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Publicaciones

6/10/25

¡Para derrotar al sionismo, todos a las calles por Palestina!



Los pueblos del mundo han tomado en sus manos la tarea de parar el genocidio

  Hace apenas unos meses los más escépticos descartaban totalmente la posibilidad de llegar a derrotar al sionismo ante las dimensiones del horror en la Franja de Gaza, los más optimistas se negaban a perder la esperanza, pero, los hechos marcaban que a pesar de soportar el repudio internacional, el Estado sionista mantenía su maquinaría genocida y su ofensiva fascista en todo Medio Oriente, de la mano del imperialismo yanqui, de Inglaterra, Francia o Alemania -cuyo primer ministro dijo sin rodeos que Israel hacia el «trabajo sucio» por ellos-. 

  Ni Netanyahu ni su gobierno han cambiado un milímetro su posición, pero un sector muy importante de sus cómplices imperialistas ha empezado a mostrar fisuras, todo gracias a la acción valiente y decidida de sus pueblos. Incluso la tramposa propuesta del «pacificador» Trump, evidencia el impacto de las acciones de los pueblos del mundo, en especial de las de los países imperialistas, cuya careta democrática se cae en pedazos frente al genocidio. La propuesta de paz de Trump es un salvavidas para Israel y Netanyahu, eso sí, liquidando por completo a la resistencia palestina, aparentemente, sentando las bases para cerrar esta fase del «genocidio continuado» contra el pueblo palestino, pero, con las suficientes ambigüedades para poder mantener su sometimiento y dominio colonial, es decir, preservando intacto su enclave en la región -más adelante nos referimos concretamente a este «plan de paz»-.

  No obstante, las cosas han empezado a cambiar, ante la inacción de sus gobiernos los pueblos del mundo han tomado la tarea en sus manos. Cientos de miles de manifestantes han llenado las calles de Londres, Sídney, Bruselas o Paris para gritar: ¡Alto al genocidio! ¡Palestina Libre! En la vuelta a España la gran ganadora fue Palestina. Las diversas organizaciones de acción, boicot y solidaridad con Palestina lograron que se acortaran varias etapas exigiendo el retiro del equipo Israel-Premier Tech cuyos patrocinadores son defensores del Estado sionista y amigos cercanos del genocida Netanyahu. 

  En Italia los sindicatos de base convocaron una huelga en solidaridad con Palestina que desbordó las expectativas de los organizadores; decenas de miles se movilizaron en más de 80 ciudades del país denunciando el genocidio y expresando su apoyo a la flotilla humanitaria global Sumud que está en aguas del Mediterráneo. Se bloquearon el transporte público, las escuelas, las universidades y los puertos. Ante los bloqueos la población detenida en las vías, contrario a rechazar la jornada de protesta, aplaudía y expresaba su coincidencia con la denuncia. Los medios se dedicaban a informar sobre los enfrentamientos en algunas localidades, pero lo que realmente era noticia era que la clase trabajadora se ponía a la vanguardia del pueblo italiano y plantaba cara al Estado genocida diciendo «¡Bloqueemos todo!». Los trabajadores italianos nos marcan el camino: ¡huelga general en cada país para cortar cualquier forma de comercio con Israel y para bloquear el envío de armas! ¡Huelga mundial por Palestina! 

  De los puertos de Barcelona, Génova y Túnez  partió hacia Gaza la flotilla global Sumud con cerca de 500 activistas de 44 países de todo el mundo en 51 embarcaciones, su objetivo era: «romper el bloqueo israelí a la Franja». El gobierno sionista llamó a sus participantes «terroristas» o «colaboradores del terrorismo» y los atacó desde drones en aguas internacionales. Los hombres y mujeres que navegaron en la flotilla sabían que exponían su vida y su integridad por defender la causa palestina y se hicieron a la mar cuando los gobiernos imperialistas de Europa guardaban silencio o actuaban directamente como cómplices del genocidio. Luego de la interceptación de las embarcaciones algunos de los activistas han sido deportados a sus países de origen y otros aún permanecen en una cárcel sionista. Las movilizaciones de rechazo en todo el mundo no se hicieron esperar y hoy se grita en muchos lugares del planeta: ¡Libertad para los compañeros y compañeras de la Flotilla Global Sumud! Mientras otras flotillas vuelven a surcar el Mediterráneo. 

  Mientras una Comisión internacional independiente de la ONU se tardó dos años para decir que Israel está cometiendo un genocidio en Gaza, mientras la Corte Internacional de Justicia o la Corte Penal Internacional se tardarán décadas en juzgar estos hechos, mientras Estados Unidos ha vetado 6 veces las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que pedían un alto al fuego, mientras Israel viola todas las normas del Derecho Internacional Humanitario y no tiene por ello ninguna sanción concreta -la mayor parte de los gobiernos mantienen sus relaciones diplomáticas, comerciales y militares con Israel-; las movilizaciones a lo largo y ancho del planeta, la clase obrera italiana, el pueblo español, francés o inglés, nos demuestran, que ante la decadencia y podredumbre del llamado «sistema democrático» y la bancarrota de la ONU, son las masas movilizadas y organizadas las que dan esperanza de cambio a la humanidad y abren la posibilidad de derrotar al sionismo y parar el genocidio.


Las contradicciones del reconocimiento de un Estado Palestino y el «Plan de Paz de Trump»

  En el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas Australia, Bélgica, Reino Unido, Francia, entre otros, han reconocido al Estado Palestino. No es un asunto menor que en estos países se hayan desarrollado algunas de las más grandes movilizaciones a favor de la causa palestina. El reconocimiento del Estado palestino ha sido una imposición de la calle. 

  Sin embargo, los gobiernos de los países imperialistas convierten el reconocimiento de un Estado palestino en otra forma de atacar a la resistencia, de dividirla e intentar liquidarla. Francia y Arabia Saudita encabezaron la Conferencia internacional por la solución de los dos Estados; en ella plantearon que el reconocimiento de un Estado Palestino debe partir de la exigencia del reconocimiento del Estado de Israel, es decir, de validar el hecho colonial de construcción de un Estado a partir de las masacres, el despojo y la expulsión del pueblo palestino de su tierra. Así mismo, subrayaron explícitamente que tal reconocimiento tenía la pretensión de que Hamas, que actualmente aparece como el componente político central de la dirección de la resistencia, se entregara, lo que significa que su objetivo real es la derrota de la lucha por la liberación nacional del pueblo palestino. El primer respaldo a esta encerrona vino de la respuesta de Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, que declaró que «Hamas no tendrá un papel» en el futuro Estado, mostrando una vez más su completa abyección a las imposiciones imperialistas y dejando ver a las claras porque no tiene la aprobación o el apoyo del pueblo que dice representar. Ante la imperiosa necesidad de una respuesta política unificada de la resistencia palestina, Abbas juega la carta de la división, que sólo sirve a Israel y sus aliados.

  A pesar de ello, el reconocimiento del Estado Palestino por 157 países en el mundo, incluyendo ahora a Francia y Reino Unido, es un triunfo político para los palestinos y palestinas. Pues, este reconocimiento cuestiona las declaraciones del gobierno sionista que dice sin reparos que no permitirán nunca la existencia de un Estado Palestino y que su propósito es anexionar lo que queda del territorio de la Palestina histórica. Israel queda con ello aún más aislado en el escenario internacional y se ubica como un país paria. Este hecho se escenificó cuando Netanyahu tuvo que hablarle a un escenario vacío en Naciones Unidas, pues las delegaciones abandonaron el recinto para no escuchar al genocida.

  El «plan de paz de Trump» profundiza la perspectiva colonial de la política de los dos Estados. Primero es un plan que define el futuro del pueblo y el territorio palestino sin los palestinos, como se ha hecho siempre por el imperialismo desde la declaración Balfour, la partición de 1947 o los acuerdos de Oslo. Segundo no es un «plan de paz», es un plan de rendición de la resistencia palestina, sin dar ninguna garantía de la salida de las tropas sionistas de la Franja, Netanyahu afirmó que las FDI permanecerán en la mayor parte de Gaza de manera indefinida. Tercero es un plan para el sometimiento militar y político del pueblo palestino, que no podrán elegir su propio gobierno sino que deberán aceptar un gobierno a cargo de quienes han financiado y son cómplices directos del genocidio: Estados Unidos, con sus tropas, las de otros países y la imposición de Tony Blair como virrey. Cuarto es un plan que quiere materializar la «Riviera de Medio Oriente» de la que ha hablado Trump, es decir, un plan de negocios inmobiliarios construido sobre la devastación y el arrasamiento al que ha sido sometido el territorio gazatí. 

  Finalmente, el plan de Trump es un plan para legitimar el genocidio, en el que los perpetradores de la barbarie salen impunes y aparecen como quienes juzgan y deciden sobre el futuro de las víctimas. Este es un análisis del significado del plan, pero la decisión de aceptarlo o no es del pueblo palestino y de su resistencia. El plan lo único que les ofrece es parar la masacre actual -incluso frente a la posibilidad de un futuro Estado Palestino Netanyahu ha reiterado que no lo permitirán-, conscientes de su historia y de los enemigos que enfrentan, los reportes de prensa advierten que la población en Gaza rechaza hasta ahora ese «plan de paz». Hamás lo aceptado parcialmente y se dispone a negociar en Egipto, mientras Netanyahu y Trump con sus declaraciones siguen dejando en evidencia que más que un «plan de paz» es otro «plan de opresión colonial contra el pueblo palestino».



Un ejército internacional para liberar a Palestina

  Contrario a Netanyahu, quien sí logró tener apoyos y un auditorio dispuesto a escuchar en la ONU fue el presidente colombiano Gustavo Petro, su denuncia del genocidio en Gaza y de la responsabilidad del imperialismo y del sionismo en el horror, lo han convertido en un referente político. En Naciones Unidas planteó la propuesta de una resolución de la Asamblea General para constituir un Ejército Internacional que desarrolle una acción militar coordinada para proteger a la población en Gaza y liberar a Palestina. Petro advirtió correctamente que el tiempo y los caminos de la diplomacia se han demostrado acabados. El gobierno de Indonesia respondió a la propuesta con el ofrecimiento de 20 mil soldados para ese fin. Los pueblos del mundo debemos seguir presionando en la calles para que un Ejército de estas características pueda tener lugar. 

  La combinación entre la más amplia movilización y el accionar militar, como sucedió en Vietnam, puede generar la derrota política y militar del Estado sionista y del imperialismo. Por ello, los llamados gobiernos progresistas -Lula, Boric o el mismo Maduro-, las naciones árabes y los gobiernos que denuncian hoy el genocidio como el de Sánchez en España, deberían ofrecer apoyo a la propuesta de Petro y poner sus fuerzas militares al servicio de proteger al pueblo palestino y derrotar a Israel. 

  Si la propuesta de una fuerza armada internacional no prospera la movilización en todos los rincones del mundo debe profundizarse. Las acciones de boicot, como en la vuelta a España; las acciones de solidaridad, como la flotilla global Sumud o las movilizaciones a nivel internacional; la huelga general, como en Italia y todas la acciones posibles deben desarrollarse para frenar a los genocidas. En ese sentido, hacemos el llamado a las centrales obreras en Colombia y en el mundo, a los partidos políticos y gobiernos que se declaren democráticos o progresistas, a los partidos de izquierda y organizaciones sociales que integran el Pacto Histórico y a los candidatos que pretenden continuar con las banderas de Petro, a que se solidaricen con Palestina, que contribuyan y estimulen acciones para lograr el embargo total a Israel. 

Una vez más por la destrucción del Estado nazi-sionista de Israel

   El sionismo es el fascismo contemporáneo, para derrotar al fascismo en el siglo pasado la unidad internacional fue piedra angular, desde esta tribuna convocamos a la máxima unidad para defender al pueblo palestino y para luchar por su liberación nacional. Eso implica para nosotros la destrucción del Estado genocida, no su validación como enclave colonial. La OLP tuvo como consigna histórica la construcción de una Palestina laica, democrática y no racista, la consigna sigue teniendo plena validez. El Estado de Israel es un Estado teocrático que se define por ley como Estado Nación Judío, un Estado colonial que se estableció por medio de la limpieza étnica contra el pueblo palestino, que construyó  un régimen de apartheid que lo segrega y discrimina. El colonialismo ha sido derrotado en el pasado por los pueblos oprimidos que se levantaron en América, en África y en Asia, y al nazismo no se lo admitió entre los pueblos del mundo, se lo destruyó. La destrucción del Estado de Israel no significa la expulsión de las comunidades judías de la tierra palestina, pero sí el establecimiento de un nuevo Estado en el que no sería posible la segregación, la discriminación y el privilegio del colonizador, en el que los judíos que estén dispuestos a convivir con los palestinos podrían quedarse, y los que no tendrían que irse. Musulmanes, judíos y cristianos convivieron en estas tierras por milenios, fue el sionismo como proyecto colonial y racista el que llevó la violencia y la destrucción a la región, expulsar al sionismo es el mecanismo para que se reestablezca la convivencia pacífica entre ellos.

   Desde Perspectiva Marxista Internacional defendemos el derecho del pueblo palestino al retorno a su tierra y a la autodeterminación nacional, somos solidarios con su causa y estamos comprometidos con impulsar todas las acciones posibles para parar el genocidio, por ello, invitamos a participar de la Marcha Nacional en Solidaridad con Palestina del 7 de octubre de 2025 en Bogotá.

¡El sionismo puede ser derrotado!

¡Todos a las calles!

¡Alto al genocidio!





6/8/25

Declaración de Perspectiva Marxista Internacional !La ofensiva fascista del sionismo y del imperialismo puede ser derrotada!


«Creo que es evidente el paralelismo entre el genocidio de los indígenas por los españoles, en los comienzos del capitalismo, y el de los judíos y los eslavos por Hitler, ya en la época de la decadencia del sistema. Pero Hitler retoma también otro elemento de la etapa inaugural del capitalismo: la tendencia de los países más desarrollados a transformar al mundo en colonias suyas. Hitler convierte esa tendencia en una política consciente de transformar en colonias a las naciones, las nacionalidades y los pueblos europeos (…) La opresión racial en Israel y Sudáfrica es una expresión moderna del barbarismo nazi, demuestra una vez más que donde hay capitalismo el nazismo está a la vuelta de la esquina si no es detenido por el movimiento de masas». 

Conversaciones con Nahuel Moreno.

   La denominada guerra de los 12 días es otra guerra colonial y de rapiña, en contra de un país independiente, al servicio de los intereses estratégicos económicos y militares del imperialismo yanqui, encabezada por su portaviones regional, el Estado nazi sionista de Israel, que evidencia las peores tendencias belicistas del imperialismo decadente que amenaza con llevar a la humanidad a la barbarie.

   Los ataques de Israel contra Irán representan un salto en su ofensiva regional iniciada en 2023, que ya había cobrado devastadores resultados para la resistencia palestina y para los aliados de Irán. La agudización del proceso de limpieza étnica empezó incluso antes de 2023 con la campaña de destrucción masiva de viviendas y la ampliación de los asentamientos de colonos, la destrucción de redes eléctricas y el sellamiento con concreto de las fuentes de agua, y que se recrudeció en 2024 con los ataques combinados entre soldados y colonos armados que machacaron a los pobladores palestinos de Cisjordania produciendo la mayor incautación de tierras en tres décadas.

    Después del 7 de octubre de 2023 el genocidio contra los palestinos avanza sistemática y fríamente y con mayor rigor en Gaza, no sólo son los cerca de 60 mil asesinados, las formas típicamente nazis de su eliminación hablan por sí solas: arrasamiento kilométrico de edificios y viviendas, destrucción masiva de hospitales y centros de salud, escuelas y universidades, liquidación de la red eléctrica, destrucción de la agricultura, eliminación de las fuentes de agua potable, ejecuciones con tiros de gracia en la cabeza en el pecho a decenas de niños, asesinato por inanición y por denegación de acceso a la atención médica a recién nacidos, enfermedad creciente por presencia de basuras, aguas estancadas y de cadáveres en descomposición a los que no se permite recoger, muerte por desnutrición y por sed, asesinato en masa a reclamantes de comida atraídos por los llamados de la denominada «Agencia humanitaria» impulsada por Israel y Estados Unidos en reemplazo de las agencias de la ONU, atacadas reiteradamente y desterradas finalmente del país. Es el despliegue de un plan de exterminio cuyo objetivo es la eliminación y expulsión de la raza inferior, la inmensa mayoría del pueblo palestino de su territorio, y la toma completa de Gaza y Cisjordania.

   Estamos así ante la creación, paso a paso, del Gran Israel, dibujado en los mapas que Netanyahu presentó ante la asamblea general de Naciones Unidas: desde el Nilo hasta el Éufrates, desde Medina hasta el Líbano, incluyendo territorios de Egipto, Líbano, Siria, Irak, Arabia Saudita, toda Jordania y los territorios palestinos ocupados.

   Los ataques contra Irán, perpetrados tanto por Israel como por EEUU, sólo pudieron darse en el marco de una cadena de contundentes éxitos del sionismo en los últimos años que avanzaron de la periferia al centro: el asesinato de gran parte de los líderes de Hamas y Hizbulá y la eliminación de muchos de sus combatientes, y el derrocamiento del régimen sirio, que acabó  con un corredor vital que conectaba a la Guardia revolucionaria iraní con sus agentes y socios en toda la región, y que ahora cuenta como un espacio estratégico aprovechado militarmente por Israel.

   La ofensiva avanza rápida y ferozmente en varios frentes y se traduce en la expansión territorial de Israel y la consolidación de nuevos bastiones: además de Gaza y Cisjordania, ya tomó la casi totalidad de los Altos del Golán en Siria, mantiene 5 posiciones estratégicas en el Valle de la Bekáa en el Líbano, cuenta con sus aliados drusos en Siria por los cuales bombardeó el comando de las Fuerzas Armadas del país. Pero, como advertían los generales franceses colonizadores que encabezaron la sangrienta batalla contra la población rebelde de Argelia a finales de los años 50, para el sionismo las tareas y los objetivos en la región son “infinitos”, pues, más allá de los relatos bíblicos, está dispuesto a destruir Irán, y si no se lo detiene, avanzar contra otros objetivos como Turquía o Pakistán, con miras a convertirse en el hegemón militar indiscutido en la región.

   Irán ha podido resistir innumerables golpes a lo largo de 45 años gracias a que hizo una profunda revolución democrática antimperialista encabezada por la clase obrera y el pueblo pobre de las ciudades -que tenía objetivamente un contenido socialista- en 1979. Fue esa revolución, que golpeó duramente al imperialismo y a todo el colonialismo imperialista yanqui y europeo, y aseguró su autonomía nacional consagrándolo como un país independiente, lo que le ha permitido hacer importantes desarrollos sociales, económicos, tecnológicos y militares, que empezaron con la recuperación de la explotación soberana del gas y del petróleo. 

   Esa es la primera y más profunda razón por la que el imperialismo y el sionismo atacan a Irán y por la que nunca lo perdonarán, aún a pesar de que su independencia haya retrocedido en parte en los últimos años -y de que su régimen exprese profundos rasgos contrarrevolucionarios-. También lo atacan por haber mantenido su posición histórica sobre la necesidad de destruir al Estado sionista de Israel y apoyar activamente a la resistencia palestina, y por ser un aliado económico, político y militar de sus competidores China y Rusia. No obstante, esta es la primera vez, desde la invasión de Irak en 1980-apoyada por los imperialistas para impedir el contagio de la revolución- que logran asestarle golpes tan directos.

     Israel empezó ganado la guerra, propinando golpes certeros, asesinando a jefes militares de la mayor jerarquía política y económica: Mohammad Bagheri, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas iraníes, el segundo después del líder supremo, el ayatolá Ali Jameneí; Hossein Salami, líder de la Guardia Revolucionaria, combatiente durante la guerra entre Irán e Irak y uno de los primeros miembros de la Guardia Revolucionaria; Gholamali Rashid, jefe del Cuartel General Central Jatam al Anbiya, comandante en jefe adjunto de las Fuerzas Armadas y coordinador de las operaciones militares conjuntas con la Guardia Revolucionaria en el país y en toda la región; Ali Hajizadeh, comandante de la Fuerza Aeroespacial de la Guardia Revolucionaria, estuvo al frente de la dirección del programa de misiles de Irán y fue responsable del ataque con misiles de abril de 2024 contra Israel; Mohammad Kazemi, jefe de Inteligencia de la Guardia Revolucionaria, así como varios generales de brigada y oficiales superiores; y asesinando a Fereydoun Abbasi, exdirector de la Organización de Energía Atómica de Irán, y junto con él a13 importantes científicos del programa nuclear.

   Pudo hacerlo porque cuenta con una fuerza aérea muy superior a la de Irán y con uno de los aparatos de inteligencia más poderosos del mundo -el Mosad-, y, sobre todo, con el apoyo de inteligencia, tecnológico y logístico, militar, financiero y político de EEE y del resto de países imperialistas.

   Esta tuvo que ser una guerra corta, en la medida en que tanto EEUU como Israel se dieron cuenta de que Irán tenía una importante capacidad de resistir y de hacer daño, lo cual abría el peligro de producir una fractura interna en Israel, cuya población está acostumbrada a ver sufrir a otros pueblos, pero no a padecer los rigores de la guerra en su propio territorio; porque fallaron los cálculos de sionistas y yanquis sobre la emergencia de una fractura en la sociedad que llevara al derrocamiento del régimen de los Ayatolas, al contrario, los ataques extranjeros cohesionaron por el momento su vínculo con la población; y, todo indica, porque Rusia y China decidieron dotar a Irán de aviones de última generación y lo hicieron saber a Trump, por eso los ataques de Estados Unidos fueron más bien para terminar la guerra.

   El apoyo del imperialismo ha sido decisivo para preservar a Israel, y el ataque a Irán consolidó momentáneamente un férreo apoyo social en torno de Netanyahu, quien días antes se debatía entre la fractura de su coalición de gobierno, el avance del juicio en su contra y el creciente rechazo de la población que exigía el final de la guerra y la liberación de los rehenes; y ahora prosigue su ofensiva contra los palestinos  promoviendo un gueto en el sur de Gaza -la llamada ciudad humanitaria- y el destierro de otros tantos a países vecinos con el respaldo de Trump.

La decadencia imperialista es sinónimo de guerra y barbarie

   La guerra de la OTAN contra Rusia, que es parte de una estrategia más amplia contra china, el genocidio transmitido en vivo y en directo contra el pueblo palestino, y la reciente guerra colonial contra Irán, que incluyó el ataque a instalaciones nucleares, -que también apunta a debilitar a los competidores Rusia y China-, apoyada y planeada desde hace mucho por el imperialismo, corroboran la creciente tendencia a la barbarie que caracteriza este momento de agudizada decadencia de todos los imperialismos y del yanqui en especial, y representa una tremenda amenaza para la humanidad. 

   La diplomacia y la prensa imperialista trata de convencer a la población mundial de que si Irán consigue la bomba nuclear representaría un grave peligro para ella, al mismo tiempo que oculta que Israel, que hace mucho posee bombas nucleares y que no reconoce ningún acuerdo internacional al respecto, que tiene una larga trayectoria como agresor de sus vecinos y que es capaz de ejecutar con toda frialdad una cruda y sistemática matanza como la de Gaza, representa ya una tremenda amenaza para Medio oriente y para el mundo. Tratan de convencernos de que personajes como Netanyahu, Donald Trump o el canciller alemán Friedrich Merz, quien dijo que Israel estaba “haciendo el trabajo sucio por todos nosotros”, representan el bien y son los guardianes de la seguridad mundial, y que no debemos temer que sus países posean armas nucleares. 

   Dicen clamar por la paz mundial y hasta lloran por el pueblo palestino, al mismo tiempo que defienden el “derecho de Israel” a atacar Hamas e Irán. La ONU ha demostrado una vez más su irrelevancia, no es más que un muerto viviente, el OIEA (Organismo internacional de energía atómica) ha demostrado ser un espía de los yanquis. Y un día después del cese al fuego entre Israel e Irán, se celebró en la Haya la cumbre de la OTAN en la que todos los gobiernos miembros han aceptado de rodillas la exigencia de Trump de llegar al 5% del PIB para incrementar el gasto militar, lo han hecho bajo la narrativa de que la Rusia de Putin amenaza con invadir Europa.

   Se trata de un salto en la abyección hacia EEUU que agudizará la crisis de conjunto de la sociedad europea. Todos los gobiernos imperialistas europeos saben que esta decisión incrementará aún más el sufrimiento de sus pueblos -recortando el gasto en salud y educación o imponiendo mayores impuestos y endeudando a sus países-, para descargar de parte de sus aprietos financieros a EEUU, transfiriéndole mediante compra de armas una buena parte de la plusvalía extraída a sus trabajadores,  pero se entregarán gustosos a los planes de guerra contra Rusia y contra China, engordando a raudales el negocio de la industria armamentista, en primer lugar, la yanqui. Es una huida desesperada hacia adelante.

Basta de hipocresía

   Desde Perspectiva Marxista Internacional reafirmamos que Irán no sólo tenía y tiene todo el derecho a defenderse, sino que tiene todo el derecho a construir su bomba atómica, y ahora esto es más urgente que nunca, pues esta sería la única manera de disuadir a los agresores imperialistas y sionistas de nuevos ataques. Por supuesto que la proliferación atómica representa un enorme peligro para toda la humanidad, pero también ha quedado claro que, contrario a la falsa propaganda que decía que la URSS representaba el mayor peligro nuclear, son los imperialismos, en primer lugar el yanqui, y su mortífero aliado el Estado sionista de Israel, los que amenazan y atacan continuamente a los pueblos oprimidos del mundo, son ellos los grandes poseedores de bombas atómicas. Mientas ellos existan la humanidad se encuentra amenazada, y mientras así sea los países oprimidos tienen el derecho a conseguir la bomba para disuadirlos. 

   Por las mismas razones celebramos el que el gobierno iraní haya decidido suspender su colaboración con el OIEA, por haber preparado el terreno para que se produjeran los ataques en su contra, y que se nieguen por completo a permitir su vigilancia. Más aún, cuando Israel, si bien forma parte del OIEA, no ha firmado el tratado de no proliferación de armas nucleares, mantiene una política de opacidad según la cual no admite inspección alguna ni rinde cuentas acerca de sus avances en el campo de la energía nuclear; pero es vox populi que posee entre 190 y 500 bombas nucleares, y, al igual que EEUU, Francia, China o Rusia hace lo que quiere con ella sin que nadie se atreva a cuestionarlo.

   Esta guerra ha terminado pero el conflicto sigue abierto, este es apenas un capítulo de cruentas conflagraciones que se avecinan. El imperialismo y el sionismo persisten en sus objetivo estratégicos de derrocar al régimen de los Ayatolas, acabar con la independencia de Irán y apoderarse de sus enormes recursos naturales; persisten también en su propósito de golpear los intereses estratégicos de Rusia y China en Medio Oriente y en el mundo. 

   Pero no es sólo eso, si no se detiene a Israel va a seguir agrediendo a otros países como Pakistán o incluso Turquía o Arabia Saudí, pues sus verdaderos planes, que favorecen los intereses de EEUU, tienen que ver con debilitar al extremo la resistencia de los pueblos árabes y musulmanes y con imponer su hegemonía militar sobre los otros pueblos de la región, sin importar si se trata de sunitas o chiitas, de árabes, kurdos o persas. Cada día es más urgente destruir al Estado nazi sionista de Israel.

   Hoy es más vigente que nunca la disyuntiva socialismo o barbarie, y si bien la posibilidad de instaurar el socialismo está lejos, no es menos cierto que la existencia del imperialismo y su decadencia agudizan cada día los signos de barbarie que denunciamos. Lo que pasa en Gaza y en Irán es el espejo de lo que nos espera a todos los pueblos y países oprimidos si no se derrota esta ofensiva fascista en Medio oriente. Al mismo tiempo, es una expresión de la agudización de la crisis de dirección revolucionaria mundial. Como socialistas, ya desde la época de la tercera Internacional de Lenin y Trotsky, sabemos que la salida final a la opresión nacional y racial es la destrucción de los Estados capitalistas y la instauración de una federación de repúblicas socialistas en Medio Oriente. No obstante, defendemos incondicionalmente a las direcciones nacionalistas -y aún a las religiosas- que lideran la lucha por la destrucción del Estado sionista, sus muertos son mártires de la revolución democrática antimperialista.

Hay que acrecentar las movilizaciones contra la ofensiva fascista del sionismo - imperialismo

   Los pueblos de los países oprimidos y diversos sectores sociales de los países imperialistas han venido promoviendo acciones de solidaridad con el pueblo palestino y de repudio al genocidio de Israel, es decir, objetivamente, contra la ofensiva fascista del sionismo y el imperialismo en Medio Oriente. Es necesario avanzar con estas acciones políticas, extenderlas y profundizarlas, su desarrollo ha ejercido presión sobre los gobiernos imperialistas, los ha puesto en contradicción con las conductas de Israel y los ha obligado a realizar pronunciamientos a favor del reconocimiento de un Estado Palestino. 

   Numerosas iniciativas, de todo tipo, se han realizado en los últimos meses en diversas partes del mundo. Las acciones de protesta que se efectúan en los países imperialistas como EE.UU., Reino Unido, Francia o Italia exigen a sus gobiernos el cese de la ayuda militar a Israel, y a sus empresas, que dejen de proveer al Estado sionista. Flotas, caravanas, marchas de protesta, conciertos, plantones constituyen los variados eventos que se han llevado a cabo en todo el mundo y conforman ejemplos de propaganda y de acciones efectivas de apoyo a la resistencia palestina. 

   Algunas de las movilizaciones más impresionante que se han llegado a realizar han tenido lugar en Yemen, millones de yemeníes se han manifestado -casi semanalmente- a favor de Palestina e Irán, desde las costas del país los Hutíes han seguido atacando las embarcaciones que se dirigen a puertos controlados por el Estado sionista. Este es el ejemplo a seguir por los pueblos árabes, ante la represión a las movilizaciones en algunos países de la región, son millones los que deben llenar las calles contra la ofensiva sionista – imperialista.

   Por mar «La flotilla de la libertad» ha hecho reiterados intentos de llegar hasta las costas de la Franja de Gaza para romper con el bloqueo militar con la que la han cercado. Llevando equipos e insumos médicos y alimentos, la flotilla ha tenido como tripulantes a activistas reconocidos como Greta Thunberg -activista medioambiental- o Chris Smalls -dirigente sindical estadounidense fundador del sindicato de Amazon-. Las embarcaciones han sido detenidas por las fuerzas militares israelíes en aguas internacionales. Por tierra, la «Marcha global hacia Gaza» congregó a miles de activistas de todo el mundo que intentaron llegar a la Franja por la frontera egipcia, la marcha fue reprimida y se le negó el acceso. A pesar de no llegar a cumplir sus objetivos puntuales, estas iniciativas cumplen con un objetivo político, contribuyen a mantener visible la causa palestina y destruir el relato sionista de que es un país democrático, pues lo que se expone al mundo es su aparato de represión y su negativa a permitir que llegue la mínima ayuda al pueblo palestino en medio de las actuales condiciones de hambruna y muerte.

   Sectores de las comunidades judías de diversas partes del mundo, pero sobre todo de los EE.UU., han venido activando públicamente contra Israel. Jewish Voice for Peace o la American Jewish Committee and the Rabbinical Assembly han impulsado campañas de solidaridad con Palestina y exigen el cese al fuego en Gaza y el fin de la ocupación. Estos sectores fueron claves en las movilizaciones y campañas de desinversión en las empresas de Israel que se desarrollaron en Columbia y otras universidades de EE.UU. y son vanguardia de las movilizaciones en países como España o Portugal. Las comunidades judías, juegan un papel importante en esta lucha, pues su denuncia del genocidio -incluso David Grossman, el escritor vivo más importante de Israel, ha llegado a calificar lo ocurrido en Gaza como un genocidio- hecha por tierra el señalamiento de antisemita que se hace en contra de la condena al accionar sionista, esto, poco a poco, ha venido haciendo posible que incluso al interior de Israel crezcan las voces disidentes frente a la campaña de exterminio en Gaza. 

   En todos los países latinoamericanos se han realizado acciones de solidaridad con el pueblo palestino. En Chile, Brasil, México, Venezuela, Uruguay o Colombia se han llevado a cabo movilizaciones y todo tipo de acciones de condena al genocidio. Estas acciones han presionado también a los gobiernos de la región a tener una posición más abierta de rechazo al accionar de Israel. Quien más lejos ha llegado, convirtiéndose en un referente por la coherencia de sus posiciones, ha sido el presidente colombiano Gustavo Petro. Recientemente decretó el corte a la exportación de carbón colombiano a Israel -y cuando sectores burgueses del país quisieron mantener los envíos ordenó la interceptación de los barcos por la armada nacional-, así mismo, ha sido impulsor junto con Sudáfrica del grupo de la Haya, un grupo de países que presiona en los tribunales internacionales de justicia por sanciones y condenas a Israel, y, que promueve acciones de embargo militar y económico en su contra. 

   En este marco es fundamental que los trabajadores del mundo, en primer lugar, de los países imperialistas se sumen a las movilizaciones, emulen, repliquen y amplíen los diversos eventos que contribuyan a derrotar la política fascista de sus gobiernos y a solidarizarse con los pueblos por ellos agredidos -como la multitudinaria movilización de comienzos de agosto en Sídney-. Si se generalizan los actos solidarios y de protesta es posible lograr el bloqueo de armas y pertrechos a Israel y debilitar su ofensiva. Es crucial que las organizaciones sociales y sindicales, y políticas que se consideren democráticas, de izquierda o progresistas se unan a la campaña mundial en cada uno de sus países en solidaridad con Irán y Palestina, organizando bloqueos y sabotajes para impedir que los productos israelíes desembarquen en sus puertos y para impedir que salgan de ellos productos hacia Israel -como ha ocurrido ya en algunos puertos en Estados Unidos y Europa-.

   Cada acción solidaria contra el sionismo y el imperialismo que se realiza en el mundo hace reverberar la experiencia de la lucha de masas que fue determinante para la derrota de Estados Unidos en Vietnam, por ello sostenemos que la ofensiva sionista – imperialista en Medio Oriente puede ser derrotada, ya tenemos una experiencia histórica que lo demuestra, avanzar en ese camino supone mantener los procesos de movilización, organización y lucha. Desde Perspectiva Marxista Internacional nos pondremos siempre a disposición de esa causa.