En relación a la ofensiva imperialista contra Venezuela, la
organización brasileña Resistencia ha venido levantando posiciones
con las cuales tenemos coincidencias fundamentales, en particular, la
necesidad de una campaña internacional antiimperialista en defensa
de Venezuela. Es por eso que en Perspectiva Marxista Internacional
resolvimos publicar en este blog dos textos extraídos de su página
web esquerdaonline: «Por uma campanha internacional em defesa da
soberania da Venezuela» y «Venezuela urgente: Não ao golpe de
Guaidó! Fora Trump da América Latina!» (la traducción al español
es responsabilidad nuestra).
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Por una campaña
internacional en defensa de Venezuela
Por: David
Cavalcante, de Recife, PE, 16 de enero de 2019
El 10 de enero
asumió la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela para
ejercer su segundo mandato, Nicolás Maduro, del Partido Socialista
Unido de Venezuela-PSUV, reelegido por elecciones directas y secretas
realizadas en el mes de mayo de 2018.
Su asunción puso en
evidencia el comportamiento de los medios empresariales, de los
medios de izquierda y el posicionamiento de los gobiernos en todo el
mundo. Un análisis marxista de la situación de Venezuela no debe
olvidar al menos tres elementos:
• Primero, las
agencias de noticias internacionales (Agence France-Presse/AFP, CNN,
Reuters, BBC), en las que se basan la mayoría de las empresas del
periodismo brasileño y forman incluso la opinión de sus propios
profesionales, son corporaciones empresariales al servicio del gran
capital; por lo tanto, las noticias provenientas de ese medio siempre
deben ser chequeadas y revalidadas por fuentes diversas;
• Segundo, existe
en el mundo una jerarquía global en el sistema mundial de Estados,
en la que los Estados imperialistas dictan la agenda diplomática,
política, militar y económica global; en este caso, Venezuela es un
país independiente políticamente, pero no es un país socialista.
El hecho de que el bolivarianismo haya cometido varios errores por su
propia naturaleza social no niega que buscó afirmar política y
jurídicamente su soberanía nacional, aunque parcial, y por eso
mismo se convirtió en blanco de la furia de los países
imperialistas y de sus gobiernos socios más serviles, a ejemplo de
Colombia y Brasil;
• Tercero, un
Estado capitalista, por más democrático que sea, siempre será una
dictadura de una clase que ejerce su poder y opresión sobre las
demás clases subalternas y esa es también la naturaleza de los
parlamentos liberales-democráticos.
Si se lo analiza
formalmente, bajo la óptica de la democracia liberal, no se puede
decir que la mayoría de los países latinoamericanos son más
democráticos que Venezuela, pues en mayo de 2018 ocurrió la 23ª
elección del llamado proceso bolivariano. Fue en aquella elección
que Maduro venció compitiendo contra otros tres candidatos.
En Brasil, por
ejemplo, existen elecciones directas y secretas, pero no hay
elecciones libres, ya que la compra de votos que impera en las
regiones más pobres del país, el financiamiento (incluso oficial)
extremadamente desigual de campaña y la manipulación de los medios
empresariales en a favor de algunos candidatos preferidos del
capital, como lo ocurrió con la candidatura de Bolsonaro, fácilmente
demuestra que las elecciones burguesas tienen una naturaleza cuyo
cambio siempre choca con el límite del sistema económico y político
al que está inserta, el sistema capitalista.
El calendario
electoral vigente en Venezuela, que hoy es totalmente ocultado de
forma intencional por las grandes corporaciones empresarias de
agencias de noticias, fue aprobado anteriormente por la Asamblea
Nacional Constituyente (ANC), cuya elección fue convocada el 1º de
mayo de 2017 y realizada el 30 de julio del mismo año, bajo el
boicot de la oposición (MUD).
La MUD controlaba la
mayoría de la Asamblea Nacional (Congreso) y pretendía con esa
mayoría provocar un golpe parlamentario o incluso la renuncia de
Maduro. En ese contexto, la misma OEA que legitimó el golpe contra
Zelaya en Honduras, contra Lugo en Paraguay y contra Dilma en Brasil,
pasó a boicotear cualquier decisión de la ANC y del gobierno
Maduro.
Apoyada por la OEA,
por el gobierno de Trump y por la Unión Europea, la derecha
venezolana apostó todas sus fichasa al boicot a la ANC, utilizando
dos tácticas: por un lado, convocó un plebiscito informal para
intentar revocar el mandato de Maduro (no reconocido por el Consejo
Nacional Electoral) y, por otro, organizó acciones directas con las
llamadas «guarimbas», que fueron los bloqueos de calles violentos y
armados donde activistas sociales chavistas o personas «de rojo»
eran quemadas vivas.
Las dos tácticas de
la MUD fueron derrotadas y poco a poco las «guarimbas» fueron
reprimidas o se fueron vaciando, y la ANC se legitimó
institucionalmente ante la Asamblea Nacional (Congreso). En este
contexto, la ANC aprobó un nuevo calendario electoral con nuevas
elecciones regionales (octubre de 2017), presidenciales (mayo de
2018) y municipales (diciembre de 2018).
Siguiendo el
calendario electoral de la ANC, se realizaron las dos elecciones más
imporantes: las regionales de octubre de 2017 y las presidenciales de
mayo de 2018. En las regionales, el gobierno perdió en 5 de los 23
Estados de la Federación (Anzoátegui, Mérida, Táchira, Nueva
Esparta y Zulia). La MUD, que se presentó totalmente dividida en
esta disputa, pues una parte llamó el ya conocido boicot, pasó a
agitar denuncias de fraude sin grandes apoyos de las calles.
Las presidenciales
se realizaron en mayo de 2018, con un colegio electoral de más de 20
millones de electores, con una participación de más de 9 millones
de electores. Nicolás Maduro, obtuvo 6.245.862 votos (67,8% de los
votos válidos), Henri Falcón obtuvo 1.927.387 votos (20,99% de los
validos), Javier Bertucci 996.181 votos (10,82% de los votos
válidos), y Reinaldo Quijada 36.246 votos (3,96% de los votos
válidos). Igualmente, un sector de la oposición de derecha llamó
al boicot.
En estos términos,
Maduro obtuvo una victoria electoral, en los marcos de un régimen
democrático-burgués, con características bonapartistas y
nacionalistas. Bajo esta óptica su posesión es totalmente legítima.
Su gran error no fue haber respondido al intento de golpe del MUD con
la convocatoria de la ANC, su error fue no ampliar las atribuciones
de la Constituyente para que se impusiera la expropiación de todos
los grandes grupos privados del país, el monopolio del comercio
exterior y la planificación economía, en dirección a una
transición al socialismo, apoyado en el control popular y
democrático.
Uno de los
principales errores de Maduro ha sido apoyarse más en las
instituciones coercitivas del Estado para combatir a la derecha que
apoyarse en la clase obrera y en los sectores populares para
expropiar el capital. Sin embargo, frente a ello, defender la
Asamblea Nacional (Congreso) contra la ANC es un completo error de
sectores democráticos y de izquierda.
La gigantesca y más
importante tarea que está en primer lugar en la jerarquía de la
lucha antiimperialista es la defensa de la soberanía nacional de
todos los países de América Latina, mucho más ante el cerco de
gobiernos de derecha que estamos presenciando en Brasil, Argentina y
Colombia. Sin enfrentar el dominio del imperialismo se hace imposible
defender los intereses de la clase obrera y demás sectores
oprimidos.
Defender la
soberanía de los países contra el imperialismo: la primera de las
tareas de las organizaciones de izquierda
Con la victoria de
Iván Duque en Colombia y de Bolsonaro en Brasil, y ahora con el
apoyo directo de la OEA y del Grupo de Lima, junto con el boicot
económico y diplomático de EEUU, que es la principal causa de la
crisis económica y migratoria del país, la derecha golpista de la
MUD se sintió fortalecida para intentar volver a crear un ambiente
propicio para intervenciones militares extranjeras y/o disidencias
internas en las fuerzas armadas de aquel país.
La declaración del
líder derechista, Juan Guaidó, presidente de la deslegitimada
Asamblea Nacional (Congreso), de que se disponía a asumir la
presidencia, sin haber sido siquiera candidato en mayo de 2018, no
deja margen de duda.
Chávez y Maduro por
su naturaleza social y por los límites de su programa no
construyeron salidas estructurales hacia el socialismo –empezando
por cambiar la matriz económica del país desde hace mucho
dependiente de la renta petrolera, cuando el precio del petróleo
estaba en el auge en el mercado internacional– para que
efectivamente se pudiera sustituir la dependencia de las
importaciones de productos de consumo de primera necesidad como
alimentos, ropas y medicinas, producidos por una base industrial
estatal.
Reconocer los
errores y límites del proceso bolivariano no puede hacernos caer en
la trampa de que la política concreta para que la acción se acerque
a la estrategia del imperialismo que es derribar al gobierno Maduro e
imponer de inmediato a un gobierno de la derecha, lo que significaría
una derrota histórica de los trabajadores y del pueblo de aquel país
y de toda izquierda en el continente.
Para enfrentar el
capital en todos los terrenos es preciso organizar y construir una
salida de la clase obrera, pero sin perder de vista que tal
construcción pasa por defender en primer lugar la soberanía
nacional. Defender la soberanía nacional contra la injerencia
imperialista y de la OEA, de las agencias de noticias internacionales
y de los gobiernos de la derecha regional, es la primera tarea
democrática de la izquierda en el mundo.
No podemos permitir
en bajo ninguna hipótesis que el gobierno Maduro sea derrotado por
la MUD y el Grupo de Lima. En este sentido, dejamos aquí un llamado
para que la izquierda se una en un frente en defensa de la soberanía
de Venezuela. Por otro lado, tenemos que exigir del gobierno Maduro
que el combate a los golpistas de la MUD no puede justificar ninguna
medida coercitiva contra las organizaciones populares, el movimiento
obrero y la izquierda socialista. Esto debilita la lucha por el
socialismo que el propio gobierno reivindica en sus discursos.
Ante el cerco cada
vez mayor del imperialismo a Venezuela, es urgente que la izquierda
latinoamericana ponga en marcha una campaña que levante bien alto la
bandera: ¡Fuera Trump de América Latina! ¡Saquen las manos de
Venezuela!
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Venezuela urgente:
¡No al golpe de Guaidó! ¡Fuera Trump de América Latina!
Editorial del 24 de
enero de 2019
Nicolás Maduro
asumió el 10 de enero para un segundo mandato presidencial, según
el calendario electoral aprobado por la Asamblea Nacional
Constituyente (ANC), que actualmente ejerce plenos poderes en
Venezuela.
Las principales
agencias de noticias internacionales y brasileñas ocultan
intencionalmente que Maduro ganó las elecciones en mayo de 2018,
compitiendo por medio del voto directo y secreto, derrotando a otros
tres candidatos opositores, obteniendo 6.245.862 votos (el 67,8% de
los votos válidos), seguido de Henri Falcón que alcanzó 1.927.387
votos (20,99% de los válidos), además de Javier Bertucci con
996.181 votos (10,82% de los votos válidos) y Reinaldo Quijada que
alcanzó 36.246 votos (3,96% de los votos válidos).
En esas elecciones,
un importante sector de la oposición de derecha, organizada en el
frente derechista Mesa de la Unidad Democrática (MUD) llamó el
boicot, desconociendo el calendario electoral convocado por la ANC.
Antes, en diciembre de 2015, la oposición de derecha había elegido
a la mayoría de los diputados en la Asamblea Nacional (el Congreso
Nacional de Venezuela), y desde entonces pasó a intentar un golpe
parlamentario apoyado por EEUU, al estilo hondureño / paraguayo, que
también fue aplicado en Brasil con el impeachment de la presidenta
Dilma.
Sucedió que ese
intento de golpe, que también se apoyó en violentas manifestaciones
de bloqueos callejeros –las llamadas «guarimbas»—, fue
derrotado justamente porque Maduro convocó a la ANC para enfrentar
la operación de la MUD/EEUU. Uno de los partidos que forma parte del
MUD y también llamó al fracasado boicot de la ANC fue Voluntad
Popular del entonces Diputado Nacional, Juan Guiadó, que fue el
presidente de la actualmente superada Asamblea Nacional, que funciona
sin legitimidad institucional como asamblea partidista opositora.
Guaidó, este
miércoles 23 de enero, de forma inédita y apoyándose en el
gobierno Trump, en la OEA y en los sirvientes del imperialismo, Ivan
Duque de Colombia y Bolsonaro de Brasil, se autoproclamó presidente
de la República de Venezuela. Llama atención que Guaidó no
concurrió a las elecciones en mayo de 2018, es decir, ¡no tuvo ni
siquiera un voto. A coninuación, el golpista tuvo el rápido
reconocimiento del gobierno imperialista de Donald Trump, seguido por
los países alineados a Estados Unidos en América Latina y Europa.
Las loables excepciones que se declararon contra la más reciente
operación golpista, entre los países de América Latina, fueron los
gobiernos mexicano, cubano y boliviano. Turquía, Rusia y China
también se posicionaron contra la intervención norteamericana en
Venezuela.
La autoproclamación
del ex diputado consiste en una operación golpista más de la MUD
para intentar desestabilizar el país y dividir al pueblo y a las
Fuerzas Armadas venezolanas, intentando abrir el camino incluso para
nuevas operaciones militares extranjeras o nuevos atentados
terroristas, siguiendo el ejemplo del intento de asesinato Maduro,
perpetrado con el uso de drones, en agosto de 2018, o incluso el de
junio de 2017, operado con un helicóptero que lanzó granadas en el
predio del Ministerio del Interior de Venezuela.
No somos chavistas,
no apoyamos políticamente al gobierno de Maduro y no consideramos a
Venezuela como un modelo de socialismo, ni siquiera de transición al
socialismo. Sin embargo, estamos incondicionalmente al lado de los
pueblos latinoamericanos contra cualquier intento golpista
proimperialista, organizado bajo el manto de defensa de la democracia
liberal.
Defendemos la
autodeterminación de los pueblos y estamos en contra de la entrega
de las riquezas petroleras a las multinacionales del petróleo, pues
ese es uno de los principales objetivos que se desea con el
derrocamiento inmediato del gobierno Maduro por la MUD: la
apropiación privada imperialista de las mayores reservas de petróleo
y gas en el mundo, pues Venezuela desde 2010 superó incluso a Arabia
Saudita en las reservas globales de los países de la OPEP.
Estamos a favor de
la profundización de las medidas antiimperialistas y de la
expropiación y estatización de los grandes grupos económicos, en
particular de los bancos, del sector de alimentos y de medicamentos,
y de las tierras.
También estamos a
favor de la congelación de los precios de los bienes de
supervivencia inmediata y de la confiscación de las propiedades de
los sabotadores de la economía popular. Defendemos la autodefensa
organizada de la población civil, lado a lado con las fuerzas
armadas, ante cualquier operación militar externa.
Yfinalmente,
defendemos que el gobierno Maduro y la ANC garanticen la más amplia
democracia y libertad de expresión para las organizaciones sociales
y sindicales, de sectores no golpistas y de toda izquierda del país.
No se puede intentar sofocar las diferencias en nombre de la unidad.
Cualquier actitud antidemocrática contra las organizaciones
legítimas del pueblo y de la izquierda venezolana, en vez de
fortalecer, debilita esa inmensa lucha.
El imperialismo
norteamericano y sus gobiernos aliados europeos, al servicio de las
grandes corporaciones capitalistas, recurrentemente utilizan el
discurso «democrático» para ocultar sus reales objetivos de
recolonización de los pueblos del mundo. Tatan, así, de posibilitar
una mayor expoliación de los recursos naturales y la explotación
cada vez mayor de los trabajadores y de las poblaciones originarias.
Así lo hicieron en las ocupaciones de Irak (2003/2011) y en
Afganistán (2001/2013), con el resultado de la destrucción de esos
países y la muerte de miles de personas.
Lo que está en
curso por parte de la oposición de derecha, del imperialismo y de
sus socios en la región, como es el caso del reciente gobierno de
Bolsonaro en Brasil, no es una nueva operación en defensa de la
democracia, sino un nuevo intento de intervención proimperialista
para derrocar al gobierno de Venezuela y apoderarse a la vez de las
riquezas petroleras de aquel país. Y, a continuación, aplicar
medidas ultraliberales, po ejemplo, la dolarización total de la
economía, privatizaciones generalizadas y recortes brutales de los
derechos de los trabajadores y de las políticas sociales.
¡Los pueblos
latinoamericanos necesitan unirse para evitar una nueva guerra
destructiva de los pueblos y de los recursos naturales, esta vez en
nuestro continente! ¡Exijamos que los gobiernos de la región
rechazen cualquier acuerdo con Trump o intento de cesión de
territorios, bases u operaciones militares que signifiquen medidas de
guerra contra el pueblo de Venezuela! ¡Ningún reconocimiento de la
autopresidencia golpista de Guaidó! ¡Fuera Trump de América
Latina! ¡Convocamos a todas las organizaciones de izquierda y de los
movimientos sociales a formar comités en defensa de la soberanía de
Venezuela!