El 27 de junio en Nanterre -oeste de París- empezó una de las movilizaciones más multitudinaria, furiosa y violenta de los últimos tiempos, la marea explosiva ha ido extendiéndose más allá del área metropolitana de Paris y aparecieron focos en otras ciudades. El odio se expresaba en saqueos a centros comerciales, ataques a comisarías, a ayuntamientos, quema de coches de la policía, deparada de autobuses y vehículos del transporte público.
La gota que desbordó el vaso fue el asesinato de un joven, el mismo día 27 de junio, en un suburbio de Nanterre. Un policía le disparó en el pecho -por no parar en un control de tránsito- a Nahel, un trabajador adolescente francés de origen argelino, de 17 años, repartidor de pizza y estudiante de electricidad en un Liceo, hijo único criado por su madre.
A raíz del asesinato de Nahel, desde los suburbios hasta el centro de París, avanzó un furioso tornado que ha tenido como factor fundamental a la juventud y en buena medida incluso adolescentes menores de edad, que se organizaron a través de las redes sociales, con lo cual las protestas se extendieron a diferentes sectores. Fue un estallido espontáneo de lucha contra el racismo, el gatillo fácil, las miles de detenciones, las maniobras judiciales que abren procesos contra los detenidos y declara prohibidas ciertas manifestaciones.
Según datos oficiales, más de 3.700 personas han sido detenidas por la policía con relación a las protestas desde la muerte de Nahel, entre ellas unos 1.160 menores desde 13 años que se encuentran bajo custodia policial y un hombre adulto muerto en Marsella.
Las movilizaciones de masas en Francia suelen arrancar desde los sectores más explotados y oprimidos: los trabajadores inmigrantes. Los estallidos marcan continuamente el descontento con el capitalismo imperialista explotador y segregacionista, con el régimen político cada vez más bonapartista y represivo, aunque las protestas no las expresen nominalmente.
Desde el 2005 hubo varias movilizaciones importantes, como la que estalló en el suburbio parisino de Clichy-sous-Bois cuando murieron electrocutados dos jóvenes musulmanes, ZyedBenna (17 años) y BounaTraoré (15 años), al chocar contra una subestación eléctrica cuando huían de la policía después de un partido de fútbol.
En el 2006, incendiarias protestas de jóvenes, en contra de la ley de contrato del primer empleo fueron brutalmente reprimidas. Jóvenes desempleados que buscaban trabajo se vieron enfrentados al gobierno de los empresarios que les impone precarización laboral y muy bajos salarios.
En el 2016, Adama Traoré, un joven francés de origen maliense de 24 años, detenido en la comisaría de Persan (Val-d'Oise) muere por asfixia, estando en custodia policial[1]. Su muerte provocó multitudinarias protestas en contra de la brutalidad policial en Francia, reactivadas en 2020 por el caso de George Floyd en Estados Unidos.
Francia es uno de los países europeos que mayores y más violentas movilizaciones de protestas ha tenido desde los años noventa. La necesidad de los trabajadores y pueblo pobre de defender sus conquistas históricas que este capitalismo decadente les ha ido despojando ha hecho surgir protestas de todo tipo, algunas explosivas, iniciadas por variados motivos: contra el aparato represivo y el abuso de poder, contra el empeoramiento de las condiciones de vida, contra la discriminación, contra la suba del combustible, del pasaje del transporte, contra los ataques al derecho de jubilación.
Las movilizaciones espontáneas, como la más reciente, suelen surgir en los barrios suburbanos pobres, donde habitan trabajadores precarizados y jóvenes desempleados.
Las protestas que empiezan en los barrios periféricos, la prensa las tildan de revuelta de inmigrantes, porque ahí viven en su mayoría; es el fenómeno, es lo que aparece a primera vista. Así también, la chispa que genera el incendio suele ser un criminal ataque policial contra algún joven inmigrante.
La realidad profunda es la crisis económica que cargan sobre sí los trabajadores y sectores populares, donde los más afectados son los inmigrantes, pero no solo ellos. Desde enero, ha habido una serie de movilizaciones en Francia, multitudinarias, combativas y hasta incendiarias, como las últimas, en la lucha contra la reforma previsional que retrasa la edad jubilatoria(de 62 a 64 años) y aumenta un año más de cotizaciones (de 42 a 43 años de aportes). Un saqueo a la clase trabajadora en favor de la burguesía.
Los estallidos en las periferias de Francia tienen algunas características comunes, pero nunca se había visto esta magnitud geográfica y de furia[2]. Aunque la mayoría de los estallidos sociales y luchas tienen en común varios factores políticos, sociales y económicos, el contexto de esta lucha tiene peculiaridades propias: se da en el marco de la criminal guerra de Estados Unidos y su brazo armado, la OTAN, contra Rusia, los severos planes de ajuste de Macron contra las masas mientras millones de Euros van como ayuda militar a Ucrania para sostener la guerra contra Rusia, la ofensiva antijubilatoria del gobierno, su apoyo a las fuerzas represivas para el gatillo fácil contra los pobres e inmigrantes.
El trasfondo es complejo: la crisis económica, la pobreza, la inflación y la falta de empleo, la exclusión social de numerosos sectores de la juventud, la precarización laboral, la pelea salarial y las manifestaciones contra la reforma previsional. El motivo del odio profundo de las masas es el ataque de la burguesía francesa, su régimen y su gobierno contra las condiciones de vida de los trabajadores y los sectores populares.
La inflación interanual en Francia es del 4,5% pero en alimentos es del 12,9%[3] siendo el rubro en que más gastan los sectores populares. El costo de la vivienda (incluido alquileres) también tuvo un fuerte incremento 8,2% ocultado por el índice general de la inflación. La tasa de desempleo en 2023 llega a 7%, pero en los jóvenes menores de 25 años se dispara a 17,2%[4]
Una encuesta publicada en abril por Le Parisien, indica que los sectores más pobres redujeron sus gastos en alimentación. Fueron consultados los que ganan el salario mínimo (1.353 Euros), de los cuales el 79% afirmó que redujo las compras alimentarias, más de la mitad dijo que redujeron sus porciones y el 42% incluso que suprimió una de las comidas, principalmente desayuno o cena[5]. La calidad alimentaria también se vio afectada ya que se redujo el consumo de frutas y verduras por su alto costo, con incrementos de hasta 17%[6]
Estos elementos configuran el contexto del estallido actual y de las anteriores como las protestas violentas contra la ley del «contrato del primer empleo» (2006), las manifestaciones contra la primera reforma de la edad jubilatoria (2010), las movilizaciones de protestas de los chalecos amarillos (2018) y también este año las manifestaciones contra la reforma de previsional de Macron.
Las
derrotas, traiciones, negociaciones desastrosas de las direcciones, por
momentos ha debilitado la lucha de masas, aunque el bajón no ha podido impedir
nuevos estallidos sociales como la última de
las banlieves (periferia de las ciudades) con una multitud de jóvenes en las calles,
automóviles quemados, centros comerciales asaltados, bancos atacados.
Los jóvenes que salen en las protestas hacen parte de esas generaciones que sienten con mayor fuerza la sensación de «no futuro». Si el capitalismo lograba crear eufemismos para las pasadas generaciones de jóvenes de la clase trabajadora (ley del primer empleo, trabajo part-time, emprendedorismo, pluriempleo), a estas les ofrece poco y nada. Por eso en cada grito, en cada gesto aparece con mayor fuerza la necesidad del cambio radical, los gérmenes revolucionarios surgen en cada estallido.
Las masas contra el régimen y el gobierno
Es una protesta contra el régimen y específicamente contra el gobierno de Macron que ha profundizado el carácter bonapartista-dictatorial con sus planes de ajuste, con la aprobación por decreto de la contrarreforma jubilatoria y por dar manos libres a las fuerzas represivas. También es un alzamiento contra el cada vez mayor acercamiento del gobierno a los movimientos fascistas al que Macron extiende la alfombra roja con sus declaraciones contra los inmigrantes. Las masas no olvidan que Macron golpeó a los trabajadores en la pandemia, sigue golpeando con la guerra, favoreciendo a la burguesía más rica del país.
Tras las movilizaciones por el asesinato de Nahel y habiéndose cumplido 7 años del asesinato policial de Adama Traore, un joven negro que murió estando en custodia policial fue organizada una movilización en su memoria, la cual fue prohibida. A pesar de ello, los manifestantes desafiaron las prohibiciones y marcharon contra la violencia policial. La hermana del joven expresó su repudio a la orden judicial, señalando: «Autorizan las marchas de los neonazis, pero a nosotros no nos dejan marchar. Francia no puede darnos lecciones de moral. Su policía es racista y violenta».
Las libertades públicas están perdiendo terreno en Francia frente a un gobierno cada vez más autoritario y represivo como de hecho son los gobiernos en apariencia democráticos cuando se pone en juego los privilegios de los sectores dominantes. Aplica todo tipo de táctica para descomprimir las manifestaciones, desde prohibirlas hasta suspender el servicio de transporte público por la noche, toques de queda en algunos distritos, detenciones (más de 3.000 detenidos), procesos judiciales a manifestantes detenidos, despliegue en las calles de 45.000 efectivos de las fuerzas represivas (4 veces más que la cantidad desplegada en el momento más álgido de las movilizaciones contra la reforma de pensiones), amenaza de cortar redes sociales si la situación sale de control.
La explicación reaccionaria
La etnificación de la protesta es el centro del discurso de la derecha, lo que le permite llevar el foco hacia la inmigración y desviarlo de los temas importantes y urgentes: la guerra, jubilaciones, desempleo, precariedad laboral, inflación, agudización de la represión. Así, todos los problemas se reducirían a minorías inadaptadas a las costumbres francesas y acentuadas por el ingreso masivo y sin control de extranjeros a los que los servicios públicos no pueden dar suficiente atención.
Este tipo de afirmaciones oculta, por un lado la tremenda explotación de los inmigrantes. El 90% de las autopistas se hicieron con mano de obra inmigrante más barata, el 50% de los médicos de los hospitales de los barrios populares son de origen inmigrante, también el 42% de los trabajadores de las empresas de limpieza, el 60% de los pequeños talleres mecánicos de la región parisina son de inmigrantes[7].
Una investigación de la Universidad de Lille del 2010 indicaba que el Estado recibía de los inmigrantes un saldo positivo de 12.400 millones de Euros por los ingresos en concepto de impuestos varios, descontados los servicios estatales prestados.[8]
Los trabajadores inmigrantes realizan las tareas más duras e indeseables, al mismo tiempo son los peor pagados y los que tienen las peores condiciones o casi ninguna seguridad social. Además de las tareas de servicios, limpieza, infraestructura, la inmigración tiene varios aportes culturales y deportivos a la nación francesa, tan solo basta echar un vistazo a los clubes de la Ligue 1 o la selección francesa de futbol para ver la pléyade de deportistas de origen negro o árabe.
Por otro lado, si bien el detonante de las protestas últimas ha sido el asesinato de un joven hijo de inmigrante, la ola de protesta reciente en Francia, lleva ya más de seis meses, con subidas y bajadas, desde las grandes movilizaciones contra la reforma previsional que desde enero involucró a varios sectores de trabajadores activos y jubilados a quienes se les unieron los jóvenes.
La violencia represiva contra jóvenes golpea mucho más a los inmigrantes o hijos de inmigrantes. Sin embargo, en las protestas contra la brutalidad policial no salen sólo ellos, salen jóvenes en general, golpeados por este sistema económico excluyente y empobrecedor. Por eso a las últimas tumultuosas protestas contra el asesinato de Nahel la denominaron «marcha blanca», para significar que el problema no era sólo con los inmigrantes, los negros, los africanos, sino que estaba afectada toda la población que sufre la opresión del régimen y los ataques del decadente capitalismo imperialista francés y su estado.
Contra el capitalismo imperialista
El proceso de lucha ha sido objetivamente anticapitalista. Una protesta contra el capitalismo que inunda de publicidad llamando al consumo y que al mismo tiempo, por la profunda desigualdad, impide el acceso a los bienes a amplias capas de la población. La frustración que genera esta situación en los sectores más pobres explota en la irrupción violenta de las masas contra los centros comerciales, en los ataques destructivos contra los bancos. Las masas procedieron a romper todo a su paso, en las calles incendiaron los vehículos, destrozaron escaparates de las tiendas y destruyeron mobiliarios de los restaurantes.
La lucha de los inmigrantes es también una lucha antiimperialista, gran parte de los inmigrantes son refugiados de los conflictos instigados y financiados por las empresas capitalistas francesas que operaban en las colonias y están presentes en las actuales semicolonias, también son exiliados económicos de los empobrecidos países africanos, y en gran medida son refugiados de las persecuciones de los dictadores africanos sostenidos por la metrópoli francesa como parte de un mismo régimen de dominación imperialista. Así funciona la democracia de Francia, tiene partes íntimamente ligadas, una cara de la moneda es el régimen en Europa y otra en el continente africano y en las Antillas.
Las reivindicaciones que han aparecido en toda las luchas del último año, de poner fin al involucramiento del país en la guerra de la OTAN es objetivamente una protesta contra el imperialismo guerrerista. Francia es parte del frente de la OTAN en la guerra que se desarrolla en Ucrania, supeditándose a los intereses del conjunto de los países imperialistas europeos y de EE.UU. Francia es uno de los principales aportantes de armas, municiones, pertrechos y alimentos para la guerra, lo que ha acarreado una nueva andanada de ajustes económicos contra las masas, ya que cada euro destinado a la ayuda militar a Ucrania sale del bolsillo de los trabajadores. Un grito corriente que recorre las movilizaciones últimas en toda Europa es: ¡Ni un euro más para la guerra de la OTAN!
Las expresiones hostiles y el fondo de la vergüenza
«Enhorabuena a los compañeros que abrieron fuego contra un joven delincuente de 17 años»[9] publicó el sindicato policial inmediatamente al conocerse la noticia, el tweet se borró posteriormente, pero varios medios se hicieron eco del mismo.
Algunos sectores han hecho una colecta para el policía que disparó contra Nahel. La campaña fue lanzada por Messiha, el presidente del Institut Vivre Francais[10] que anteriormente trabajó con los candidatos presidenciales de extrema derecha Marine Le Pen y Eric Zemmour, y otro sector de derecha presentó un proyecto de ley que elimina la inimputabilidad para menores. En ambos casos, es claro el apoyo al accionar del policía y una amenaza dirigida a los que luchan, en este caso a los jóvenes de los suburbios.
Los gremios policiales y el propio presidente responsabilizan a los padres que no pueden controlar a sus hijos. Según Macron: «Es la responsabilidad de los padres guardar a sus hijos en casa. La República no tiene la vocación de sustituirlos». En los barrios populares, el 35% de las familias son monoparentales y nueve de cada diez, madres solteras[11]
Decadencia del imperialismo francés y del régimen democrático burgués
El pasado colonial pesa en el interior del régimen imperialista de Francia. La segregación racial, las arbitrariedades contra los inmigrantes son el subproducto de un Estado que por siglos ha dominado y explotado como colonias a los pueblos de África y de las Antillas. La hegemonía cultural de la clase dominante todavía tiene bien asentada en diversos sectores sociales y sobre todo en las instituciones la actitud despectiva, arbitraria y racista respecto a los trabajadores inmigrantes. Los barrios periféricos pobres rememoran lo que antes eran las pobres naciones africanas sometidas a regímenes de explotación esclavistas.
El aparato represivo es más cruel con los pobres e inmigrantes, la excusa oficial del desempleo son los inmigrantes, el aumento de la delincuencia es comúnmente atribuido a los inmigrantes. Son los chivos expiatorios de las calamidades que provoca el capitalismo en Francia.
Recuadro de luchas importantes de los últimos años
2005: violentas protestas por la muerte de dos adolescentes musulmanes, ZyedBenna (17 años) y BounaTraoré (15 años), cuando huían de la policía después de un partido de fútbol, al chocaron contra una subestación eléctrica en Clichy-sous-Bois, un suburbio de París y murieron electrocutados
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2006: más de 3 millones de participantes, en su mayoría jóvenes, en las violentas protestas en varias ciudades contra la Ley del Contrato del primer empleo.
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2010: huelga general obrera convocada para impedir que la ley de pensiones sea votada (primera reforma de la edad jubilatoria). Se plegaron los estudiantes, que se enfrentaron a la policía afuera de los colegios secundarios y estuvieron en los piquetes al lado de los obreros.
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2016: asesinato de Adama Traoré, un joven francés de origen maliense de 24 años, quien fuera detenido en la comisaría de Persan (Val-d'Oise) muere por asfixia, estando en custodia policial.
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2018: la sublevación de los “chalecos amarillos” autoconvocados y completamente independiente de los sindicatos y partidos políticos tradicionales de la clase trabajadora, contra el aumento de precios de los combustibles, pero que posteriormente se amplía con la exigencia de aumento salarial, reducción de la edad de jubilación, restablecimiento del impuesto a la riqueza, contra las restricciones al acceso a la universidad y el aumento de matrícula para extranjeros que acabarán con la universidad abierta y gratuita.
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2023: el estallido por el asesinato de Nahel, el adolescente de origen argelino, repartidor de pizza, estudiante del Liceo por parte de un policía por no haber parado en un control de tránsito.
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Las derrotas recientes de las movilizaciones contra la reforma jubilatoria, antes que hacer mermar la voluntad de lucha, lo que hizo fue acumular frustraciones, aumentar el odio, la bronca. La ley del «gatillo fácil» del 2017 que facilitaba a la policía el uso de armas de fuego en situaciones que antes no podía, no sirvió para derrotar la voluntad de luchar de las masas, pero sirvió para acrecentar las víctimas mortales de la fuerza policial y para desprestigiar aún más frente a los trabajadores al Partido Socialista que votó a favor de la ley[12].
La rebelión pone en crisis a las organizaciones tradicionales
Es probable que por las recientes negociaciones y derrotas de las luchas sindicales y por la prioridad electoral de los partidos de izquierda, las barriadas de trabajadores inmigrantes y los jóvenes que salen a luchar tengan desconfianza en las organizaciones tradicionales de la clase trabajadora.
La emergencia furiosa de las protestas fue espontánea, es decir, no controlada por ningún partido o burocracia sindical. La forma y la radicalidad sorprendieron a todo el mundo, las organizaciones sindicales tradicionales y los partidos reformistas, sorprendidos también, jugaron en el equipo rival, llamando a la calma y al diálogo y para que la lucha no se salga de los márgenes institucionales.
Todas las luchas apuntan objetivamente contra el aparato represivo, la marginación arbitraria de la población inmigrante, contra el plan económico antipopular de Macro agravado hoy por la ayuda financiera destinada a la guerra de la OTAN en Ucrania, contra la destrucción del sistema jubilatorio, contra la carestía de la vida, contra la precarización laboral, en fin contra el capitalismo francés, cada vez más decadente, elitista, racista y depredador de vidas humanas. Lastimosamente, si el carácter de la lucha va contra el sistema, las direcciones sindicales y políticas miran en otra dirección y juegan para el lado del régimen.
Contra la represión y la violencia policial, un gran sector de la izquierda propone volver a instaurar la «policía local» establecida durante el gobierno de Jospin con apoyo de la izquierda que pretendía dar la apariencia de un sistema represivo «más amigable» en las barriadas ya que cumplía ciertas tareas propias de trabajadores sociales[13]. Esa policía fue eliminada por Sarkozy y hoy la reivindicación «progresista» es recuperarla para tener un sistema represivo «más humano».
El divorcio entre las movilizaciones de masas y la izquierda es notable por su casi nula participación en los últimos hechos de la lucha de clases y se vio con los chalecos amarillos, con la huelga general contra la reforma jubilatoria, con las luchas de los jóvenes. Decía Jean-LucMélenchon, el más importante dirigente de la izquierda parlamentaria francesa: «Como vimos durante la batalla de las pensiones, todavía no hemos superado la absurda división entre fuerzas sociales y fuerzas políticas. Naturalmente, nuestros adversarios se aprovechan de la situación: enfrentan a los sindicatos con las organizaciones políticas, y luego a las organizaciones políticas entre sí.»[14] Mélenchon describe el problema del cual él mismo hace parte.
La urgente necesidad
En las últimas décadas, Francia ha sido escenario de varios estallidos, se dieron violentas protestas de los trabajadores activos y jubilados, la juventud, las minorías étnicas en la lucha por sus necesidades inmediatas.
La enorme distancia entre las luchas de las masas y las direcciones sindicales y políticas de los trabajadores se acrecienta. No se puede esperar de las direcciones tradicionales una línea revolucionaria. Ellas son arrastradas por la decadencia capitalista. No son internacionalistas, ni plantean un llamado amplio a apoyar la lucha de los trabajadores y el pueblo pobre. No tienen planes para convertir las luchas en una movilización europea, mucho menos hay una política contra su propio imperialismo. Surgieron expresiones de apoyo de la juventud al estallido francés, como en Suecia y Bélgica. Podría haber habido muchas más si hubiera habido una dirección que las promueva.
No hay unidad de las luchas, los sindicatos por un lado, los partidos de izquierda en el pantano electoralista, los jóvenes por su lado con una gran desconfianza hacia las organizaciones tradicionales de la clase.
Los líderes sindicales no hacen llamado a la huelga general y movilización popular para derrotar el plan económico y la jauría represiva. Hacen huelgas acotadas con el único fin de negociar cuanto antes alguna migaja. La perspectiva política está ausente y la dirigencia política de los partidos y grupos socialistas solo ven un horizonte electoral para ganar cupos dentro del estado burgués.
La más urgente necesidad de los trabajadores y sectores populares de Francia es la construcción de una organización política clasista, revolucionaria e internacionalista que unifique las luchas y a los luchadores para poner fin a las bases de la discriminación social, para derrotar el plan económico de Macron y desmantelar el aparato represivo criminal burgués, que ponga en perspectiva un movimiento internacional por el retiro de la OTAN del este europeo y por el desmantelamiento de este brazo armado del imperialismo yanqui y europeo.
[1]https://www.bbc.com/mundo/articles/cd180r4xwnyo
[2]Teruggi, M [@Marco_Teruggi]. (1 de julio de 2023) Los estallidos en la periferia de #Francia tweet. https://twitter.com/Marco_Teruggi/status/1675247515023671297
[3] https://datosmacro.expansion.com/ipc-paises/francia#:~:text=La%20tasa%20de%20variaci%C3%B3n%20anual,en%202023%20es%20del%203%25.
[4] https://datosmacro.expansion.com/paro/francia
[5] https://www.dw.com/es/franceses-m%C3%A1s-pobres-reducen-comidas-por-la-inflaci%C3%B3n/a-65263961
[6]https://www.dw.com/es/franceses-m%C3%A1s-pobres-reducen-comidas-por-la-inflaci%C3%B3n/a-65263961
[7]https://www.abc.es/internacional/inmigrantes-francia-201011220000_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F
[8]https://www.abc.es/internacional/inmigrantes-francia-201011220000_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F
[9]https://www.sinpermiso.info/textos/francia-revueltas-a-resultas-de-la-violencia-policial-y-la-marginacion-social-dossier
[10]https://es.euronews.com/my-europe/2023/07/04/controversia-en-torno-a-la-recaudacion-de-fondos-para-el-policia-frances-que-mato-a-un-ado
[11]https://www.elconfidencial.com/mundo/2023-07-03/protestas-francia-reavivan-guerra-cuerpo-nahel_3685103/
[12]https://www.elviejotopo.com/topoexpress/entrevista-a-jean-luc-melenchon/
[13]https://www.revolutionpermanente.fr/Police-de-proximite-quand-la-gauche-veut-nous-faire-aimer-la-police
[14]https://www.elviejotopo.com/topoexpress/entrevista-a-jean-luc-melenchon/