17 de octubre de 2023
El odio del pueblo palestino contra Israel es justo, legítimo y revolucionario
El 7 de octubre, Hamas, la organización político-militar palestina e islámica que gobierna la Franja de Gaza, lanzó contra territorio israelí miles de cohetes y, junto a otras formaciones del mismo signo, realizó incursiones armadas a través de múltiples puntos de la frontera que separa a Gaza de Israel. En el terreno estrictamente militar, las fuerzas palestinas coparon dos bases del ejército israelí y tomaron varios pueblos combatiendo contra las unidades armadas en ellos apostadas.
Este ataque, que tomó por sorpresa a unas fuerzas armadas y servicios de inteligencia israelíes supuestamente súper eficientes y todopoderosos, fue preparado por Hamas durante dos años, algo que es imposible sin un apoyo de masas en el territorio. Ese respaldo solo puede explicarse por el odio del pueblo palestino contra un Estado-enclave que dice ser “democrático” pero que hace 75 años expulsó a millones de sus tierras, desde entonces lo sigue haciendo por medio de masacres sistemáticas, por cuyas cárceles han pasado y siguen estando como rehenes miles de palestinos, y cuya “justicia” legalizó la tortura.
Es un odio legítimo, justo y revolucionario, que se extiende hacia los “democráticos” aliados imperialistas defensores incondicionales de Israel, encabezados por Estados Unidos.
Vamos a los hechos y los datos, que seguramente habrán quedado atrasados cuando esta Declaración se haya publicado.
La “guerra a Hamas” que hace Israel no es una “guerra”; es un genocidio de la población palestina de Gaza
- Bombardea indiscriminadamente destruyendo barrios enteros.
- Corta el agua y la electricidad.
- Impide el ingreso de alimentos y medicinas.
- Ordena que alrededor de un millón de personas –sobre una población total de dos millones y medio– que viven en el norte de Gaza escape hacia el sur en el plazo de un día, pero ataca a los convoyes de los que intentan hacerlo, sigue bombardeando el sur, ordena que se cierre el único hospital que hay en el norte y ataca a las ambulancias.
Todo esto mientras agrupa 300.000 soldados y gran cantidad de artillería y blindados en la frontera con Gaza para lanzar un ataque masivo por tierra.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, declaró: “No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y así procederemos”; lo mismo que vociferaba Hitler contra los judíos, que eran una raza inferior a la que había que exterminar.
Es tan evidente la barbarie del Estado sionista que incluso desde Naciones Unidas se denunció que las convenciones internacionales de Derechos Humanos prohíben el “sitio completo” a una ciudad, es decir, matar de hambre y de sed a toda la población y atacar los servicios de salud, y también se alertó que en toda Gaza se está en camino a una “catástrofe humanitaria”. Denuncias todavía más fuertes hicieron Amnesty Internacional, Human Rights Watch y Médicos sin Fronteras.
Las naciones e instituciones “democráticas” y “civilizadas” son cómplices de Israel
Acompañados por una gigantesca campaña mediática y en las redes sobre Hamas degollando niños, quemando vivas ancianas, violando mujeres, etcétera, los “democráticos” países imperialistas, las “democráticas” instituciones transnacionales a su servicio y muchos “democráticos” gobiernos lacayunos de países atrasados denuncian el ataque de Hamas como “terrorista”, para legitimar la “guerra” de Israel con el argumento de que “tiene derecho a defenderse”.
- La “imparcial” Corte Internacional de Justicia, que pidió la captura de Putin por “crímenes de guerra” en Ucrania, hasta ahora está ciega, sorda y muda, a pesar de que en 600 días de guerra en Ucrania murieron 10.000 civiles (450 de ellos eran niños) y en 10 días de bombardeos israelíes murieron en Gaza unos 3.000 civiles (más de 700 de ellos eran niños).
- Estados Unidos se pone a la vanguardia de la denuncia al “terrorismo de Hamas” y el apoyo a Israel haga lo que haga (en eso no hay diferencias entre Biden y Trump), y manda dos portaaviones a la zona para garantizar el cerco sobre Gaza y estar en condiciones de intervenir si las fuerzas enemigas de Israel en el Líbano (en la frontera norte del estado sionista) entran en guerra en apoyo a Gaza.
- La Europa imperialista , hace lo mismo, e Inglaterra manda buques de guerra y otros equipos militares.
- El Papa le pide a Hamas que libere a los rehenes, pero no la pide a Israel que libere a los rehenes que están encerrados en sus cárceles: los 5.000 presos políticos palestinos.
- Se suman al repudio a Hamas y al “derecho de Israel a defenderse” no solo los gobiernos de derecha sino también casi todos los “progresistas” latinoamericanos, entre ellos, Lula (Brasil), Boric (Chile), Kiomara Castro (Honduras), Alberto Fernández y Sergio Massa (el actual presidente y el candidato a la presidencia del peronismo argentino). Mientras otros “progresistas”, como los presidentes López Obrador (México) y Luis Arce Gómez (Bolivia), miran para otro lado y llaman a la “paz”.
- China y Rusia no toman partido en el conflicto y llaman a la “paz”.
- Varios países con población musulmana, como Indonesia, dicen apoyar a la causa palestina pero condenan a Hamas.
- Y todo esto se suma Mahmud Abás, el “presidente de Palestina” reconocido internacionalmente, que en realidad gobierna solo en Cisjordania, un canalla traidor a su propio pueblo.
¿Quiénes defienden a los palestinos?
- Países árabes y/o musulmanes: Irán, Afganistán, Argelia, Siria, Túnez, Sudán, Yemen, Libia y Líbano (en cuya frontera con Israel están creciendo los enfrentamientos armados).
- Turquía y Qatar, países que ha dado apoyo financiero y militar a Hamas, y alojamiento y protección a sus líderes y han denunciado repetidas veces al Estado de Israel por sus barbaridades contra los palestinos (ahora sus gobiernos se postulan como mediadores para parar la guerra, algo inaceptable por Israel).
- En América latina: Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia y Evo Morales.
– El ex presidente de Bolivia, Evo Morales, criticó al actual presidente Arce Gómez por no enfrentar claramente “la política invasionista y expansionista de Israel. No asumir la defensa del hermano pueblo de Palestina es prueba de la derechización. Cuando un pueblo defiende su soberanía lo llaman terrorista. Pero cuando Estados Unidos financia guerras, invasiones armadas, golpes de Estado y magnicidios hablan de democracia”.
– Gustavo Petro, el presidente de Colombia, primero denunció que lo de Gaza era como lo del Gueto de Varsovia; después la comparó con el campo de concentración nazi de Auschwitz, y ahora amenazó a Israel con romper relaciones diplomáticas.
A la “democracia” imperialista se le cayó la careta
Las formidables herramientas de propaganda de los países imperialistas fueron muy eficaces para engañar a sus propios pueblos haciéndoles creer que todos los ataques, golpes de estado, guerras, invasiones y masacres que ejecutaron a lo largo y a lo ancho del planeta eran en “defensa de la democracia”. Ahora, cuando no se pueden ocultar las imágenes del genocidio israelí en Gaza, siguen apoyando a Israel, pero el temor a que esa mugrienta bandera política pierda su efectividad y quede al desnudo el verdadero carácter monstruoso de quienes la levantaban, están tratando aparecer como los artífices de una salida “humanitaria”. Los yanquis le dicen a Israel que ocupar Gaza “sería un gran error”, o sea, que la sigan arrasando con bombardeos y artillería e incluso la invadan para aplastar a Hamas, pero después se vayan. Paralelamente, Estados Unidos acordó con Egipto abrir un cordón humanitario de alimentos, medicinas, etcétera, en la frontera con la zona sur de Gaza, y hasta Israel dice que reestableció el suministro de agua para esa zona. Pero hasta ahora Israel no acepta que se abra ese corredor y se niega a garantizar allí un cese el fuego para que la ayuda pueda ingresar a Gaza.
Finalmente, este plan egipcio-estadounidense, de tener éxito, en el mejor de los casos tendría como resultado, que la zona sur de Gaza, que no tiene ninguna capacidad para acoger a centenares de miles de expulsados de la zona norte, se convierta en un enorme campo de refugiados palestinos, uno más de los que fueron apareciendo y creciendo desde que nació el Estado de Israel.
El método terrorista de atacar a la población civil no es nuestro método
No porque repudiemos la violencia en general; al contrario, propiciamos la revolución, sea democrática o socialista, y estamos a favor de recurrir a la violencia organizada de los explotados y oprimidos para acabar con la resistencia de los dictadores y los explotadores. Las acciones terroristas no son nuestro método porque en lugar de debilitar al enemigo lo fortalece ante las masas en su frente interno. Así ocurrió en Estados Unidos después de los ataques del 11 de septiembre contra las torres gemelas con el apoyo popular a la invasión a Afganistán, y está ocurriendo (por ahora) con la bronca del pueblo israelí contra Hamas, con la unidad de todas las direcciones burguesas en la “defensa del país” y con la incorporación de estas, que antes venían de 9 meses de movilizaciones de masas contra Netanhyaju, a un gobierno de unidad nacional con él.
Según el gobierno israelí, los atacantes cometieron enormidad de salvajadas contra la población civil desarmada: asesinatos y violaciones de adultos, ancianos, mujeres y niños, y por eso califica los ataques como actos de “terrorismo”. Hamas niega haber hecho eso. No hay razón para creerle al gobierno de Israel todo lo que dice, pero el odio es muy profundo y es posible –casi inevitable– que, además de la operación militar, en algunas áreas se hayan producido actos de gran crueldad por parte de los combatientes palestinos.
¿Por qué, entonces, apoyamos la lucha palestina, encabezada hoy por Hamas?
Los socialistas revolucionarios tenemos un principio que debe regir de manera absoluta nuestro accionar político: haga lo que haga el oprimido, la culpa es del opresor, y nosotros estamos en el bando de los oprimidos contra el bando de los opresores. Este principio lo heredamos de lo que dijo Marx sobre la rebelión de los cipayos, que eran los soldados indios del ejército de la Compañía Británica de las Indias Orientales, y por eso hoy el término “cipayo” define a los sectores políticos, sociales, económicos y militares de un país oprimido por una potencia extranjera que están al servicio de esa potencia.
Pero en 1857 esos soldados se amotinaron, en lo que algunos historiadores indios consideran la Primera Guerra de Independencia de India contra el imperio inglés. Durante esa rebelión, muchos civiles y hasta familias enteras de colonos ingleses fueron masacrados, y en Gran Bretaña una gran campaña propagandística, igual que la que se hace ahora contra Hamas, denunció la barbarie de los cipayos. Marx respondió: “Sus métodos son bárbaros pero debemos preguntarnos qué los llevó a ejercer tanta brutalidad: los colonos británicos establecidos en la India”. O sea, si hubo salvajismo y crueldad por parte de sectores de combatientes palestinos, los colonos israelíes que los echaron y los siguen echando de sus tierras fueron los que provocaron esa barbarie.
Por eso apoyamos la lucha palestina encabezada por Hamas. No caemos en la trampa de que el Estado de Israel debe ser defendido invocando al asesinato de millones de judíos por Hitler. Haber sufrido semejante genocidio por parte de la Alemania nazi no es una justificación para que desde su nacimiento el Estado de Israel haya sido un estado sionista-nazi. No caemos en la trampa de que los que denunciamos esto y combatimos contra ese estado somos antisemitas.
Esta denuncia se plasma así en grafitis que se reproducen cada vez más en todo el mundo:
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