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9/3/21

8 de marzo de 2021

 


   Los logros en la situación de la mujer tienen su indicador en el tipo de régimen social e institucional y en las políticas de Estado. Pero la mujer, como también los trabajadores, solo conquistarán una verdadera emancipación con la transformación revolucionaria social, económica, y cultural de los países en todo el mundo. Las reformas no resuelven un problema que hunde sus raíces en una profunda y compleja realidad, que no encontrará respuestas entre los muros del Parlamento ni del Palacio de Justicia, y menos aún bajo la dominación del sistema capitalista-imperialista de explotación. Solo su destrucción y la construcción del socialismo, abrirán las puertas a la igualdad.

   Durante el último período de un año, desde marzo de 2020, la calamidad de una pandemia mundial acentuó las tragedias de los más desprotegidos, de los países oprimidos y del conjunto de los trabajadores. Han aumentado las penurias para la mayoría de la población acorralada por las cuarentenas, la desocupación, el hambre y el peligro de contagio, bajo la dirección de gobiernos patronales corruptos e inescrupulosos en su gran mayoría.

   En este contexto, un importante número de mujeres no abandonaron ni su puesto de lucha contra la opresión, la desigualdad, la discriminación y la violencia de género, ni tampoco su responsabilidad y valentía para enfrentar las desgracias de millones de contagiados por la Covid, desde la primera línea como personal sanitario, desde sus lugares como organizadoras de comedores en los barrios más pobres para paliar el hambre de otros millones o desde la infinidad de tareas que recaen sobre sus hombros, y que deben de abordar en forma diaria.

   Las luchas feministas de estos últimos años no solamente constituyen un movimiento radical: su fuerza radica en los millones de mujeres que se sumaron, desde trabajadoras hasta mujeres de edad y las más jóvenes. Con infinidad de reivindicaciones que busca terminar con la opresión y la desigualdad, y fundamentalmente contra la violencia ejercida contra ellas. No es casual que desde los países más golpeados por profundas crisis económicas y sociales, como la Argentina, surja el grito desagarrador y encedido del NI UNA MENOS…

   Las nuevas generaciones han asumido la dirección de un movimiento amplio que se extendió por todo el planeta, en una renovada ola de reclamos, huelgas y movilizaciones que obligaron en todo el mundo a una nueva vuelta de tuerca de cambios culturales, políticos y legales por los derechos de las mujeres.

   Así recibiremos el 8 de marzo de 2021. Como protagonistas indiscutidas de una lucha que recién se inicia y que cobra cada día más fuerza…

   Podríamos citar a miles de mujeres que con su ejemplo marcaron camino, a lo largo de la historia y alrededor de todo el mundo. Invitamos desde hoy a construir en este blog un espacio, para que todas las jóvenes colaboren con una historia de lucha: volcando las de las mujeres que guiaron su rebeldía, su formación y experiencia, su audacia y su decisión de sumarse al combate en todos los frentes. Existirán muchas lecciones que podemos aprender de ellas y de los movimientos que ayudaron a construir, y deberíamos encarar la tarea de colectivizarlas.

   Podríamos hablar de Rosa de Luxemburgo cuando se cumplen 150 años de su nacimiento y de las obreras textiles iniciadoras de la Revolución Rusa, cuando en el 8 de marzo de 1917 (calendario occidental) salieron a la huelga en Petrogrado y llamaron a todos los trabajadores a apoyarlas, levantando consignas por mayores salarios, contra la autocracia del Zar y contra la guerra, y a muchísimas más que las sucedieron.

   Este año, el 8 de marzo en la Argentina celebra la conquista de la legalización del aborto, un verdadero ejemplo para la región.




Nuestro ejemplo: NORA CIAPPONI

   «Exigimos la libertad de amar y de abortar», reclamó Nora Ciapponi en la campaña electoral de 1973, desde el lugar designado por el Partido Socialista de los Trabajadores (PST): candidata a vicepresidenta para acompañar en la fórmula a Juan Carlos Coral como presidente. La periodista y feminista Mabel Bellucci, en Historia de una desobediencia…, recuerda:

   Para aquella campaña,… el partido socialista lograba dos récords hasta entonces inéditos en Argentina: llevaba por primera vez a una mujer como candidata –faltaba aún un año para el turno de Isabel Perón– y por primera vez también postulaba la legalización del aborto. En el punto número ocho de su programa, el partido por el cual se presentaba Ciapponi pedía «la libertad en la relaciones sexuales, el divorcio absoluto, la libre venta de anticonceptivos, la protección de la madre soltera, y la legalización y gratuidad del aborto, practicado en establecimientos del Estado y con todas las garantías necesarias que aseguren la salud».

   También en la revista Noticias se publicó una extensa entrevista a Nora, referida a esa elección, bajo el título: «ABORTO LEGAL: QUIÉN FUE LA PRIMERA MUJER EN LLEVAR ESA LUCHA A UNA CAMPAÑA POLÍTICA», en el contexto de las deliberaciones en el Congreso para su aprobación casi cincuenta años después.

   A punto de cumplir ochenta años, Nora que no ha perdido su tono combativo ni su orgullo por la trayectoria de lucha en la corriente internacional que ayudó a construir, que en Argentina constituyó también el MAS, partido que hacia finales de la década de los 80 estaba ganando influencia en las masas, y en particular, creciente simpatía entre los trabajadores.

   De aquella campaña le quedan varios recuerdos a Nora. El primero es llamativo a los ojos de hoy: cuenta que en aquel momento el tema del aborto era menos tabú –«todas las mujeres se hacían abortos, era sabido, y no estaban entonces los prejuicios que aparecieron luego de la última dictadura»– pero que sin embargo la campaña por la legalización del aborto u otras reivindicaciones feministas tenían un espacio limitado en la sociedad. Es que además de la resistencia de la Iglesia se le sumó luego la del gobierno peronista… que restringía duramente la difusión y venta de anticonceptivos y también de toda la izquierda revolucionaria que veía a todas las luchas de género como una batalla de segundo o tercer orden. «Procrear procrear procrear, procrear como quiere el General», era una de las canciones famosas de Montoneros.

   Nora Ciapponi, «de origen obrero, perseguida por la dictadura luego se unió a la revolución sandinista». Esa trayectoria de lucha unida a la construcción de la corriente trotskista internacional fundada por Nahuel Moreno, desde los primeros grupos hasta el PST y por último el MAS, en los sucesivos nombres adoptados en la Argentina.
   
Bajo la dictadura más sangrienta, la de Videla, entre los años 1976 y 1983, el PST se reorganizó para militar en la clandestinidad. Nora relató ese período en una entrevista en la web: Contrahegemonía: apuntes sobre socialismo desde abajo y poder popular, colectivo de comunicación:

   «En el ’76 cuando se dio el golpe de estado no me fui del país por decisión propia. Estuve hasta el año 1979 llevando la tarea de defensa y lucha por los presos y desaparecidos del PST (Partido Socialista de los Trabajadores que fue ilegalizado). Junto a familiares de nuestros compañeros y un equipo integrado por el abogado Enrique Germán Broquen y varias compañeras más, al que luego se incorporó Luis Zamora. Realizábamos diversas tareas de relacionamiento internacional con Amnesty y otros organismos, a la par de desarrollar la atención de nuestros presos en las cárceles, apoyándonos en sus familias, relacionándonos con el CELS y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
   »Las madres de desaparecidos del PST fueron, desde la primera hora, parte integrante de las Madres de Plaza de Mayo, algunas de ellas muy reconocidas, como Cota Senar, Mary Zampichiatti y otras. Tuvimos más de cien desaparecidos durante el golpe de estado, y fuimos blanco de ataque también en el gobierno de Isabel Perón en manos de las Tres A.
   »De 1976 a 1979 fueron años muy duros, muy difíciles y especialmente, dolorosos.
   »En 1979 aflojó un tanto la represión por la preparación y visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para la cual se preparó –sin éxito– la dictadura, porque miles de familiares hicieron largas colas para presentar las denuncias por sus hijos o familiares desaparecidos…
   »Mientras esto ocurría en Argentina, Nicaragua era noticia cotidiana… El odio contra Somoza y el respeto al Frente Sandinista de Liberación, era grito y causa común de los pueblos latinoamericanos.
   »Así, en Argentina, la constitución de la Brigada [Simón Bolívar] en Colombia por parte del hermano PST (Partido Socialista de los Trabajadores) nos comprometía a hacer nuestro esfuerzo.
   »La convocatoria pública en Colombia fue dirigida especialmente a lugares de trabajo, sindicatos, barrios, universidades, colegios, no sólo para ir a combatir militarmente, sino también para colaborar de la manera que fuere para aportar al triunfo del pueblo nicaragüense, sea informando lo que se vivía en Nicaragua o llamando a extender la solidaridad en Colombia. La selección debía ser rigurosa dada la importancia de la actividad que en Nicaragua se desarrollaría junto al FSLN. Pero lo que es importante aquí destacar es la disposición y solidaridad potencial que tienen los pueblos, incluso para dar la vida por ir a combatir a un país hermano, tratándose de derrocar a un tirano tan odiado durante décadas, como lo fue Somoza…
   »El otro elemento muy importante que nos llevó a la constitución de la Brigada es que teníamos una formación internacionalista, con la que en numerosas oportunidades rescatábamos la experiencia de España en la lucha contra el franquismo, cuando el activismo europeo cruzaba las fronteras de sus países para incorporarse al bando republicano, formando brigadas. O también en nuestro continente, en Nicaragua mismo, en las distintas oportunidades en que Estados Unidos invadió, y activistas de Guatemala, Honduras o El Salvador se alistaban para luchar junto a Sandino y su ejército de campesinos pobres, reconociéndose como parte indisoluble del pueblo centroamericano, artificialmente dividido por las oligarquías y Estados Unidos para mejor reinar.»


   En esa entrevista Nora también relató como se unió a la corriente:

   «Conocí al socialismo a través de Palabra Obrera y cada vez quise acercarme más. Era una agrupación que formaba parte del peronismo. No éramos peronistas pero no queríamos ser sectarios. La clase obrera era peronista y nuestro interés era estar ahí, trabajar con ellos. Después derivamos en el PST…
   »… La fábrica fue una decisión política. Yo quería estar en un lugar donde hubiera mucha gente, muchos obreros con los que proponer cosas y luchas…
Desde la fábrica Alpargatas donde colocó botones y planchó camisas y la echaron al día siguiente de impulsar un paro de la CGT. Pasó a La Hidrófila Argentina, donde fue tejedora, delegada y huelguista, durante cuatro años. Y remata este período «Después ingresé a varias fábricas pero duraba poco porque caían mis antecedentes sindicales de La Hidrófila y me limpiaban».

   Juan Luis González, autor de la nota de la revista Noticias, resume su admiración en una frase final de la entrevista a Nora: «Mujer bonita es la que lucha, como Nora»; en esas palabras quedan expresados los aires de cambio que se respiran en todos los rincones, y se los debemos a todas esas jóvenes que iniciaron esta movilización de masas en el mundo.

   Las entrevistas no las reproducimos en su totalidad; se las puede rescatar de la web, pero me reservo las líneas finales para resaltar que, como militante de la corriente morenista, siento orgullo de haber compartido esos años con Nora, a quien conocí en los años más oscuros de la dictadura cuando ingresé al PST. No dudo todavía hoy en mantenerla como ejemplo aunque ya no militemos juntas. Aprendí con el partido, y en particular con ella, la capacidad de «aprender de las masas» al mismo tiempo que se intentaba enseñarlas, como también el abnegado entusiasmo por la construcción de esa organización a la vez que por el combate y la movilización. Nos transmitió la confianza y el compañerismo construidos como parte de un proyecto revolucionario, incluso en los años más duros vividos en la Argentina, a los que luego se sumaron las crisis internas y las divisiones sufridas. Lo que distingue a Nora es que mantuvo esa coherencia de vida, esa fuerza obtenida por la convicción de las decisiones tomadas, ese orgullo por la trayectoria de lucha junto a la clase obrera, un camino que no abandonó.
   
Por encima de cualquier exitismo trabajó duro durante los últimos años para conservar y colectivizar el legado de la organización que constituye a la vez una parte de la historia de lucha de la clase obrera y de sus dirigentes, en Argentina y en la región: el archivo de la corriente histórica, que debió su existencia al grupo de mujeres y hombres que aportaron en su construcción y servirá de enseñanza para las generaciones futuras.

   Ante un hecho histórico para la lucha de las mujeres como fue la conquista de la legalización del aborto en Argentina, no podían quedar al margen las trayectorias de miles de compañeras, donde Nora y el PST constituyeron hitos ejemplificadores fundamentales.

Florencia Sánchez
8 de marzo de 2021





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