8/2/20

El ataque que mató al militar iraní




En los primeros días de enero de 2020 un nuevo ataque de drones terminó con la vida de los principales jefes militares de Irán, en el aeropuerto de Irak, en Bagdad. En un inicio, la prensa imperialista se preocupó por las repercusiones en Oriente Medio, en un clima existente de caos social y militar. También por las consecuencias de los precios del petróleo en la economía mundial. Pero pocos denunciaron los «derechos internacionales violados», el ataque certero dirigido por vía satelital saltando fronteras y espacios aéreos soberanos, pareciera que no cuenta a la hora del análisis sobre las consecuencias del ataque. Pocas excepciones a la regla de la no denuncia a esta invasión a la soberanía y acto de guerra: la primera fue la del gobierno del Líbano, que consideró la operación estadounidense como «una violación de la soberanía de Irak y una escalada peligrosa contra Irán que podría aumentar la tensión en la región», además condenó el asesinato del general Q. Soleimani así como el de Abu Mahdi al Muhandis número dos de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP) iraquíes en el ataque, país donde se perpetró el asesinato.

Tanto en Oriente Medio como en nuestra región, la mano asesina del imperialismo estadounidense respaldado por el resto de las potencias y los gobiernos burgueses de los países semicoloniales se extiende para socavar la construcción soberana de los pueblos y en particular del pueblo palestino.

Algunos datos sobre la importancia de este episodio


El asesinato de Soleimani, parece contar con importantes antecedentes y protagonistas según la prensa crítica de los Estados Unidos. El magnate Sheldon Adelson, una de las principales fortunas de los Estados Unidos, dueño de una cadena de casinos y hoteles en Las Vegas y uno de los principales contribuyentes en las campañas electorales del partido Republicano, es además lobbysta pro Israel. Ha donado importantes sumas destinadas a preservar el control de los republicanos en el Senado y para Trump en su carrera a la presidencia. Según la información, fue quien más presionó a Trump para designar a John Bolton al frente del Consejo de Seguridad Nacional, en la línea de empujar a los Estados Unidos a la guerra contra Irán. Aunque estas políticas de Estado no tienen solo una línea de decisiones, existe un entramado de intereses y lobbies, que en cada administración buscan la forma de fortalecer su poder e influencia.

Según la definición de Juan Cole, investigador e historiador estadounidense, especialista en Oriente Medio (de Informed Comment), John Bolton es un «criminal demente» empeñado en liquidar todos los acuerdos nucleares: desde el firmado en 1972 por Nixon y Breznev, siguió con el firmado por Clinton y los norcorenos, y terminó cuando EE. UU se retiró del acuerdo firmado por Obama con Irán en 2015. También dejó sin validez el acuerdo firmado sobre fuerzas nucleares intermedias (tácticas) INF firmado por Reagan y Gorbachov, y apunta a liquidar el firmado con Rusia (START) un acuerdo sobre armas nucleares estratégicas que debería renovarse en 2021.

Además considera que una guerra contra Irán, «serviría para cubrir el flanco oriental de la expansión israelí», que implica la anexión de Cisjordania, en la lenta pero segura limpieza étnica de los territorios palestinos ocupados. En línea con ese plan, en mayo de 2019 Trump reconoció a los Altos del Golán como territorio israelí contra todo derecho internacional. La web israelí Maariv Online anunció entonces el asalto táctico contra Irán.
Otro antecedente sobre este episodio criminal que en estos días inaugura el año 2020, lo constituyó la carta dirigida a Trump y firmada por 76 generales y embajadores retirados en la que se dijo que «la guerra con Irán ya sea consciente o por error de cálculo, tendrá repercusiones dramáticas en un Oriente Medio ya desestabilizado y arrastrará a Estados Unidos a otro conflicto armado con un inmenso coste financiero, humano y geopolítico».

Sea como sea, la voluntad de los halcones de la Casa Blanca por cambiar el régimen en Irán, no es una línea del gusto de muchos jefes militares de Estados Unidos, que, como los generales y embajadores retirados, auguran más caos como resultado. Su argumento es que los verdaderos adversarios no son países como Irán, cuya capacidad militar es escasa, sino Rusia y China, países que aprovecharon el caos de estos 18 años para modernizar sus fuerzas, con miras a «erosionar de forma significativa la ventaja americana en tecnología moderna», en palabras del entonces Secretario de Defensa, Jim Mattis, partidario de reorientar el esfuerzo hacia la competición entre grandes potencias en lugar de concentrarse en el llamado «terrorismo».



Según el analista Michael T. Klare, actualmente hay en Estados Unidos dos proyectos de guerra, el de Bolton y el de la Marina y los 750.000 millones de dólares del presupuesto previsto para el año que viene están comprometidos con el segundo proyecto. El Pentágono se inclina más hacia la doctrina enunciada en marzo por el actual secretario de defensa interino Patrick Shanahan. «Disuadir o derrotar la agresión de una gran potencia es un desafío fundamentalmente diferente que los conflictos regionales implicando a estados gamberros y organizaciones extremistas violentas que hemos afrontado en los últimos 25 años», dice Shanahan. De todo esto, Klare, deduce que habrá fuertes reticencias del Pentágono a la «guerra de Bolton», por considerar que distrae el esfuerzo del principal escenario: un pulso en el Mar de China Meridional, donde las tensiones ya revisten carácter semanal, el proyecto de la Marina.



El objetivo militar chino es convencer a los militares americanos que en un conflicto regional y limitado allá, las fuerzas aeronavales de Estados Unidos saldrían perdiendo y que por tanto es preferible no intentarlo. El de los americanos es destruir la capacidad china en los sistemas de armas conocidos como A2 / AD (Anti Access/Area Denial), la versión moderna de una muralla china de misiles y recursos electrónicos y espaciales para cegar al adversario, hundir sus barcos, derribar sus aviones e impedir su agresión.

El ataque que provocó la muerte del general iraní Qassem Soleimani, segundo en importancia en la jerarquía del poder de Irán, ya constituye un hecho de importancia trascendental para el futuro de la región y de la situación mundial. Además no debería constituir un hecho ajeno al interés de la clase obrera y de su vanguardia que lucha a diario por sus derechos, aunque estemos del otro lado del planeta.


Cumbre contra el Terrorismo en Bogotá

Como corolario de este episodio y de sus antecedentes, en los últimos días de enero se desarrolló la cumbre contra el llamado «terrorismo» designado así por los funcionarios del gobierno de los Estados Unidos.  Una cumbre que contó con la presencia de ministros y funcionarios de Relaciones exteriores delegados de veinte países de nuestra región, y como observadores a representantes de España, Israel y Venezuela. Fue invitado  Guaidó  que no representa ni a su familia pero que mantiene el título de «presidente encargado de Venezuela». Esta cumbre fue la tercera sobre el tema del «terrorismo», la primera se llevó a cabo en Washington en 2018, y en esta última, los delegados de los gobiernos americanos avalaron con su presencia la política asesina del amo del Norte que dentro de la lógica imperialista el ataque que mató a Soleimani estaría justificado en su lucha contra el terrorismo, también avalaron al payaso de Guaidó que dice ser jefe de la Asamblea Nacional venezolana, y fundamentalmente al «criminal demente» Mike Pompeo quien vinculó —en su empeño de avanzar contra el régimen chavista—, a la organización de Hezbollah con el gobierno de Maduro:

El régimen de Irán, con su brazo armado Hezbollah, está en Venezuela y eso no es aceptable.

Para agregar que también la lucha contra Venezuela, es una lucha por la «democracia»,

el mundo debe seguir apoyado los esfuerzos del pueblo venezolano de volver a la democracia y de acabar con la tiranía de Maduro,

Desde el otro lado del Atlántico, Benjamin Netanyahu, en el Foro Mundial del Holocausto, reforzó la campaña de guerra e invasión estadounidense,

Hoy Irán es el régimen más antisemita del mundo.

Entre los eventos de la cumbre realizada en Bogotá, hubo reuniones de expertos en el tema para discutir estrategias de prevención y obligaciones de los Estados. Duque el presidente anfitrión destacó la coordinación entre países para enfrentar «este flagelo global». El gobierno de Trump selló de esta forma el apoyo de los gobiernos de los países del continente a su cruzada asesina que terminó con la vida de Soleimani, en una escalada guerrerista contra Venezuela e Irán.

Deberíamos debatir la posibilidad de impulsar una campaña antimperialista en todo el continente, para rechazar la ofensiva yanqui:

No más golpes militares financiados por los Estados Unidos en nuestro continente,
como el que se perpetró en Bolivia contra el gobierno de Evo Morales

Solidaridad con el pueblo palestino víctima del Estado genocida de Israel

Defensa de la soberanía de Venezuela, Nicaragua y Cuba, rechacemos el bloqueo económico y la injerencia política, judicial y amenaza militar dirigida contra esos países
Apoyo a la campaña de Lula libre en Brasil, para que en el futuro otra maniobra judicial no lo vuelva a encarcelar.

Rechazo a la acusación de los Estados Unidos y de Israel contra la organización Hezbollah por los atentados terroristas en Argentina. La responsabilidad del ataque de 1994 a la AMIA se le adjudicó a Irán, con pruebas dudosas, basadas en informes de los servicios de inteligencia y testimonios de opositores políticos a Teherán. Los los ataques terroristas contra la embajada de Israel en 1992 y contra la sede de la AMIA en 1994 en la Argentina, todavía no encontró responsables, la justicia argentina terminó en un pantano legal y político que le quitó las chances de esclarecimiento después de más de veinte años de los trágicos sucesos.

Rechazo a la violación de la soberanía del territorio irakí, por parte de Estados Unidos, para perpetrar la acción criminal que terminó con la vida del general iraní y otros funcionarios de los gobiernos de Irán e Irak.

Viva la lucha de los pueblos chileno, ecuatoriano y colombiano movilizados contra los gobiernos de Piñera, Lenin Moreno y Duque, lacayos del imperialismo norteamericano, responsables de la represión policial  indiscriminada contra las manifestaciones, de los asesinatos de líderes sociales y de la implementación de planes económicos que solo empobrecen a la mayoría de la población y aumentan el régimen de explotación de los trabajadores.
 

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