Cuando asumió el poder en el Ecuador Guillermo Lasso, un Banquero de la derecha conservadora ligado al Opus Dei, afirmó que abría el diálogo con todas las fuerzas políticas y sociales afirmando que es el “Gobierno del encuentro”, supuestamente para realizar leyes en favor de la población más desprotegida.
Lasso y su gobierno en estos cinco meses y medio de gestión, lo que ha realizado es la vacunación por la pandemia del Covid-19 con relativo éxito, enfrentándose a una Asamblea (Congreso) con una minoría de asambleístas de su partido CREO (Creando Oportunidades) 12 de 137, lo que no le ha permitido que sus pretendidas Leyes en contra de los trabajadores sean, hasta el momento, aprobadas, ha realizado decretos acordados con el FMI sobre el alza de los combustibles, lo que generó protestas en el mes de octubre de la dirigencia de los trabajadores FUT y especialmente de la CONAI la organización de los Indígenas con cierre de vías y movilizaciones a nivel nacional.
El País enfrenta una crisis económica, social y carcelaria, agudizada por la pandemia, con índices de desempleo del 28 %, 47 % de pobreza, con una deuda externa de casi 46 mil millones, lo que representa el 45 % del PIB.
El sicariato y el narcotráfico han penetrado en la sociedad ecuatoriana, profundizándose en los últimos meses con masacres en las cárceles, especialmente en la ciudad de Guayaquil, en lo que va del año con 326 muertes de presos. Por estos acontecimientos Lasso declara que el único culpable es el narcotráfico, como todo gobierno burgués, deslinda su responsabilidad por el abandono de sectores de la sociedad más vulnerables; alrededor de este conflicto existe todo un contexto de desigualdad socioeconómica, hay una criminalización de la pobreza.
Un Gobierno débil, atravesado por el deterioro de su imagen por las investigaciones de los “papeles de Pandora” que hasta el momento ha desvirtuado con muchas contradicciones.
La percepción que muchos ecuatorianos tienen es que es un País que se cae a pedazos, con Instituciones del Estado en crisis y no confiables.
Todo esto refleja que el capitalismo imperialista decadente, no puede solucionar los problemas de pobreza y desigualdad existentes, más bien los agudiza con leyes para someter a la clase trabajadora, en contra de los derechos laborales y los avances de bienes del Estado para privatizar incluso los logros sociales.
Julia
16 noviembre 2021