«No se vive sabroso con los compas en el calabozo»
«Así me maten yo voy por Colombia, así me quiten los dedos que me tengan que quitar yo sigo en la resistencia y me sigo parando duro (…) Nosotros no somos asesinos, nosotros no somos terroristas, mucho menos vándalos… nosotros somos una revolución, somos el futuro».
Soacha, PL Portal de la Resistencia
Video en redes sociales – junio 2021
Soacha es el seudónimo de uno de los jóvenes de la Primera Línea (PL) del Portal de la Resistencia. En 2021 Soacha no llegaba a los 25 años, no había podido terminar su secundaria y antes de la revolución -como ellos llamaban al Paro Nacional iniciado el 28 de abril y al posterior estallido revolucionario-, trabajaba como auxiliar de construcción. En el campamento de la PL un día se le podía ver construyendo cambuches, al siguiente pelando papas para el almuerzo, o llegando cargado de bolsas en las que traía ropa recién lavada por él para sus compañeros. Soacha es abnegación, es generosidad y un hombre de un valor incuestionable, sus compañeros y compañeras hablan de su decisión para la lucha. Dos días antes de grabar el video del que se extraen sus palabras -en el desalojo del campamento y en condición de indefensión- un policía disparó a Soacha un proyectil en su mano izquierda, el hecho tuvo como consecuencia la pérdida de uno de sus dedos. ¿Qué condujo a jóvenes como Soacha a esa lucha revolucionaria?
«D cuenta que una de las mayores motivaciones para salir a las calles es que Ligia, su mamá, quien murió hace 8 años esperando un trasplante de hígado, se sienta orgullosa de él. También busca la admiración de su hija Samantha, de dos años. A su papá nunca lo conoció. “Quiero graduarme de Bellas Artes”, dice. Al preguntarle por qué se expone de esa forma si tiene una hija tan pequeña, D se queda callado. Los ojos se le aguan. “Ya le dejé una carta escrita de despedida. Ahí le pido perdón por si no vuelvo. Yo sé que puedo ser una de esas 42 personas que murieron en las protestas. Pero también salgo por ella. Quisiera que la tenga más fácil, que pueda estudiar”».
D, PL Portal de la resistencia. Entrevista Portal La Silla Vacía.
Detrás de la capucha, del escudo rudimentario, D -artista por vocación- le respondía al periodista lo que lo llevó a él -y a millones de colombianos- a las calles en 2021. La desigualdad, la miseria, las carencias en la atención en el servicio de salud -por las que murió su madre-, el abuso sistemático de la policía, la falta de oportunidades -que no desea para su pequeña hija-, hicieron que, particularmente, los jóvenes de las barriadas populares en ciudades como Cali, Bogotá, Medellín, Pereira o Ibagué conformaran las PL. Su objetivo inicial fue la defensa de la movilización, pero, en el fondo, estaba su deseo de cambio de la realidad, que poco a poco fueron identificando con una palabra: revolución. Ese anhelo de cambio radical significó, en los hechos, una lucha contra el sistema político, económico y social actual, contra el capitalismo.
Las PL se convirtieron en la vanguardia de la lucha por la transformación del país en medio del estallido social más importante de la historia de Colombia. Soacha, D, XIX, Calarcá, Mayora o Soldado, estuvieron dispuestos a perder su vida por buscar una sociedad distinta. Eso los ubicó como héroes de las familias de la clase trabajadora y el pueblo pobre, y como enemigos declarados de la burguesía nacional. Para la clase explotadora resultan imperdonables.
El pasado 31 de octubre el régimen -su institucionalidad judicial, la justicia de los ricos - condenó a 14 años de cárcel a 4 compañeros de la PL Portal de la Resistencia. La «gente de bien», la burguesía colombiana, es plenamente consciente de que ellos fueron el sector de avanzada en una lucha que cuestionó las bases de su poder de clase. En medio del estallido revolucionario la clase trabajadora y el pueblo pobre construimos embrionariamente, de forma democrática y por la base, órganos de poder alternativos: Asambleas Populares, Puntos de Resistencia, Comités de Paro y Ollas Comunitarias. Las PL jugaron un papel decisivo o se articularon en muchos lugares con ellos.
En las Asambleas Populares se tomaban decisiones sobre el decurso y la organización de la lucha. En los Puntos de Resistencia y las Ollas Comunitarias se gestionaba democráticamente la vida en comunidad, se garantizaba la alimentación, el resguardo y la protección a los luchadores, se impulsaba su formación artística, académica y política, un amplio sector de desposeídos encontraron allí un espacio de solidaridad y compañerismo. Los Comités de Paro lograron unificar a las masas y ejercer control de algunos territorios en las ciudades. Las PL defendieron en todos estos escenarios las movilizaciones y concentraciones de la violencia criminal del Estado.
La burguesía colombiana busca con la condena a los compañeros de las PL combatir esa memoria, romper los lazos de solidaridad que construimos los de abajo, escarmentar a los luchadores y establecer una sanción en contra del estallido revolucionario. Se los condena por luchar contra este sistema de dominación, los compañeros son presos políticos. La «gente de bien» quiere proscribir para siempre el hecho de levantarse contra la opresión y la explotación. Quieren exterminar a esa vanguardia de la lucha. A los compañeros que no pudieron asesinar los quieren podrir en las cárceles, para que nunca más nadie se atreva a hacer lo que ellos hicieron.
Con el estallido revolucionario derrotamos la reforma tributaria de Duque, su proyecto de reforma a la salud, impusimos la renuncia de ministros, consejeros presidenciales y comandantes de policía, y la clausura de la Copa América, pero, sobre todo, ganamos una consciencia política que nos permitió declarar el hastío con esta sociedad. Condenar a los compañeros de la PL es parte de la cuenta de cobro que nos quieren pasar los poderosos por atrevernos a tanto.
¿Quién condena a los compañeros de la PL? El régimen asesino que tiene como costumbre matar trabajadores, campesinos, estudiantes y jóvenes de los sectores populares, el que produjo por lo menos 6402 ejecuciones extrajudiciales -Falsos Positivos-. El régimen, que encabezado por el gobierno Uribista de Duque, nos masacró en medio del estallido revolucionario: más de 70 manifestantes asesinados, 1617 víctimas de violencia física, 82 víctimas de agresiones oculares, más de 2000 detenciones arbitrarias, por lo menos 60 casos de violencia sexual y cientos de desaparecidos. El régimen que no ha producido una sola condena contra los miembros de los aparatos de represión que asesinaron a Dilan Cruz, a los 13 jóvenes que protestaban contra la violencia policial en septiembre de 2020, o, a Lucas Villa y Santiago Murillo en medio del estallido revolucionario.
¿Por qué se condena a los compañeros de la PL? Las acusaciones en su contra han pasado de terrorismo y vandalismo a concierto para delinquir y tortura. La Policía infiltraba las manifestaciones y los campamentos, torturaba a los detenidos, mutilaba a los manifestantes y mataba a los compañeros de la PL, y, lo que nos dice ese régimen -y nos repiten los medios de comunicación- es que las PL ¡no tenían derecho a defenderse! ¡que los estaban cazando como animales y ellos debían esperar con el rostro y el pecho descubiertos a los perros de presa! ¡que no podían tomar medidas para protegerse y mucho menos usar alguna forma de violencia, porque la única violencia legítima es la de este régimen opresor y asesino! El mismo régimen que tiene en libertad a la «gente de bien» que disparó en Cali contra manifestantes indefensos; que no condena, sino que absuelve y defiende, a los actores intelectuales de los 6402 falsos positivos y a su máximo responsable Álvaro Uribe Vélez. Para los luchadores populares la cárcel y la rápida condena, para los asesinos del Estado la comodidad de sus mansiones, la dilación y la impunidad.
Es evidente que los compañeros de la PL enfrentan una justicia de clase, la «justicia burguesa», una justicia que condena a la clase trabajadora, al pueblo pobre y, con mayor encono y arbitrariedad, a sus luchadores. El régimen lo que ha hecho es poner su «justicia» al servicio de la persecución y judicialización de esos luchadores, de XIX, de Calarcá, Mayora y Soldado… de todos los compañeros que han tenido que ir al exilio, incluso de quienes simpatizaron con la lucha como Z11 o Sorbito.
Gustavo Petro y Francia Márquez fueron apoyados en su campaña por amplios sectores de esos luchadores en el país; Petro planteó en su discurso de triunfo electoral: «Yo le solicito al fiscal general de la Nación que libere a nuestra juventud. Liberen a los jóvenes»; integrantes del Pacto Histórico como Gustavo Bolívar han expresado que los miembros de la PL capturados son presos políticos, sin embargo, ante la condena de los 4 compañeros el silencio del gobierno y su bancada parlamentaria, pasa fácilmente de la complicidad a la traición. Por ello el reclamo justificado de las PL que se hizo grafiti «No se vive sabroso con los compas en el calabozo». El Pacto Histórico no tuvo problema en sacar los artículos referidos al indulto a los compañeros de la PL del proyecto de «Paz Total» que tramitó en el Congreso, ante los reclamos de partidos de la coalición de gobierno como la U, los liberales y conservadores, que se sumaron al rechazo del Centro Democrático o Cambio Radical, se eliminaron los artículos correspondientes. Es decir, el gobierno puede dialogar con Uribe, negociar con Lafaurie, con paramilitares y narcotraficantes, pero sus nuevos aliados no le permiten conceder nada a los luchadores sociales. Iván Cepeda señaló: «nuestro gobierno sabe escuchar», el problema es a quiénes escucha ¡Los pactos por arriba están hechos para joder a los de abajo!
En medio del estallido revolucionario las direcciones sindicales y políticas del movimiento de masas coquetearon con las PL, se les acercaron, les ofrecieron prebendas… pero las PL eran demasiado independientes, demasiado democráticas, demasiado populares, demasiado rebeldes, por eso les terminaron dando la espalda. La mayoría de esas direcciones que hoy se agrupan en el Pacto Histórico -PC, UP, Polo-, las que están fuera pero lo acompañan -Verdes-, o las que critican por «izquierda» -MOIR-, le temen profundamente a las acciones independientes de las masas, prefieren las actuaciones acotadas a los marcos de la legalidad burguesa -que respetan como palabra sagrada-, por eso no se pronuncian en contra de la condena y persecución a los compañeros de las PL. Casos como este develan claramente quiénes están por cambiar radicalmente la sociedad y quienes sólo buscan un cómodo lugar en el sistema, sin importar que para acomodarse terminen del mismo lado de los represores, negándole a los luchadores populares los más elementales derechos democráticos en nombre de la justicia.
La razón fundamental por la cual son condenados los compañeros de las PL es que en medio del estallido revolucionario decidieron hacer uso de la violencia para defender al pueblo trabajador movilizado, es la violencia del oprimido que se alza contra la violencia del opresor. Los compañeros encarcelados son inadaptados, no se adaptan a la miseria, al hambre, a la exclusión a la que nos condena este sistema social. ¡Pero los inadaptados fuimos millones! La comida, las mantas, la ropa, las gafas, las máscaras, los medicamentos para las PL salieron del corazón de los barrios de clase trabajadora en el país, esos guerreros son nuestros héroes y mártires.
Por ello, desde Alternativa Revolucionaria Socialista nos solidarizamos con los luchadores retenidos y con sus familias, llamamos a las masas a reclamar a las organizaciones políticas que dicen estar cercanas a la clase trabajadora, a las direcciones sindicales de la CUT, FECODE, la ADE -sus secretarías de DDHH, a las ONGS de DDHH, a que sean mínimamente consecuentes con sus discursos «democráticos», que dispongan todos los recursos necesarios, se coloquen a la cabeza de la lucha para exigir la liberación de los compañeros, y exijan al gobierno de Petro y Francia que los indulte por decreto. Esta lucha por la libertad y protección de las PL deber ser el eje de cualquier convocatoria y movilización, así como, la lucha por la verdad, juicio y castigo de los asesinos y represores que actuaron contra el estallido revolucionario.
¡No a la judicialización de Z11 y Sorbito!
¡Libertad para Calarcá, XIX, Mayora, Soldado y todos los compañeros de las PL!
¡Libertad a los presos por luchar!
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