Más de 200.000 personas se movilizaron hoy en el primer día de huelga general en Santiago de Chile, cerca de 80.000 en Concepción y de 60.000 en Villa del Mar; en cada uno de los rincones del país se vivió un panorama similar. Docentes, trabajadores de la salud, portuarios y el gremio de camioneros –históricamente cercano a los militares- encabezaron las marchas. Buena parte de los comercios estuvieron cerrados; en general hubo escasa actividad económica.
Corre la sexta jornada de lucha del pueblo trabajador en Chile, el detonante fue la subida al boleto del Metro, pero, como se afirma en las calles, esa medida es solo la punta del iceberg; lo que esos cientos de miles reclaman, con el apoyo de la mayor parte de la población, es mucho más. En las movilizaciones las consignas centrales son ¡Fuera Piñera! y ¡Asamblea constituyente! El chileno del común se cansó de un modelo económico que privatizó la educación, la salud y hasta el agua, que precarizó el trabajo, que paga salarios de hambre y conduce a la miseria a los pensionados. El magnate Piñera es la expresión material de una las sociedades más desiguales del mundo, un ejemplo del capitalismo voraz, y exponente de una burguesía mezquina, que prefiere taparse con cera sus oídos, para no escuchar los reclamos que hoy realizan los patipelados, bien sea en la Avenida la Alameda o en la Plaza Italia de Santiago o en las calles de la norteña Antofagasta.
Otro de los exponente de esa infame burguesía, Andrónico Lukšić, uno de los hombres más ricos de Chile, ha dicho en un audio que circula en redes sociales: «aquí la vaina es muy simple… que importa que se llame democracia, república, o lo que sea, simplemente hay que reprimir». Su socio, Sebastián Piñera, respondió a estos llamados sacando a los militares a las calles, los milicos desataron una represión no vista desde la dictadura pinochetista, hasta el momento se reportan 18 muertos y cientos de heridos, la mayoría jóvenes. Pero la represión no ha logrado detener la ira contenida por décadas, al contrario ha provocado reacciones de respaldo y unidad con los manifestantes, incluso en sectores burgueses de la capital como Las Condes.
Piñera cambió su táctica y pasó a combinar la zanahoria y el garrote: pidió perdón al pueblo chileno y planteó un conjunto de medidas intentando desmovilizar, tampoco ese camino le funcionó. Las medidas no son más que un par de migajas que deja caer de su mesa, la clase trabajadora y el pueblo pobre en Chile hoy quiere mucho más.
Los partidos políticos de la burguesía no saben como responder, la izquierda parlamentarista y sus organizaciones están borradas; es la gente, el chileno de a pie, particularmente los jóvenes, los que se han puesto sobre sus hombros la lucha contra el gobierno de los oligarcas que tanto han alabado los imperialistas y los gobiernos de derecha de la región. Son los colectivos de mujeres, los colectivos de lucha contra las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), el Colegio de profesores y la CUT quienes convocaron la huelga general de dos días, pero existe un proceso de movilización y lucha que los supera ampliamente; una bronca colectiva que está más allá de cualquier bandera.
Es esa bronca colectiva la que ha empezado a hacer tambalear no solo a Piñera
en Chile, también a Moreno en Ecuador o a Moïse en Haití, todos ellos lacayos
de la ofensiva imperialista en la región. Los chilenos gritan en sus calles: ¡Los
milicos a los cuarteles! ¡Fuera Piñera! ¡Asamblea constituyente! y desde todos
los rincones de Latinoamérica les decimos: ¡Chi, chi, chi, le, le, le… gloria
al pueblo de Chile! Todo el apoyo y solidaridad con los hermanos chilenos,
hagamos mítines, movilizaciones, asambleas, todas las acciones posibles para
expresar nuestro respaldo a su justa lucha.
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