define por ley como Estado Nación Judío, un Estado colonial que se estableció por medio de la limpieza étnica contra el pueblo palestino, que construyó  un régimen de apartheid que lo segrega y discrimina. El colonialismo ha sido derrotado en el pasado por los pueblos oprimidos que se levantaron en América, en África y en Asia, y al nazismo no se lo admitió entre los pueblos del mundo, se lo destruyó. La destrucción del Estado de Israel no significa la expulsión de las comunidades judías de la tierra palestina, pero sí el establecimiento de un nuevo Estado en el que no sería posible la segregación, la discriminación y el privilegio del colonizador, en el que los judíos que estén dispuestos a convivir con los palestinos podrían quedarse, y los que no tendrían que irse. Musulmanes, judíos y cristianos convivieron en estas tierras por milenios, fue el sionismo como proyecto colonial y racista el que llevó la violencia y la destrucción a la región, expulsar al sionismo es el mecanismo para que se reestablezca la convivencia pacífica entre ellos.

   Desde Perspectiva Marxista Internacional defendemos el derecho del pueblo palestino al retorno a su tierra y a la autodeterminación nacional, somos solidarios con su causa y estamos comprometidos con impulsar todas las acciones posibles para parar el genocidio, por ello, invitamos a participar de la Marcha Nacional en Solidaridad con Palestina del 7 de octubre de 2025 en Bogotá.

¡El sionismo puede ser derrotado!

¡Todos a las calles!

¡Alto al genocidio!