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22/10/23

El ataque al Hospital Baptista al-Ahli al-Arabi en Gaza

 Todos los políticos occidentales que han declarado su apoyo incondicional al esfuerzo bélico de Israel contra el pueblo palestino tienen la sangre de estos niños en sus manos.”

 Palabras dichas por el Dr. Ghassan Abu-Sittah. Cirujano plástico y reconstructivo, voluntario británico-palestino de Médicos Sin Fronteras, en la rueda de prensa posterior al ataque.

 

Las masas árabes salieron inmediatamente a las calles después de perpetrada la masacre de decenas de familias palestinas, cobijadas alrededor del edificio hospitalario de Gaza. En la región estallaron movilizaciones en abierto desafío a la potencia militar de las fuerzas armadas de Israel y al escudo de defensa “occidental”, que implica intervenciones militares “humanitarias” en pro de la democracia, bajo el cual se sometió durante décadas a los pueblos de la región, pero muy en particular a los palestinos.

El alzamiento de masas que recorre los países de la región, le demuestra a Netanyahu y su banda de nazis en el gobierno, que la guerra no será solo contra los dos millones de palestinos. Los pueblos de Oriente Medio están decididos a impedir al régimen colonial israelí que el histórico asedio, bloqueo, represión y matanza indiscriminada contra el pueblo palestino, con la excusa del ataque de Hamas a los kibutz, se convierta en masacre de cientos de miles.

En abierta oposición al conjunto de los dirigentes de las potencias occidentales imperialistas y también de los países sometidos (permanentes defensores del enclave y su política de apartheid), millones se manifestaron, salieron a las calles y quemaron sus embajadas, gritando al mundo lo que las redes y los medios pretenden esconder: que en la Franja de Gaza se está llevando a cabo un verdadero genocidio a cielo abierto, que bajo una supuesta declaración de guerra se ejecuta la aniquilación de un pueblo, que como gritan en muchos lugares del mundo “No es una guerra, es un genocidio”.

El ataque del martes último al Hospital Baptista Al-Ahli, donde se refugiaban familias palestinas de los misiles y bombas israelíes, terminó con la solidaridad que todavía lograba atraer para sí este régimen militar racista, colonial, opresor y criminal, después del ataque militar de Hamas el último 7 de octubre. Y mientras escribimos estas líneas otra explosión y destrucción de una iglesia ortodoxa, mató a casi un centenar de palestinos refugiados en el lugar.
 
 

Israel, un estado militarizado

 
En Israel, desde 1948 la limpieza étnica es más que una política, es una forma de vida;
 y su práctica ininterrumpida criminaliza al Estado, no solo sus políticas.
 
Ilan Pappé, historiador, activista político, Conversaciones sobre Palestina, 2016.
 
El Estado de Israel desde el año 2018 se convirtió en Estado nación judío, por una ley constitucional por la cual la población árabe-palestina y otras minorías pasaron a convertirse en ciudadanos de segunda clase, y más grave aún, esa ley le dio respaldo a los llamados “colonos” judíos en territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén oriental, por la cual “el Estado considera el desarrollo de asentamientos judíos como un valor nacional y actuará para estimular y promover su establecimiento y su consolidación”.[1] Los llamados colonos no son más que la avanzada armada del ejército de ocupación israelí, una especie de bandas paramilitares.

Ese cambio constitucional y el plan de reforma judicial cuestionado por amplias capas de la sociedad israelí, fueron impulsados por Benjamin Netanyahu y los ultranacionalistas que lo secundan con el fin de acaparar más poder, debilitando a la Corte Suprema como a los tribunales del sistema legal; demuestran al mismo tiempo, que esta camarilla dirigente de Israel se preparaba desde algunos años para este asalto, ocupación de los territorios y aniquilación de palestinos en nombre de la supuesta “única democracia” regional.

Las atrocidades cometidas contra el pueblo palestino no comenzaron el 7 de octubre, desde ese día el gobierno israelí cree haber encontrado el motivo para iniciar la aniquilación en masa de gazatíes, bajo el cínico “derecho a defenderse” del conjunto de la sociedad judía militarizada, que sale a reclamar al mundo solidaridad por las atrocidades cometidas por Hamas contra abuelos, jóvenes y bebés israelíes, pero que como describía y denunciaba el historiador y activista israelí Ilan Pappé en su libro:
 
Para la sociedad israelí los palestinos y palestinas son un objetivo militar, un riesgo para la seguridad, y una bomba demográfica. Esta es una de las principales razones por las que la limpieza étnica es una ideología considerada por la comunidad internacional, después de la Segunda Guerra Mundial, como un crimen espantoso y que puede llevar al genocidio,” …

Ya sea que se expulse o se masacre a la población, niñas y niños incluidos, es necesario percibirlos como objetivos militares y no como seres humanos.”… “lo que más corrompe a la juventud israelí es el adoctrinamiento que recibe, que deshumaniza totalmente a los palestinos y palestinas. Cuando un soldado israelí mira a un bebé palestino, lo que ve no es un bebé: es el enemigo”.
 
Este adoctrinamiento es la base de la propaganda israelí destinada a justificar la declaración de guerra contra un pueblo, alzando la bandera de lucha contra el “terrorismo”.
 
 

Las masas árabes no dudaron sobre la responsabilidad de Israel en el crimen de guerra cometido en el ataque al Hospital

 
Los movimientos y organizaciones en favor de la causa palestina se han extendido por el mundo, lo cual ha permitido en esta oportunidad romper la barrera de la desinformación agigantada por el poder de los medios y del lobby israelí, y tanto en las principales ciudades europeas, como también de los Estados Unidos, Canadá, Colombia o Brasil, decenas de miles de manifestantes se lanzaron a la calle contra los crímenes atroces de las fuerzas armadas israelíes como el perpetrado en el Hospital, y esto a pesar de que en muchos lugares fueron prohibidas, como en Francia y en Alemania donde incluso se ha prohibido usar la bandera palestina. En uno de los edificios del Congreso en Washington, los jóvenes levantaban la consigna “Terminen el bloqueo de Gaza, el sionismo es igual al fascismo, los judíos estadounidenses ahora piden un a cese al fuego en Gaza”. En la gran mayoría de ellas intervino la policía para desalojar, reprimir e impedirlas.

El ataque al Hospital abrió la brecha de la plena solidaridad con Israel, el presidente irlandés Michael Higgins se pronunció a favor de investigar el ataque contra el Hospital como un crimen de guerra. Crecen los pronunciamientos de artistas, estudiantes, organismos de derechos humanos e intelectuales, pidiendo un alto al fuego en Gaza, la Federación argelina de fútbol aplazó sus actividades hasta nuevo aviso en solidaridad con el pueblo palestino, y aumentarán cada vez más las expresiones de repudio al genocidio y solidaridad con la causa palestina.
 

Los realineamientos de los distintos gobiernos de la región y de las potencias imperialistas

 
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, se pronunció desde el inicio de este último conflicto israelí-palestino, en contra de los bombardeos israelíes a la Franja de Gaza y contra los asentamientos civiles israelíes, se propuso como mediador y criticó al secretario de Estado de los Estados Unidos, al hacer público durante un Foro de Negocios, una conversación entre el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, y su contraparte turca, Hakan Fidan, en la que Blinken habría insinuado que considera sus relaciones con Israel desde una perspectiva judía en lugar de su papel como secretario de Estado. Erdogan planteó esta cuestión al preguntar retóricamente qué ocurriría si él abordara la región desde una perspectiva religiosa, como musulmán.

Por otro lado, una seguidilla de visitas de primeros mandatarios (de Alemania, Reino Unido, etc.) a Israel en pleno conflicto, demuestran una vez más, el apoyo a la política colonial del Estado de Israel: la primera fue de Biden que también acompañó su defensa a Israel “inquebrantable como una roca” con el envío de dos portaviones de los más avanzados tecnológicamente, el despliegue de aviones caza, equipos, municiones y la aprobación unánime en el Congreso norteamericano de un paquete de ayuda de 14 mil millones de dólares.

 La visita del presidente norteamericano fue casi en simultáneo con el ataque al Hospital. La llegada de Biden a la región se dio cuando estallaban movilizaciones de furia contra esa masacre, lo cual obligó a las autoridades jordanas a suspender la reunión planeada de Biden con Mahmoud Abbas el presidente de la Autoridad palestina y el presidente egipcio Abdel Fattah al Sisi. Estos dirigentes cancelaron la reunión cuando ya las calles de Cisjordania, el Cairo, Irak, el Líbano, Jordania, Yemen e Irán, se cubrían de cientos de miles de personas en apoyo a los palestinos al grito de ¡No a la ocupación, No a los Estados Unidos!

El cinismo imperialista se expresa cada día del sitio y bombardeo a Gaza, pero ha quedado manifiesto de manera fiel con las negociaciones para la apertura del paso fronterizo de Rafah en frontera con Egipto; Biden alardeaba de haber logrado que Israel permitiera el ingreso de agua, alimentos y medicina… El Estado sionista permitió el ingreso el 21 de octubre de 20 camiones, la OMS (Organización Mundial de Salud) calcula que se necesitan 2 mil, es decir, ingresó el 1% de lo que se necesitaría ¡Ese fue el gran logró de Biden en sus negociaciones! ¡Se cae a pedazos su careta de la ayuda humanitaria!

También viajó para brindar apoyo a Israel, la alemana Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión europea, que se reunió en Tel Aviv con Netanyahu y se limitó a decir que confiaba en que las decisiones que tomara demostrarían que el país “es una democracia”. Esta declaración de Von del Leyen provocó problemas y reacciones en su contra dentro de las instituciones europeas que vienen de mal en peor desde la guerra de Ucrania, la difícil situación económica y sus consecuencias en la zona euro. Según la corresponsal en Bruselas del diario catalán La Vanguardia, “su actuación ha abierto una crisis institucional con el Consejo, creado confusión en la región y en el sur global, donde sus palabras se han interpretado como un doble rasero a la hora de juzgar a Rusia y a Israel.”
 
 

Hamás “derribó la puerta de la sala de negociaciones”[2]

 
El ataque de Hamas se produjo en el momento que Arabia Saudita negociaba la normalización de las relaciones con Israel, a cambio de cooperación en materia de seguridad y apoyo para su naciente programa nuclear de parte de Estados Unidos.
 
Desde 2020 varios países de la región habían iniciado la normalización de relaciones con Israel, desde los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, hasta Sudán y Marruecos. Esa situación también ayudó al gobierno israelí a encarar en mejores condiciones una ofensiva contra Hamas y la autoridad palestina. Además, estaba en curso el plan fundamental, que, de concretarse con Arabia Saudita, los pilares de un “Nuevo Medio Oriente estaban cerca de completarse”.

La nueva situación del conflicto militar pone a la monarquía saudita en compás de espera, y en el marco de esta nueva declaración de guerra de Israel, si no retrocedió con su plan por tiempo indefinido, en el mejor de casos tomó una distancia considerable del posible reconocimiento y establecimiento de relaciones normales con Israel.
 

Por la destrucción del Estado sionista de Isrrael

 
Bajo la lluvia de misiles sobre Gaza, la necesidad de solidaridad y apoyo al pueblo palestino se agiganta, en particular en los pueblos sometidos por las potencias imperialistas. Israel es un espejo donde se miran los dirigentes que impulsan el sometimiento político de los pueblos del mundo para saquear sus riquezas naturales y humanas, en un sistema económico basado en la esclavitud laboral y en la recolonización de pueblos y territorios, en un capitalismo global dirigido desde las principales potencias -supuestamente democráticas- por una elite oligárquica financiera y militar y sus lacayos en los países semicoloniales.

Las masivas movilizaciones en Medio Oriente deberán convertirse en el talón de Aquiles de este Estado enclave, para obligar a las fuerzas armadas más fuertes y mejor equipadas de la región al enfrentamiento contra el invasor sionista, sumándose a la lucha de los pueblos árabes y musulmanes.

Es en el terreno de la guerra donde el Estado colonialista de Israel eligió imponer su dominación y donde deberá encontrar su tumba. Y en todo el mundo, principalmente en los países imperialistas, como cuando Vietnam, la solidaridad material y la movilización serán también determinantes para el triunfo del pueblo palestino.
 

[1] BBC News Mundo, 19 de julio de 2018, “3 claves para entender por qué es tan polémica la ley que define a Israel como un ‘Estado nación judío’”.
[2] Sumaya Nasr, BBC Servicio Árabe, 11/10/2023



19/10/23

Declaración de Perspectiva Marxista Internacional: Defendemos incondicionalmente al pueblo palestino ¡Lucha internacional contra el Estado genocida de Israel!


17 de octubre de 2023




El odio del pueblo palestino contra Israel es justo, legítimo y revolucionario

  El 7 de octubre, Hamas, la organización político-militar palestina e islámica que gobierna la Franja de Gaza, lanzó contra territorio israelí miles de cohetes y, junto a otras formaciones del mismo signo, realizó incursiones armadas a través de múltiples puntos de la frontera que separa a Gaza de Israel. En el terreno estrictamente militar, las fuerzas palestinas coparon dos bases del ejército israelí y tomaron varios pueblos combatiendo contra las unidades armadas en ellos apostadas.

  Este ataque, que tomó por sorpresa a unas fuerzas armadas y servicios de inteligencia israelíes supuestamente súper eficientes y todopoderosos, fue preparado por Hamas durante dos años, algo que es imposible sin un apoyo de masas en el territorio. Ese respaldo solo puede explicarse por el odio del pueblo palestino contra un Estado-enclave que dice ser “democrático” pero que hace 75 años expulsó a millones de sus tierras, desde entonces lo sigue haciendo por medio de masacres sistemáticas, por cuyas cárceles han pasado y siguen estando como rehenes miles de palestinos, y cuya “justicia” legalizó la tortura.

  Es un odio legítimo, justo y revolucionario, que se extiende hacia los “democráticos” aliados imperialistas defensores incondicionales de Israel, encabezados por Estados Unidos.

  Vamos a los hechos y los datos, que seguramente habrán quedado atrasados cuando esta Declaración se haya publicado.

La “guerra a Hamas” que hace Israel no es una “guerra”; es un genocidio de la población palestina de Gaza

  • Bombardea indiscriminadamente destruyendo barrios enteros.

  • Corta el agua y la electricidad.
  • Impide el ingreso de alimentos y medicinas.
  • Ordena que alrededor de un millón de personas –sobre una población total de dos millones y medio– que viven en el norte de Gaza escape hacia el sur en el plazo de un día, pero ataca a los convoyes de los que intentan hacerlo, sigue bombardeando el sur, ordena que se cierre el único hospital que hay en el norte y ataca a las ambulancias.

  Todo esto mientras agrupa 300.000 soldados y gran cantidad de artillería y blindados en la frontera con Gaza para lanzar un ataque masivo por tierra.

  El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, declaró: “No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y así procederemos; lo mismo que vociferaba Hitler contra los judíos, que eran una raza inferior a la que había que exterminar.

  Es tan evidente la barbarie del Estado sionista que incluso desde Naciones Unidas se denunció que las convenciones internacionales de Derechos Humanos prohíben el “sitio completo” a una ciudad, es decir, matar de hambre y de sed a toda la población y atacar los servicios de salud, y también se alertó que en toda Gaza se está en camino a una “catástrofe humanitaria”. Denuncias todavía más fuertes hicieron Amnesty Internacional, Human Rights Watch y Médicos sin Fronteras.

Las naciones e instituciones “democráticas” y “civilizadas” son cómplices de Israel

  Acompañados por una gigantesca campaña mediática y en las redes sobre Hamas degollando niños, quemando vivas ancianas, violando mujeres, etcétera, los “democráticos” países imperialistas, las “democráticas” instituciones transnacionales a su servicio y muchos “democráticos” gobiernos lacayunos de países atrasados denuncian el ataque de Hamas como “terrorista”, para legitimar la “guerra” de Israel con el argumento de que “tiene derecho a defenderse”.

  • La “imparcial” Corte Internacional de Justicia, que pidió la captura de Putin por “crímenes de guerra” en Ucrania, hasta ahora está ciega, sorda y muda, a pesar de que en 600 días de guerra en Ucrania murieron 10.000 civiles (450 de ellos eran niños) y en 10 días de bombardeos israelíes murieron en Gaza unos 3.000 civiles (más de 700 de ellos eran niños).
  • Estados Unidos se pone a la vanguardia de la denuncia al “terrorismo de Hamas” y el apoyo a Israel haga lo que haga (en eso no hay diferencias entre Biden y Trump), y manda dos portaaviones a la zona para garantizar el cerco sobre Gaza y estar en condiciones de intervenir si las fuerzas enemigas de Israel en el Líbano (en la frontera norte del estado sionista) entran en guerra en apoyo a Gaza.
  • La Europa imperialista , hace lo mismo, e Inglaterra manda buques de guerra y otros equipos militares.
  • El Papa le pide a Hamas que libere a los rehenes, pero no la pide a Israel que libere a los rehenes que están encerrados en sus cárceles: los 5.000 presos políticos palestinos.
  • Se suman al repudio a Hamas y al “derecho de Israel a defenderse” no solo los gobiernos de derecha sino también casi todos los “progresistas” latinoamericanos, entre ellos, Lula (Brasil), Boric (Chile), Kiomara Castro (Honduras), Alberto Fernández y Sergio Massa (el actual presidente y el candidato a la presidencia del peronismo argentino). Mientras otros “progresistas”, como los presidentes López Obrador (México) y Luis Arce Gómez (Bolivia), miran para otro lado y llaman a la “paz”.
  • China y Rusia no toman partido en el conflicto y llaman a la “paz”.
  • Varios países con población musulmana, como Indonesia, dicen apoyar a la causa palestina pero condenan a Hamas.
  • Y todo esto se suma Mahmud Abás, el “presidente de Palestina” reconocido internacionalmente, que en realidad gobierna solo en Cisjordania, un canalla traidor a su propio pueblo.

¿Quiénes defienden a los palestinos?

  • Países árabes y/o musulmanes: Irán, Afganistán, Argelia, Siria, Túnez, Sudán, Yemen, Libia y Líbano (en cuya frontera con Israel están creciendo los enfrentamientos armados).
  • Turquía y Qatar, países que ha dado apoyo financiero y militar a Hamas, y alojamiento y protección a sus líderes y han denunciado repetidas veces al Estado de Israel por sus barbaridades contra los palestinos (ahora sus gobiernos se postulan como mediadores para parar la guerra, algo inaceptable por Israel).
  • En América latina: Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia y Evo Morales.

  – El ex presidente de Bolivia, Evo Morales, criticó al actual presidente Arce Gómez por no enfrentar claramente “la política invasionista y expansionista de Israel. No asumir la defensa del hermano pueblo de Palestina es prueba de la derechización. Cuando un pueblo defiende su soberanía lo llaman terrorista. Pero cuando Estados Unidos financia guerras, invasiones armadas, golpes de Estado y magnicidios hablan de democracia”.

  – Gustavo Petro, el presidente de Colombia, primero denunció que lo de Gaza era como lo del Gueto de Varsovia; después la comparó con el campo de concentración nazi de Auschwitz, y ahora amenazó a Israel con romper relaciones diplomáticas.

A la “democracia” imperialista se le cayó la careta

  Las formidables herramientas de propaganda de los países imperialistas fueron muy eficaces para engañar a sus propios pueblos haciéndoles creer que todos los ataques, golpes de estado, guerras, invasiones y masacres que ejecutaron a lo largo y a lo ancho del planeta eran en “defensa de la democracia”. Ahora, cuando no se pueden ocultar las imágenes del genocidio israelí en Gaza, siguen apoyando a Israel, pero el temor a que esa mugrienta bandera política pierda su efectividad y quede al desnudo el verdadero carácter monstruoso de quienes la levantaban, están tratando aparecer como los artífices de una salida “humanitaria”. Los yanquis le dicen a Israel que ocupar Gaza “sería un gran error”, o sea, que la sigan arrasando con bombardeos y artillería e incluso la invadan para aplastar a Hamas, pero después se vayan. Paralelamente, Estados Unidos acordó con Egipto abrir un cordón humanitario de alimentos, medicinas, etcétera, en la frontera con la zona sur de Gaza, y hasta Israel dice que reestableció el suministro de agua para esa zona. Pero hasta ahora Israel no acepta que se abra ese corredor y se niega a garantizar allí un cese el fuego para que la ayuda pueda ingresar a Gaza.

  Finalmente, este plan egipcio-estadounidense, de tener éxito, en el mejor de los casos tendría como resultado, que la zona sur de Gaza, que no tiene ninguna capacidad para acoger a centenares de miles de expulsados de la zona norte, se convierta en un enorme campo de refugiados palestinos, uno más de los que fueron apareciendo y creciendo desde que nació el Estado de Israel.

El método terrorista de atacar a la población civil no es nuestro método

  No porque repudiemos la violencia en general; al contrario, propiciamos la revolución, sea democrática o socialista, y estamos a favor de recurrir a la violencia organizada de los explotados y oprimidos para acabar con la resistencia de los dictadores y los explotadores. Las acciones terroristas no son nuestro método porque en lugar de debilitar al enemigo lo fortalece ante las masas en su frente interno. Así ocurrió en Estados Unidos después de los ataques del 11 de septiembre contra las torres gemelas con el apoyo popular a la invasión a Afganistán, y está ocurriendo (por ahora) con la bronca del pueblo israelí contra Hamas, con la unidad de todas las direcciones burguesas en la “defensa del país” y con la incorporación de estas, que antes venían de 9 meses de movilizaciones de masas contra Netanhyaju, a un gobierno de unidad nacional con él.

  Según el gobierno israelí, los atacantes cometieron enormidad de salvajadas contra la población civil desarmada: asesinatos y violaciones de adultos, ancianos, mujeres y niños, y por eso califica los ataques como actos de “terrorismo”. Hamas niega haber hecho eso. No hay razón para creerle al gobierno de Israel todo lo que dice, pero el odio es muy profundo y es posible –casi inevitable– que, además de la operación militar, en algunas áreas se hayan producido actos de gran crueldad por parte de los combatientes palestinos.

¿Por qué, entonces, apoyamos la lucha palestina, encabezada hoy por Hamas?

  Los socialistas revolucionarios tenemos un principio que debe regir de manera absoluta nuestro accionar político: haga lo que haga el oprimido, la culpa es del opresor, y nosotros estamos en el bando de los oprimidos contra el bando de los opresores. Este principio lo heredamos de lo que dijo Marx sobre la rebelión de los cipayos, que eran los soldados indios del ejército de la Compañía Británica de las Indias Orientales, y por eso hoy el término “cipayo” define a los sectores políticos, sociales, económicos y militares de un país oprimido por una potencia extranjera que están al servicio de esa potencia.

  Pero en 1857 esos soldados se amotinaron, en lo que algunos historiadores indios consideran la Primera Guerra de Independencia de India contra el imperio inglés. Durante esa rebelión, muchos civiles y hasta familias enteras de colonos ingleses fueron masacrados, y en Gran Bretaña una gran campaña propagandística, igual que la que se hace ahora contra Hamas, denunció la barbarie de los cipayos. Marx respondió: “Sus métodos son bárbaros pero debemos preguntarnos qué los llevó a ejercer tanta brutalidad: los colonos británicos establecidos en la India”. O sea, si hubo salvajismo y crueldad por parte de sectores de combatientes palestinos, los colonos israelíes que los echaron y los siguen echando de sus tierras fueron los que provocaron esa barbarie.

  Por eso apoyamos la lucha palestina encabezada por Hamas. No caemos en la trampa de que el Estado de Israel debe ser defendido invocando al asesinato de millones de judíos por Hitler. Haber sufrido semejante genocidio por parte de la Alemania nazi no es una justificación para que desde su nacimiento el Estado de Israel haya sido un estado sionista-nazi. No caemos en la trampa de que los que denunciamos esto y combatimos contra ese estado somos antisemitas.

  Esta denuncia se plasma así en grafitis que se reproducen cada vez más en todo el mundo:




  No es un llamado a exterminar al pueblo judío. Todo lo contrario; es un llamado a liberarlo del Estado sionista, de la misma manera que la destrucción del Estado alemán en la Segunda Guerra Mundial liberó al pueblo alemán del hitlerismo, porque, como dijo Federico Engels, el compañero de Marx:

Un pueblo que oprime a otro pueblo no puede ser libre

Los revolucionarios y la lucha del pueblo palestino

 




El Estado sionista de Israel tiene una sola política para los palestinos: el exterminio

 El cinismo y la hipocresía de los medios de comunicación imperialistas no tienen límites, en medio de sus informaciones sobre la masacre que el Estado sionista de Israel lleva a cabo contra los palestinos -que de forma empalagosa denominan «derecho de respuesta de Israel» o «guerra contra Hamas»-, han publicado declaraciones como la de Yoav Gallant, ministro de defensa sionista, que denominó a los palestinos «animales humanos» o las del primer ministro Benjamín Netanyahu que los llamó: «monstruos sedientos de sangre que quieren aniquilarnos», sin hacer el más mínimo comentario al respecto… si esas mismas declaraciones las pronunciara alguien para referirse a los sionistas sería acusado de antisemita o nazi. Los sionistas, por el contrario, sí tienen libertad para animalizar y barbarizar a los palestinos.

 
Pero no sólo eso, acompañando tales declaraciones han expresado la política del Estado sionista para Palestina sin el menor sonrojo; Gallant dijo con total tranquilidad que para Gaza -con una población de 2 millones de habitantes-: «no habrá electricidad, ni comida, ni agua, ni combustible, se cerrará todo»… es decir, se arrasará a la población palestina sin ninguna piedad. Esos ilustres dignatarios sionistas son pomposamente ubicados como representantes de «la única democracia en medio oriente». Queda claro entonces qué es la democracia capitalista: muerte y destrucción para los pueblos oprimidos.
 
Pero esa política y esas formas «democráticas» no aparecieron luego del ataque de Hamas a Israel, son tan antiguas como el Estado sionista mismo. Sin embargo, sí se han expresado más abiertamente con la llegada al poder de los ultranacionalistas judíos, que no tienen bozal para enunciar sus sueños colonialistas y ponerlos en práctica. Bezalel Smotrich ministro de finanzas del Estado sionista estuvo en París en marzo pasado, este supremacista judío habló exhibiendo un mapa en el se que incluía a Israel, los otros territorios palestinos ocupados y el territorio de la actual Jordania. Es decir, el proyecto colonial del sionismo no sólo anhela apoderarse de todo el territorio palestino y borrar del mapa a sus habitantes, también ponen sus ojos en la vecina Jordania.
 
En su discurso en París Smotrich se preguntó: «¿Quiénes son los palestinos?» respondiendo «Yo soy palestino», «Mi abuelo, era palestino», «los palestinos son una invención». En 1969 Golda Meir -primera ministra de Israel- declaró: «No existe el pueblo palestino». Smotrich repite así la vieja cantinela sionista y colonial… actualizándola según las circunstancias; a comienzos de este año Smotrich llamó a «aniquilar» la aldea palestina de Huwara en Cisjordania luego del asesinato de dos colonos judíos.
 
Frente a este gobierno y estas políticas Biden se pronunció: «Que no quepa duda. Estados Unidos respalda a Israel. Nos aseguraremos de que el Estado judío y democrático de Israel puede defenderse hoy y mañana como siempre lo hemos hecho». Palabras muy similares usan los gobiernos de Francia, Inglaterra, Alemania o Italia. El Estado sionista de Israel deja así a la luz que es un Estado racista, colonialista y un enclave imperialista que tiene como política el exterminio del pueblo palestino.
 

Gaza: la mayor cárcel del mundo a cielo abierto

Luego de los acuerdos de Oslo  de los años noventa el territorio palestino original quedó reducido a Gaza, Cisjordania y un pedazo de Jerusalén, la Autoridad Nacional Palestina aceptó está condición a cambio de la creación de un Estado palestino. En la actualidad, luego de más de 30 años, no hay Estado palestino, el Estado sionista de Israel amplia sus asentamientos en territorio palestino y convirtió Gaza en la mayor cárcel a cielo abierto del mundo.
 
En Gaza viven cerca de 2,2 millones de habitantes en una franja de tierra a orillas del mar Mediterráneo de sólo 40 Km de largo por 15 Km de ancho, siendo por ello uno de los lugares más densamente poblados del mundo. Desde 2007, cuando Hamas ganó unas elecciones en Gaza, el enclave imperialista de Israel le impuso a la franja un bloqueo por cielo, mar y tierra. Es decir, los palestinos de Gaza no tienen el derecho democrático a elegir quien los gobierne, esa decisión la debe tomar el ocupante colonial: Israel. Desde ese año los gazatís no pueden abandonar por tierra la Franja sin una autorización israelí -existen tres pasos fronterizos terrestres, dos controlados por Israel y uno por Egipto, los tres han estado cerrados desde 2007 con eventuales excepciones en la frontera con Egipto-, el espacio aéreo es controlado por Israel y los gazatís sólo pueden navegar y pescar en el 15% del mar que les corresponde según los acuerdos de Oslo.
 
La economía de Gaza ha sido destruida con el bloqueo. Israel determina qué se puede importar y qué se puede exportar, sólo permite la exportación de productos como fresas y flores… por lo cual liquidó la mayoría de industrias palestinas, no se pueden producir muebles, alimentos, textiles o productos agropecuarios -incluso para el mercado interno-, porque no se permite la importación de materias prima. La actividad pesquera, además de las restricciones de faena, padece el costo del combustible -también por las limitaciones a su importación- y tiene prohibida la exportación. En esas condiciones la población debe emplearse en territorio ocupado por el Estado sionista, para lo cual deben obtener un permiso, los permisos de trabajo no llegan a los 50 mil para una población de más de dos millones de habitantes.
 
El bloqueo impide el ingreso a la franja de artículos mínimos para la subsistencia de los gazatís. No pueden importar repuestos para el mantenimiento de los sistemas de agua y saneamiento, el agua la obtienen de pozos subterráneos, requieren para ello de energía eléctrica para activar las motobombas, pero sólo tienen acceso a un par de horas de suministro eléctrico al día, por lo que tampoco acceden al agua. En Gaza el 80% del agua que se consume no cumple los estándares para agua potable de la OMS -Organización Mundial de la Salud-.
 
Los gazatís padecen también limitaciones al ingreso de materiales de construcción, por ello, existe déficit de escuelas, hospitales o cementerios. Así mismo, la atención médica es precaria pues tampoco se permite la entrada de equipos médicos, para tratar algunas enfermedades tienen que hacerlo en territorio ocupado por Israel y para ello se requiere también un permiso de ingreso que se le niega a 1 de cada 2 pacientes aduciendo razones de seguridad.
 
El desempleo en Gaza supera el 50%, tiene el desempleo juvenil más alto del mundo con más del 60% de sus jóvenes sin trabajo, casi el 80% de sus ciudadanos dependen de ayuda alimentaria para subsistir, según Naciones Unidas el 70% de las familias de Gaza viven con menos de un dólar por día. Por ello, se destinan por la «comunidad internacional» varios miles de millones de dólares en ayuda, pero cerca del 45% de esos recursos se los quedan empresas israelíes que son contratadas para vender los productos necesarios para los gazatís, es decir, los israelíes destruyen Gaza y se enriquecen con su «reconstrucción».
 
Los gazatís viven bajo el terrorismo del Estado sionista día y noche. Los aviones israelíes sobrevuelan cielo de Gaza y no se sabe en qué momento van a bombardear. El ejército sionista ingresa cuando quiere, hace incursiones en sus barrios, capturan sin orden judicial ni cargos a sus jóvenes, amenazan con bayoneta en mano a las familias, queman sus casas, destruyen sus cultivos, vierten cemento en los pozos de agua, secuestran y hacen asesinatos selectivos. Por todo lo anterior, Gaza no es más que una cárcel a cielo abierto -así lo ha dicho desde la ONU hasta la propia prensa en Israel-, un gueto, similar al gueto judío de Varsovia en la II guerra mundial, por ello, el Estado sionista de Israel es similar al Estado nazi.   
 
Tras la incursión de Hamas el pasado 7 de octubre la decisión del Estado sionista ha sido incrementar la catástrofe humanitaria ya existente y desarrollar su política de exterminio palestino sin escrúpulo alguno. Obliga a cerca de 1 millón de palestinos a abandonar la zona norte de la franja, en medio del corte de la energía eléctrica, sin agua, alimentos o combustible y bajo bombardeos constantes. Han bombardeado escuelas, hospitales e incluso las oficinas de la ONU, las instalaciones hospitalarias están desbordadas y los muertos y heridos están en las calles, los carros de helado están siendo usados para conservar algunos cadáveres y los enfermos crónicos o heridos de gravedad tienen encima una condena de muerte ante la orden de desalojo. Ninguna ayuda puede ingresar a la franja por orden del gobierno de Israel, ni siquiera conocemos del todo lo que sucede en Gaza porque están cortadas las comunicaciones, por lo cual, nadie puede informar, los periodistas que los hacen están en territorio ocupado por los sionistas y cuando les queda algo de dignidad no pueden más que reconocer: «que es un verdadero genocidio». 
 

La vida en Jerusalén este y Cisjordania

 En Jerusalén Este, de manera cercana a lo que ocurre en Gaza, la política de discriminación propia de un régimen colonial también se aplica. El Estado sionista no tiene formalmente control sobre este territorio, pero en los hechos ordena la demolición de las casas palestinas, se apropian de tierras para la expansión de los asentamientos ilegales y siguen expulsando de sus hogares a las familias palestinas. En Cisjordánia la mayor parte del territorio está bajo control militar del enclave imperialista y las políticas son similares o más brutales. Los asesinatos de palestinos a manos de militares o colonos israelíes son pan de cada día, los palestinos son desalojados de sus hogares con el coro de «muerte a los árabes» de fondo.
 
En Jerusalén Este está ubicada la mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca -lugares sagrados para los musulmanes-, los colonos ultranacionalistas predican la demolición de las mezquitas y la construcción de un templo judío. A los palestinos se les ha restringido el acceso a estos lugares y los políticos sionistas los visitan a manera de provocación.
 
En Jerusalén Este el 75% de los palestinos viven en condición de pobreza, en Cisjordania cerca del 40% de los jóvenes está desempleado. Son esas condiciones las que hacen que la mayor parte de los palestinos que son asesinados en cada revuelta estén entre 18 y 22 años, ellos combaten desde el desespero y la rabia. Los jóvenes palestinos llenan las cárceles del Estado sionista sin cargos ni juicio y tienen que desarrollar largas huelgas de hambre para que se aclaren sus procesos.
 

¿Existe una guerra entre Israel y Hamas?

 
Israel es un Estado artificial creado y financiado por el imperialismo en territorio palestino, por ello, Israel -a pesar de su tamaño- cuenta con uno de los ejércitos más poderosos del mundo, con un arsenal nuclear que nunca se ha puesto en cuestión -como si se discute que Irán llegue a tener armas nucleares-. Hamas es una organización islámica que hace uso del terrorismo, pero que no tiene una capacidad militar comparable a la del enclave imperialista; las acciones de Hamas cuentan con el apoyo de una parte de la población palestina porque son expresión de la lucha de un pueblo oprimido contra un Estado colonialista y opresor. El Estado sionista de Israel no ataca a Hamas, ataca al pueblo palestino. En ese sentido, no existe una guerra entre Israel y Hamas porque no son enemigos equivalentes, Hamas no puede sostener una guerra, desarrolla acciones terroristas en contra de Israel. En otro sentido, el Estado sionista de Israel sí desarrolla una guerra, una guerra de colonización que ha sostenido una política exterminio del pueblo palestino -que se ha agudizado en las últimas décadas bajo el gobierno de Netanyahu-. 
 
Esa guerra de colonización -como hemos indicado- no empezó el 7 de octubre de 2023 tras los ataques de Hamas, se remonta al comienzo de la ocupación del territorio palestino. Si tomáramos como fecha de inicio el año de 1947 y llegáramos hasta finales del año 2022 se puede decir que cerca de 100 mil palestinos han sido asesinados por las fuerzas del Estado colonial sionista. Entre 1947 y 1948 fueron asesinados más 15 mil palestinos y fueron desplazados 950 mil. De allí en adelante las masacres han sido sistemáticas al igual que el asesinato constante en los territorios ocupados. Entre las que más impacto en muertes han causado están:
 
Deir Yassin en abril de 1948 que dejó 360 víctimas palestinas
Gaza entre 1955 y 1956 con 380 palestinos caídos
Sabra y Shatila en septiembre de 1982 con más de 3 mil asesinados
Yenín en abril de 2002 en la que cayeron 500 palestinos
Gaza entre 2008 y enero de 2009 en la que se asesinaron 1436 palestinos
Gaza en 2014 con una cifra de 2322 palestinos asesinados
Gaza 2023 con una cifra hasta el momento de más de 3 mil asesinatos
 
Los palestinos no han contado con el apoyo financiero ni militar de ningún país imperialista, ni siquiera con el apoyo decidido de las burguesías árabes para enfrentar al Estado invasor.
Al contrario, cualquier sanción contra el Estado sionista en la ONU es vetada por Estados Unidos con la complicidad de las «democracias del mundo», Estados Unidos e Israel se niegan a ser llevados a tribunales internacionales -eso es para los países oprimidos-, y la impunidad por sus crímenes es total e incuestionable.
 
¡Por una Palestina laica, democrática y no racista!
 
Se podría separar al Estado sionista de la población judía que habita el territorio ocupado por el enclave imperialista, sin embargo, si bien existen judíos antisionistas y un sector de la población que se separa del gobierno colonial y ultranacionalista de Netanyahu existen expresiones de un fenómeno de derechización de sectores muy amplios de la sociedad. En ciudades como Jerusalén se pueden encontrar grafitis en las paredes como: «La paz es una catástrofe, queremos la guerra» o «¡Holocausto para los árabes!» Para buena parte de los habitantes de Israel se ha hecho normal y hasta justificado el padecimiento de los palestinos. Los gestos de apoyo a la actual campaña contra Gaza y Palestina son casi unánimes, todos bajo el argumento de una «justa respuesta». Si se aplicará ese mismo argumento a favor de los palestinos ¿Qué se diría del ataque de Hamas?
 
Para nosotros como revolucionarios y marxistas el ataque de Hamas hace parte de la lucha de un pueblo oprimido, que se explica en el contexto de esa guerra colonial que ha llevado a cabo el Estado sionista de Israel en territorio palestino. Los palestinos han luchado y luchan por su tierra, por sus vidas, ante la política de exterminio del Estado sionista, la lucha palestina es la respuesta de un pueblo que se niega a desaparecer. Los kibutz atacados el 7 de octubre por Hamás y las ciudades israelíes adyacentes a la franja de Gaza están construidos sobre los pueblos palestinos de Jiyya, Burayr, Hamama, Najd, Dimra, Simsim; según las «democracias occidentales» esos militantes de Hamas -la mayoría de ellos jóvenes desempleados, desesperados y humillados en Gaza- deben aceptar el exterminio de su pueblo y sus acciones deben ser condenadas como crímenes de lesa humanidad.
 
Qué opinarían entonces esas «democracias occidentales» sobre el levantamiento de Tupac Amaru en el Perú, de la insurrección de los comuneros en Colombia, de la lucha de independencia en Estados Unidos, de la lucha por la descolonización de los pueblos africanos, de la organización y levantamiento del Gueto de Varsovia contra los nazis, o de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica ¿que eran crímenes de lesa humanidad? ¿que los oprimidos no deben levantarse contra el opresor?
 
El Estado de Israel ha convertido en hechos su consigna de «por cada israelí morirán cien palestinos», eso es lo que hace ante los ojos del mundo entero, que responde casi al unísono es su «justa respuesta», eso no es una respuesta justa, es la justificación de un genocidio. 
 
Antes del 7 de octubre de este año los jóvenes palestinos protagonizaban protestas violentas contra el Estado sionista de Israel… nadie les prestó atención, antes de ese sábado en la mañana los palestinos reclamaban su derecho a ingresar y defender la Mezquita de Al Aqsa en Jerusalén… el mundo hizo oídos sordos, las familias palestinas han reclamado vehemente la libertad de los presos palestinos de las cárceles del Estado ocupante… esos jóvenes siguen pudriéndose en esas prisiones. En redes sociales apareció desde comienzos de este año la consigna «Queremos vivir» por parte de los palestinos, casi un grito desesperado del que no se hizo ningún caso. Ahora resulta que los criminales son ellos, que los agresores son ellos, que los terroristas son ellos. Para nosotros ¡No! Como hemos narrado el pueblo palestino es el agredido, el criminal es el enclave imperialista y colonial de Israel que hace uso del terrorismo de Estado contra la población palestina. Por eso, como revolucionarios no podemos decir otra cosa que ¡Viva la lucha del pueblo palestino! ¡Por una Palestina laica, democrática y no racista! 
 
Por:
 
Samuel Escalante.
17-10-2023