Falleció Julio Zambón (1949-2021) - Militante, luchador y constructor de la corriente morenista (PST, MAS/LIT), en la Patagonia
Nombres de viejos compañeros vienen a la mente en una sucesión imprecisa de hechos y circunstancias, juntos en la tierna melancolía que su recuerdo produce.
El último 2 de junio, dos palabras alcanzaron para cerrar un capítulo más de una etapa única: la noticia de la muerte de Julio Zambón. Junto a él despedimos años de intensa y apasionada militancia.
El fallecimiento de Julio se produjo en Chile, lo acompañaban su compañera de toda la vida y su hija, que cuidaron de él hasta último momento. Marisol nos contó que en los últimos meses, mientras su mente se desvanecía, las vivencias de los años de militancia y de construcción del partido MAS en Neuquén, Cipolletti y Sierra Grande cobraban fuerza.
Con Julio se fue una trayectoria de lucha junto al movimiento obrero, por la causa del socialismo revolucionario e internacionalista.
Su militancia en el trotskismo, en la corriente de Nahuel Moreno, la había iniciado de muy joven en Buenos Aires, donde se instaló después de alejarse de su Corrientes natal. Julio, como los jóvenes de su generación, se apasionó por cambiar el mundo.
En los años setenta, cuando se inició la construcción del PST, Julio viajó a Neuquén, donde conocería a Marisol, exiliada chilena de la dictadura pinochetista. Una zona que vivía un importante ascenso de luchas obreras, desde 1969, en el gremio de la construcción, por el emplazamiento de
obras hidroeléctricas, iniciado con la gran huelga en el Chocón-Cerros Colorados (Choconazo). Hasta 1974 esa tradición combativa se continuó en tomas de obra e importantes huelgas. Algunos de sus dirigentes clasistas se unieron al PST, como Víctor Giménez, Pancho Laguna, este último a cargo de la delegación Cutral Co de la UOCRA; ambos encabezaron tomas por salarios y condiciones laborales, y organizaron la pelea (famosa lista gris) contra la burocracia del gremio y el gobierno de Isabel Perón.
Julio fue parte inseparable de la historia de la corriente en esa zona patagónica, una historia plagada de anécdotas pero fundamentalmente de enseñanzas, por la tradición obrera y combativa, por la decisión temeraria de resistencia durante los años de clandestinidad bajo el régimen militar de la última dictadura, por el pleno ejercicio de la democracia obrera y lucha antiburocrática, por la adhesión al marxismo y a la escuela del socialismo revolucionario de cientos de jóvenes.
En 1982, se había producido un giro histórico en la Argentina, producto de la combinación de distintos factores; que dieron nacimiento a una corriente de masas dispuesta a luchar a favor de los derechos democráticos. Desde el PST, Julio y Marisol trabajaron en la reconstrucción del partido, muy golpeado y desperdigado por la persecución. Los cuadros políticos vueltos a reunir, en condiciones todavía difíciles, iniciaron esa decisiva tarea que culminó en la construcción del MAS.
Hasta 1987, año donde la organización sufre su golpe más fuerte, la muerte del máximo dirigente Nahuel Moreno, y luego, durante los primeros años de la década del 90, tanto Julio como el conjunto de los cuadros políticos y sindicales vivieron un período de intensa militancia, de construcción de un partido que sumaba trabajadores y jóvenes a las filas del trotskismo; un partido que tenía presencia en los conflictos; un partido que era bien recibido por la vanguardia, aunque no obtuviera los suficientes votos para cargos legislativos; un partido de referencia en el movimiento obrero, con equipos constituidos en las principales plantas industriales del país,
y especialmente en las grandes obras.
Julio militó donde el partido lo necesitó. Se instaló en Neuquén, se refugió un período en Chile durante la dictadura y volvió al Alto Valle a inicios de los 80. El proceso de formación del MAS fue un período de militancia compartido con los mejores luchadores obreros de la zona. Junto a Juan «Negro» López (1) , destacado dirigente clasista y punto de referencia del movimiento obrero de la zona, su familia y los compañeros de la corriente sindical antiburocrática Lista Azul, de Luz y Fuerza. Junto a Héctor «el Pollo» Flores, obrero de la construcción, que con Víctor Giménez dirigieron la toma de la obra donde trabajaban, a comienzos del gobierno alfonsinista. «El Pollo» fue asesinado en 1984 por un burócrata del gremio en Cipolletti, mientras organizaba una lista antiburocrática con Giménez y activistas de la zona. Julio también construyó el MAS junto a Teresa la viuda de Flores y madre de sus cinco hijas, junto a Ester, Oscar, Chavez, Orlando. Pero también con cuadros formados en la tradición del PST, en Roca, como Gadano y Aurelio.
Julio eligió ir a trabajar a la nueva represa, en Piedra del Águila. No era fácil, por las condiciones laborales y de vida. Allí recibió el reconocimiento de sus compañeros, en una asamblea multitudinaria votaron que se quedara como colaborador del sindicato, con tal de no perderlo frente a la decisión de despido de la patronal. En 1986, junto a otros compañeros y Alcides Christiansen, dirigente en la obra, encabezaron la marcha a la capital provincial como parte de un plan de lucha por aumento de salarios y condiciones laborales.
Julio con sus compañeros en Piedra del Águila, 1986.
TRADICIÓN OBRERA Y COMBATIVA
«Durante cuatro años, nuestro gremio
vivió con la cuota sindical voluntaria de
los trabajadores, cobrando nosotros un
salario igual que el trabajador,...»
«... en el tiempo que nos tocó dirigir,
las elecciones se hacían directamente
con el recibo de sueldo y no con
los padrones raquíticos que no
representaban ni al 5% de los
trabajadores de las obras. Los delegados
eran electos directamente en las obras
en asambleas democráticas.»
Tomamos la asamblea, la democracia
obrera, como una herramienta para el
trabajador, no para el dirigente; que el
compañero pueda decidir en asamblea
qué hacer, si hacer o no huelga... y
cuando haya que levantarla hacer su
asamblea junto con los dirigentes. La
democracia obrera es una herramienta
del trabajador..., no solamente contra
la patronal y el gobierno, sino contra el
mismo dirigente que la está dirigiendo,
aunque sea clasista, socialista, aunque
sea de la mayor confianza.
Alcides Christiansen, refiriéndose a la democracia obrera.
Voces del movimiento obrero. izquierdaweb.com
En 1989, formaron la lista antiburocrática que ganó el sindicato de la Construcción de Neuquén y llevó a Alcides Christiansen como secretario general, y a Julio como parte de esa directiva, que abrió un período de verdadera democracia sindical.
En los últimos años de existencia de un MAS unido, Julio y Marisol se trasladaron a Sierra Grande, a militar junto a los dirigentes de los mineros, como Víctor Campos, «Campitos», que lucharon contra el cierre de la mina de Hipasam, y con los cuales también construyeron el MAS de esa localidad.
A Julio lo despedimos los compañeros que militamos con él, cuando fundamos el partido en Neuquén y Río Negro. Quienes seguimos unidos a pesar de las divisiones en la cúpula y de la desintegración de ese MAS, que se forjó en las luchas, que se llenó de obreros, y que luego, en la etapa de derrotas abierta para la clase obrera mundial en los ’90, sufrió el alejamiento de miles de compañeros abnegados, de activistas sindicales, de jóvenes entusiastas que dieron lo mejor de sus vidas por la construcción de una organización revolucionaria, internacionalista y trotskista.
Julio no se separó de las luchas, y menos todavía de sus convicciones. Fue un cuadro formado teórica y políticamente, que nunca se dejó arrastrar por el activismo puramente sindical y electoral, que acompañó e intentó formar a los recién llegados. Su abnegación y voluntad militante no lo alejaban de la reflexión política, y se ganaba la confianza de sus compañeros porque era fraternal y paciente, porque buscaba imponerse por sus ideas, no solo por su personalidad. Julio y su compañera Marisol, a pesar de la soledad y seguramente de errores cometidos, intentaron durante algunos años sostener un equipo político en Neuquén, junto a compañeros de la construcción, y a Víctor Campos que para esos años residía en la ciudad, junto a su familia. En 1996-97 durante las movilizaciones obreras y puebladas de Cutral Co y Plaza Huincul, describieron en un folleto esa lucha ejemplar, donde se impuso la mejor tradición de unidad, combatividad y de democracia obrera ejercidas por la dirección en asambleas y con delegados removibles, que alcanzaron notoriedad nacional y dieron inicio al movimiento de los piqueteros.
La asimilación permanente de las viejas corrientes desprendidas de la corriente de Nahuel Moreno al electoralismo parlamentario, al sindicalismo burocrático y sectario, y en definitiva al reformismo, marcaron a fuego las diferencias con los viejos cuadros que, como Julio, no iban a
borrar de la noche a la mañana la tradición revolucionaria e internacionalista del morenismo.
Julio fue ese fraternal compañero, que luchó junto a los obreros de la construcción, contra la patronal y contra la burocracia sindical, y que se dio el gusto de integrar la lista opositora y triunfadora que dirigió el sindicato neuquino y practicó de manera consecuente y se puede decir excepcional la democracia obrera.
Julio no perdió su interés por la situación política y de las luchas en el mundo, pero la vida se le volvió cada vez más difícil, alejado de los viejos compañeros dedicados a enfrentar las responsabilidades y proyectos familiares, económicos o laborales, cada uno por su lado, y en la medida de las posibilidades, cada día más reducidas, en una Argentina que sufrió crisis sociales colosales, como la del 2001, y en el que la inestabilidad política y económica se volvió la norma, no la excepción.
Marisol tomó la iniciativa de volver a Chile cuando el gobierno de Macri empujaba la economía a otra crisis y volvía imposible la subsistencia de millones de familias trabajadoras.
A los pocos meses de instalarse en el sur chileno, el país estallaba en movilizaciones populares históricas. Julio llegó a compartir con Marisol ese renacer de las luchas del otro lado de la cordillera, pero a los pocos meses su salud le pasó una mala jugada y no volvió a recuperarse.
Acompañamos a la familia y a Nati,
Julio:
¡HASTA EL SOCIALISMO SIEMPRE!
La realización de esta reseña fue compartida por Oscar, Marisol y Laly.
(1) Mientras escribíamos estas líneas recibimos la triste noticia de la muerte de Juan Isidro «el Negro» López, en la ciudad de Cipolletti, a los noventa años. Un activo luchador obrero, clasista, antiburocrático, encarcelado en 1975 junto a su mujer Josefa Salas, y una segunda vez en el 76, secuestrado y torturado. En los años 80 se sumó a la construcción del MAS, organizó la lista antiburocrática contra el burócrata Sangiuliani en Luz y Fuerza y aceptó ir como candidato a gobernador de Río Negro, cuando el partido impulsaba los candidatos obreros. En los últimos años durante los juicios contra los genocidas en Neuquén, recibió amenazas e intimidaciones directas para impedir su participación como testigo, cosa que nunca ocurrió. Compartimos el dolor de sus nietos e hijos Esther (activa militante y fundadora del MAS de Cipolletti en el 80) y actual dirigente docente, y de Sabino, ambos siguieron el ejemplo de lucha del Negro. Juan: ¡HASTA EL SOCIALISMO SIEMPRE!