Es la ciudad más
poblada, la que tiene más pobres y ahora, el mayor número de contagiados por el
Coronavirus. Guayaquil concentra el 17% de la población del país, registra el
mayor índice de pobreza (11,2%); Quito, la capital de Ecuador tiene el 8,4% y
Cuenca, la tercera en importancia, el 4,1%. La ciudad más pobre también ostenta
hoy el mayor índice de contagios de Coronavirus, 70% según cifras oficiales.
Entre noviembre y
diciembre del año pasado, el gobierno despidió a más de 60.000 funcionarios y
trabajadores del sector salud, inclusive un contingente que se dedicaba a la
fumigación de barrios y sectores populares de la costa para evitar el contagio
del dengue, cuya proliferación se agudiza en estos meses con lo que se debilitó
aún más el ya pésimo sistema de salud del Estado.
El 25 de marzo, en
plena cuarentena por el COVID-19, a pesar de que sectores de trabajadores y la Asamblea
le solicitaran el no pago de la deuda externa, el gobierno efectivizó el desembolso
de 325 millones de dólares de bonos que no fueron refinanciados y que se
cumplían en este año, cuyos tenedores son los grandes empresarios, allegados al
mandatario.
Escenas desgarradoras
El aumento de la
cifra de contagiados y muertos es exponencial, sobre todo en Guayaquil, cuya gran
parte de la población vive hacinada, en una vivienda de 10 metros cuadrados,
con paredes de caña y techos de zinc, sin baño, donde se duerme y se cocina,
sin televisión por cable, sin internet, ni libros, sin aire acondicionado en
una temperatura promedio de 32 grados.
Allí viven vendedores
ambulantes, la mayoría sin sueldo fijo, que sobreviven con sus ventas día a
día; esa dolorosa realidad hace que salgan a la calle a tratar de ganarse la
vida y dicen «o me mata el coronavirus o me muero de hambre».
En los barrios pobres
y populosos de Guayaquil, muchos de los muertos -no sólo por el COVID-19- , están,
por tres días o más, en los domicilios o en las aceras, sin que las autoridades
den solución inmediata. Es tal la
magnitud del problema que los medios de comunicación no pudieron tapar y trascendió
a nivel internacional. Son escenas muy conmovedoras que acontecen en varias
ciudades del país.
Los buitres que sobrevuelan la barbarie
La cuarentena es la
excusa perfecta para que muchos empresarios apliquen como excepción el objetivo
soñado: la flexibilización laboral. Están despidiendo a trabajadores de algunas
fábricas y de las florícolas, debido a que el gobierno dicta una resolución que
permite a los patronos a «ponerse de acuerdo» con los trabajadores para el pago
de sus salarios en este período de emergencia, es decir, dispensa de la
obligatoriedad a la patronal; además faculta a cambiar y fijar horarios de
acuerdo a las necesidades de la empresa para exonerar a los empresarios del
pago de horas extras.
Al Coronavirus le precedió la peste del FMI
La actual situación
provocada por la pandemia no hace sino agravar la crisis socio-económica que
había estallado con la caída de los precios del petróleo, el modelo
agroexportador y extractivista al servicios de las grandes empresas
trasnacionales. El peso de la creciente deuda externa ha hecho que el Gobierno
adopte políticas económicas neoliberales alineadas con el FMI así como con
otros organismos multilaterales.
La pretendida alza de
los combustibles mediante el Decreto 883 que fue derrotado con la movilización
popular de octubre del año pasado hizo que el gobierno no reciba un desembolso
del FMI.
En el mes de febrero
envía a la Asamblea para su aprobación un paquete de medidas económicas como
son: recorte presupuestario que significa continuar con los despidos de miles
de trabajadores del sector público (ya van 150.000); aporte obligatorio de
estos trabajadores entre el 4 y 8% de sus salarios, el incremento del 0,75% en
las retenciones del impuesto a la renta; la eliminación de algunas
instituciones públicas y la unificación de otras.
Estas medidas están
en estudio en la Asamblea, sin su aprobación hasta la fecha. Lo que también
pretende el gobierno es privatizar las empresas públicas que prestan servicios
estratégicos como energía eléctrica, telecomunicaciones y el Banco del Estado
como parte de los acuerdos rubricados en la carta de intención del Fondo
Monetario Internacional.
Ataques de todos los flancos
Las masas reciben
ataques de todos los flancos, del gobierno, del Fondo Monetario Internacional,
de la pandemia. En este marco de desesperación, el Frente Unitario de
Trabajadores (FUT) hizo llegar su protesta a las autoridades, pero en la
actualidad, sabemos que es muy difícil aun la posibilidad de movilizaciones.
Se ha extendido la
cuarentena hasta el 12 de este de abril, las clases están suspendidas y durante
los meses de abril y mayo están prohibidas las reuniones. El pánico hoy
paraliza pero la situación puede cambiar en cuestión de días por la situación
del hambre, las enfermedades sin posibilidad de atención oportuna y la
situación de desamparo de la población.
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