La llamaron
“operación Gedeón”, que traducido del hebreo significa “Destructor, guerrero
poderoso”. Fue la madrugada del pasado 3 de mayo cuando, zarpando desde
Colombia, agredieron militarmente a Venezuela intentando desembarcar en las
costas de Macuto en el estado La Guaira, y en el municipio Santiago Mariño del
estado Aragua. Según el plan ideado desde Miami y Bogotá, esta sería la
avanzada de 300 mercenarios que una vez adentro de territorio venezolano
recibirían apoyo bélico de Estados Unidos, buscarían dividir y concitar apoyo
dentro de las fuerzas armadas venezolanas, derrocar a Maduro y entregárselo
encadenado a Trump. Así el títere de los yanquis, el amigote del uribista
Duque, el protegido por la paramilitar y genocida banda de los Rastrojos, el
señor Guaidó, accedería (por fin) al poder, “liberando” a Venezuela.
La prensa colombiana
difundió la noticia colocando todo su poder manipulador en buscar desviar la
atención sobre el hecho fundamental. Se dedicaron entonces a señalar que la
“Gedeón” fue una operación “suicida”, “ridícula”, “descabellada”, “ingenua”,
“absurda”. Se hicieron así eco de la forma como Trump buscó zafarse de toda
responsabilidad, diciendo que su gobierno nunca haría una invasión “tan mal
planeada”. De esta manera buscaron evitar colocar en el centro lo fundamental:
que desde territorio colombiano se acababa de propinar una directa agresión
militar contra la hermana República de Venezuela. Todo bajo la dirección de una
empresa yanqui, con la participación directa de mercenarios entrenados por las
fuerzas especiales del Ejército de los Estados Unidos (caso de Airan Seth) y
por los equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados
Unidos o SEAL (caso de Luke Deman). También con la participación del
siniestro JJ Rendón, el mismos que asesoró a Uribe en la campaña del “No”. En
buena hora Airan y Luke fueron detenidos por Venezuela, y la operación
derrotada.
Duque busca pasar de
agache, cuando en realidad le cabe toda la responsabilidad política en esta
agresión militar a la soberanía de un país hermano. Con su política uribista y
pro-yanqui contra Venezuela ha auspiciado y promovido todo tipo de violaciones
a la soberanía venezolana. Recordemos el fallido intento de violentarla con el
uso oportunista y cínico de una falsa “ayuda humanitaria” que junto con Piñera
de Chile, Guaidó, y con la colaboración de Los Rastrojo, intentaron con la
operación de los camiones que pretendieron meter en territorio venezolano a
comienzos del 2019. Agresión también derrotada por la República Bolivariana.
Es un hecho que en
Colombia ya no sólo hay bases militares yanquis el servicio de aquello de que
“todas las opciones” están abiertas contra Venezuela, como lo han proclamado
Trump y Pompeo. También hay bases militares de mercenarios y ex militares
venezolanos que traicionaron a su patria, y colocándose al servicio del amo
yanqui y de las oligarquías venezolanas y colombianas, se entrenan militarmente
en nuestro territorio y conspiran permanentemente para atacar militarmente a
Venezuela. Todo bajo el patrocinio y bajo la política del Gobierno uribista de
Duque. Y como ha quedado totalmente claro con la tal “operación Gedeón”, con el
apoyo activo de narcotraficantes y paramilitares colombianos: además de Los
Rastrojo, está el caso del narcotraficante de La Guajira, Elkin Javier López
Torres, alias Doble Rueda. De paso quedaron en evidencia, una vez más, las
raíces sociales y políticas del uribismo y de su gobierno en esa casta narco
paramilitar y terrateniente que, además, está detrás del asesinato de líderes y
lideresas sociales.
Y todo esto lo
orquestan Trump y Duque justo cuando Venezuela, como todos los países del
mundo, sufre los daños causados por el COVID-19. Sólo que en el caso venezolano
esto ocurre en un país debilitado y golpeado duramente por las sanciones,
ataques, el bloqueo económico que viene de años atrás[i],
y el reciente bloque militar-naval impuesto por el imperialismo.
Con estos ataques criminales
los yanquis buscan destruir todo rastro del legítimo derecho de los pueblos
latinoamericanos, y en particular del venezolano, a ejercer su soberanía
nacional; buscan volver a rapiñar la riqueza del país, y para eso pretenden
reinstalar en el poder a la vieja oligarquía lacaya, la misma que durante el
Caracazo no vaciló en masacrar al pueblo de Venezuela.
Trump, Duque y todos
los de su calaña se ensañan así contra el pueblo y la nación de Venezuela, de
manera que no merece otro calificativo más que genocida. Y como si faltara una
muestra más de la crueldad, justo ahora Trump se empeña en impedir la llegada
de buques iraníes que le llevan gasolina a Venezuela, en momentos que la necesita
con urgencia.
Pero, por lo pronto,
el “poderoso guerrero”, el “Gedeón”, fue aplastado por una legítima y
contundente acción militar del Ejército, de la Armada y de la Policía Nacional
Bolivarianas, que garantizaron así la defensa de la soberanía venezolana. Todos
quienes estamos del lado de la defensa de la soberanía nacional de los países
oprimidos y en contra de las agresiones de que son víctimas por parte del
imperialismo, saludamos este triunfo del pueblo, de las fuerzas armadas y del
Gobierno de Venezuela.
Cacerolazoenlinea
23 de mayo del 2020
[i] “La escalada del imperialismo contera Venezuela no cesa, desde el
fracasado intento de golpe de estado en el 2002 contra Chávez, pasando la orden
ejecutiva del “democrático” Obama declarando a Venezuela como una “amenaza
extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y política exterior
estadunidenses”, el genocida bloqueo que ha causado el desplazamiento de 4
millones de venezolanos según datos de ACNUR, y ha supuesto pérdidas de 350.000
millones de dólares en producción de bienes y servicios entre 2013 y 2017, lo
que equivale a entre 8.400 y 12.100 dólares por cada venezolano o al Producto
Interior Bruto (PIB) de aproximadamente un año y medio”. Tomado de cacerolazoenlinea.blogspot.com:
“Declaración contra la agresión imperialista a Venezuela con participación del
gobierno de Duque”.
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