Retrato de reunión de la Primera Internacional liderada por Karl Marx.
La nueva legislación laboral que quiere imponer Milei con su megadecreto “de necesidad y urgencia” y su “ley ómnibus” divide los derechos de huelga de los trabajadores entre los que laboran en servicios esenciales y los que lo hacen actividades de importancia trascendental.
Los servicios esenciales, cuyos trabajadores en caso de huelga deben garantizar que se “cubra el 75% de la prestación normal del servicio”, son:
• Los servicios sanitarios y hospitalarios, la producción y distribución de agua potable, energía eléctrica y gas y el control del tráfico aéreo.
• Los servicios de telecomunicaciones, incluyendo internet y comunicaciones satelitales.
• La aeronáutica comercial y el control de tráfico aéreo y portuario, incluyendo balizamiento, dragado, amarre, estiba y remolque de buques.
• Los servicios aduaneros y migratorios, y demás vinculados al comercio exterior.
• El cuidado de menores y educación de niveles guardería, preescolar, primario y secundario, así como la educación especial.
Las actividades de importancia trascendental, cuyos trabajadores en caso de huelga deben garantizar que se “cubra el 50% de la prestación normal del servicio”, son:
• La roducción de medicamentos y/o insumos hospitalarios.
• El transporte marítimo, fluvial, terrestre y subterráneo de personas y/o mercaderías a través de los distintos medios que se utilicen para tal fin.
• Los servicios de radio y televisión.
• Las actividades industriales continuas, incluyendo siderurgia y la producción de aluminio, actividad química y la actividad cementera.
• La industria alimenticia en toda su cadena de valor.
• La producción y distribución de materiales de la construcción, servicios de reparación de aeronaves y buques, todos los servicios portuarios y aeroportuarios, servicios logísticos, actividad minera, actividad frigorífica, correos, distribución y comercialización de alimentos y bebidas, actividad agropecuaria y su cadena de valor.
• Los servicios bancarios, financieros, servicios hoteleros y gastronómicos y el comercio electrónico.
• La producción de bienes y/o servicios de toda actividad, que estuvieran afectados a compromisos de exportación.
Y como si esto fuera poco, se establece una “Comisión de garantías”, con el poder de calificar en cualquiera de estas dos categorías a alguna actividad no mencionada en el decreto cuando:
• La extensión y duración de la interrupción de la actividad de que se tratare pudiere poner en peligro la vida, la salud o la seguridad de la persona en toda o parte de la comunidad.
• La actividad afectada constituyere un servicio público de importancia trascendental o de utilidad pública.
• La interrupción o suspensión del servicio pudiere provocar una situación de crisis nacional aguda que hiciere peligrar las condiciones normales o de existencia de parte de la población.
• La interrupción o suspensión de la producción pudiere poner en peligro el adecuado abastecimiento de productos críticos para la población y/o afectar metas de recaudación asociadas a las políticas de equilibrio fiscal.
En síntesis, el derecho de huelga para todos los trabajadores se acabó: para un sector de ellos, la mitad está obligada a trabajar, y para el otro sector las tres cuartas partes están obligados a trabajar.
Es tan salvaje este ataque que despertó una histórica tradición de la clase trabajadora mundial, el internacionalismo obrero que, con muy pocas excepciones parciales y limitadas, prácticamente había desaparecido. Esta es una lista incompleta de las organizaciones sindicales que expresaron su apoyo al paro del 24 de enero decidido por la Confederación General del Trabajo de la Argentina, algunas de las cuales convocaron a realizar marchas de protesta y repudio a Milei hacia las embajadas argentinas en sus respectivos países.
En Latinoamérica, las centrales sindicales de Uruguay, Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Colombia.
En Europa, las centrales sindicales de Francia, Italia, Bélgica, España, Galicia y País Vasco, y los sindicatos de los Maquinistas Ferroviarios, el Transporte y la Alimentación de Gran Bretaña.
Falta un trecho muy largo para que lleguemos a cumplir el grito de guerra con que termina el Manifiesto Comunista: ¡Proletarios del mundo, uníos! Pero lo único bueno que hizo Milei fue provocar que esta tradición del movimiento obrero internacional haya comenzado a crecer.
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