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28/3/19

Sublevación de los Chalecos Amarillos en Francia: La lucha de clases hace retroceder al gobierno de Macron


Los trabajadores asalariados agrupados en el movimiento “Chalecos Amarillos” en Francia, con su movilización y acción directa han convulsionado el país y logrado un triunfo
sobre el gobierno de Emmanuel Macron.
Con la sublevación  de los Chalecos Amarillos, denominados así por el uso simbólico en sus protestas del chaleco de seguridad amarillo fosforescente, la lucha de clases nuevamente irrumpió con fuerza en el corazón de Europa.
A  partir del 17 de noviembre de 2018, el  chaleco amarillo se convirtió en el emblema de lucha del trabajador, del albañil, del barrendero, del carpintero, del desempleado, de los jóvenes, de los jubilados, de las mujeres, de los sectores asalariados de clase media y de los hijos de los inmigrantes. En fin, de todo aquel que ve que las cosas van mal para los de abajo, los excluidos,  y bien para los de arriba, los poderosos.
Los Chalecos Amarillos sorprendieron por su lucha persistente, por su forma asamblearia de organización y por ser un movimiento totalmente independiente de los sindicatos y partidos políticos tradicionales. Pero, sobre todo por su contundente triunfo sobre el gobierno de Emmanuel Macron, obligándolo a retroceder en sus políticas y propinándole un contundente golpe político a la hasta ayer, estrella fulgurante de la política europea.
Desde 2010, con la derrota de la gran oleada de huelgas obreras en contra las reformas laboral y pensional del gobierno de Sarkozy, no se veía en Francia una lucha tan importante que agrupara el descontento general contra el gobierno. 
Aquellas luchas, convocadas por las centrales obreras, que contaron con el respaldo masivo de los estudiantes y cuyo nivel de participación llegó a 3,5 millones (mucho más de la participación actual en el movimiento de los Chalecos Amarillos), no lograron derrotar las políticas del gobierno. Resultado adverso similar al de las diferentes huelgas y jornadas de protesta de en 2017, contra de la regresiva reforma laboral del gobierno de Hollande. 
Fracasos y derrotas, consecuencia de la política de los dirigentes de sindicatos y partidos políticos tradicionales, quienes por años en vez de impulsar y fortalecer las luchas, han utilizado su influencia para bloquearlas o llevarlas al pantano del pacto, las elecciones y la “cohabitación” con los distintos gobiernos franceses, facilitando así, el avance de la patronal en la destrucción de las conquistas de los asalariados y del pueblo francés, o del llamado  “Estado de Bienestar”.
La revuelta irrumpe en medio de un contexto de  profunda crisis económica y proceso de  fragmentación “desunión”, que atraviesa la Unión Europea, del avance electoral de la ultraderecha en varios países de ese continente (al igual que en América Latina con Bolsonaro o Duque), y trae un viento alentador a la lucha de los trabajadores de Europa y del mundo.
De momento, ese aliento a la lucha se ha empezado a expresar con particular fuerza en Hungría, con las multitudinarias manifestaciones de trabajadores y obreros contra la extensión de la jornada laboral, llamada “ley de esclavitud”, por el movimiento obrero que decretada por el semi fascista gobierno de Viktor Orban.

Los Chalecos Amarillos: expresión del descontento generalizado de los franceses

El alza del combustible fue el detonante que centralizó y articuló el descontento generalizado en la clase media y trabajadores hacia el gobierno de Macron. Sacó a flote el descontento de los más afectados por el alza. Trabajadores, estudiantes y pequeños empresarios, quienes debido a la carencia de un buen  servicio de transporte público en las provincias necesitan el carro para desplazarse al  trabajo, a estudiar o por sus pequeños negocios. En su base están “los pensionados, los jóvenes, los obreros, a todo el mundo quiere incrementar su poder adquisitivo…”

"Somos los trabajadores que necesitamos ir al culo del mundo a trabajar en una fábrica, porque no podemos pagarnos una casa donde está la fábrica. Somos los estudiantes pobres que tienen que ir en un coche de quinta mano a su campus, porque no pueden pagar una estupenda residencia universitaria. Somos el agricultor, el abuelo, todos los que no son los ricos acomodados de París, Lyon o Niza", decía uno de ellos a la BBC.

El movimiento recoge el malestar general de los trabajadores y clase media que ve bajar aceleradamente su nivel de vida. Así lo expresan varios  manifestantes entrevistados  en las vías: Todo ha subido, la luz sube, el agua sube, todo sube pero la paga baja” o  “los impuestos que no nos permiten vivir de  manera digna”[1] , o como  expresaba su indignación una manifestante jubilada: “con 939 euros al mes y un alquiler de 400 no puedo usar mi coche. He trabajado toda mi vida y no puedo comprar combustible”[2]. 
Las encuestas, evidencian respaldado de la mayoría de los franceses al movimiento y el descontento con  el presidente de los ricos”.
 A medida que se fue desarrollando, el movimiento amplió su demanda inicial de eliminar el aumento del precio a la gasolina que el gobierno planeaba para el 1º de enero 2019, e incorporó el incremento del salario mínimo, la eliminación de los impuestos a los trabajadores, la indización de los salarios y pensiones sobre la inflación, la abolición del aumento de las cotizaciones sociales para los jubilados, la reducción de la edad de jubilación el restablecimiento del impuesto a la riqueza,  entre otras.
Las marchas pacíficas iniciales se convirtieron en masivas y combativas movilizaciones en París y en varias ciudades de Francia, recorriendo las calles, con bloqueos de carreteras, liberación de peajes, caravanas. Y además, fortaleciendo su lucha con la realización continua de asambleas, para definir las actividades y el rumbo del proceso. 
La firmeza  y fuerza de la protesta se extendió geográficamente por Francia y a otros sectores de trabajadores. Los conductores de las ambulancias, bloquearon con sus vehículos  el puente de la Concordia, los  trabajadores de las provincias y los estudiantes secundarios agrupados Unión Nacional de Estudiantes de Bachillerato (UNL, por sus siglas en francés) o el Sindicato General de Estudiantes de Bachillerato (SGL)  entraron al movimiento en protesta contra las  reforma  que restringe el acceso a la universidad implantada por el Gobierno de Emmanuel Macron.
En términos generales, este proceso de movilización se transformó en un enfrentamiento total a la política económica y social del gobierno. Por ello trajo a la memoria grandes luchas realizadas por los trabajadores y la juventud, como el Mayo del 68, así como otras acciones que expresan la tradición de lucha del pueblo francés.

¡La lucha pone contra las cuerdas a Macron!

La policía reprimió con violencia, gaseó, golpeó. Los trabajadores y manifestantes heridos y detenidos, se cuentan por cientos. Tan solo la jornada del 1º de diciembre dejó 263 heridos y 412 detenidos. Luego las cifras aumentaron. Pero, la salvaje represión del gobierno contra los manifestantes, no ha hecho retroceder la lucha. Al contrario, los Chalecos Amarillos se defienden con palos y piedras de la violencia policial y obligan a Macron a torcer el brazo. 
Macron, quien venía de pavonearse en la cumbre del G-20 en Argentina, no pudo contener la lucha con la represión salvaje. De la determinación inicial de “no retroceder ni un milímetro”, cuando en un discurso televisivo afirmó: “Entiendo a los ciudadanos, pero no me rendiré ante quienes buscan la destrucción y el desorden, porque la república es tanto orden como libertad para expresar las opiniones”; el presidente de una de las dos patas claves de la Unidad Europea, tuvo que tragarse sus palabras. La fuerza de la lucha y la decisión de no ceder,  obligó al presidente de los ricos a ceder a las demandas y reconocer la justeza de la lucha: “Sé que  hay cólera en el país. La de los que no llegan a fin de mes”. Y es justa”, declaró.
Así, en su  en su discurso en la TV, 10 diciembre 2018 el presidente francés “anunció cuatro medidas concretas: el salario mínimo subirá 100 euros al mes desde el 1 de enero, las horas extras dejarán de pagar impuestos, pide a las "empresas que puedan" que abonen una paga extra a sus trabajadores, también exenta de impuestos, y retira una subida de impuestos a los jubilados que cobren menos de 2000 euros”. Además, reconoció que sus palabras “han herido a algunos” en el pasado y consideró justificado el descontento…” [3]
 Los trabajadores y asalariados de clase media de Francia, ganaron este primer pulso al gobierno de esta potencia imperialista.

La crisis de la economía: telón de fondo del proceso

Solo como mención en esta Declaración, las estadísticas nacionales han determinado que el ingreso económico per cápita de Francia ha descendido en un 1.2% en los últimos años, afectando especialmente a la clase media (un 68% de la población), quienes sufren del aumento en los impuestos, considerados de los más altos a nivel mundial.
Francia tiene el tercer mayor PIB de Europa (el segundo si excluimos el Reino Unido), pero un 21% de los franceses no puede procurarse tres comidas saludables al día y, sin ayudas sociales, más de uno de cada cinco viviría bajo el umbral de la pobreza… En Francia hay 8,9 millones de personas viviendo bajo el umbral de la pobreza. De ellos, 2,79 son niños, un 20% del total de los jóvenes[4]
El “nivel de bienestar” de los trabajadores y clase medida francesa está siendo destruido por los capitalistas con las sucesivas contrarreformas laborales y planes de “ajuste” económicos que para superar la crisis de la economía del 2008, vienen aplicando los diferentes gobiernos, Zarkozy, Hollande y ahora Macron,  responde con la lucha. 
 Esta descripción da mucho sentido a la reiterada afirmación del marxismo: la crisis de los capitalistas lleva a sus gobiernos a atacar las condiciones de vida los trabajadores y la población que teme “que todo pueda desaparecer” a salir a la lucha.

Los líderes de los sindicatos maniobran para no respaldar el movimiento

Lamentablemente para la lucha de los trabajadores, las centrales sindicales francesas están más preocupadas por condenar las manifestaciones violentas de parte de los Chalecos Amarillos, que entrar al movimiento para fortalecerlo con la presencia obrera organizada en sus sindicatos. Al inicio, CFDT,  FO, la CGT y Solidaires, se negaron a apoyar el movimiento argumentando que era manipulado por la extrema derecha. Y ahora, han firmado una declaración de respaldo al presidente Macron en la condena a la “violencia” de los de abajo, pero no condenan la violencia del régimen. 
Mientras los Chalecos Amarillos están enfrentando con la lucha directa la política económica de Macron, el secretario general del sindicato Force Ouvrière plantea que “Se necesita un impulso nacional para generalizar la prima de transporte y, para ello, una reunión tripartita en el Ministerio de Trabajo entre el Estado y los interlocutores sociales”. (Resaltado nuestro)

Esta lucha ha puesto en evidencia varias cuestiones importantes:
 
  • En primer lugar, la fragilidad de los gobiernos ante la lucha directa y persistente de masas. La movilización decidida, consecuente y combativa logra resultados. Se puede triunfar y derrotar las políticas de hambre y los ataques de los gobiernos.
  • Muestra la posibilidad de que la unidad  en la acción  de los trabajadores y clase media, al servicio  de la lucha directa de los trabajadores y el pueblo logre  triunfar!
  • Evidencia que las condiciones objetivas para la lucha revolucionaria generadas por el impacto de la crisis económica de 2008 sobre el nivel de vida de los trabajadores y la clase media, generan respuestas de lucha y que ésta puede triunfar. Sin duda significa una oleada de aire fresco para los trabajadores, los luchadores y los revolucionarios.
  • La lucha directa y violenta de masas. Frente a la confianza en las elecciones y/o el parlamento como vía de solución de los problemas, creencia que por años han esparcido las organizaciones de la “izquierda” tradicional o la desconfianza en las acciones masivas y combativas de los trabajadores y la juventud, que pregonan las organizaciones políticas que desconfían de las acción de masas y ponen todo su empeño en las acciones aisladas de pequeños grupos radicalizados, de aquellos activistas “heroicos” que siguen creyendo en poder reemplazar la contundencia de las movilizaciones de los trabajadores y las masas.
  • Muestra que la realidad no está solamente constituida por el avance electoral de la ultraderecha en Europa o en América Latina, como insiste en señalar la propia prensa de los capitalistas y muchos en la “izquierda” tradicional.
  • Una de las características del movimiento es su origen y  desarrollo independiente del control de las burocracias sindicales y partidos políticos reformistas con influencia en la clase obrera (direcciones tradicionales de la clase obrera, amarradas sólo a acciones electorales y parlamentarias (CGT, CFDT, FO, Partido Comunista; partido socialdemócrata; etc.). Lo cual nos sólo muestra el fracaso de la política de “cohabitación” y pacto de las direcciones tradicionales, sino la ausencia de una dirección revolucionaria que unifique la lucha de todos los explotados y la encause de forma consecuente.
  • Otra característica, es su método asambleario. Rasgo decisivo de esta lucha es realización sistemática de asambleas: en los diferentes puntos de encuentro los Chalecos Amarillos realizan asambleas con los participantes en la lucha para evaluar el curso de la lucha y organizar las acciones diarias de movilización. Esa práctica de democracia decisoria, de quienes están desarrollando la lucha y se juegan el pellejo, explica su fortaleza en la base. Los chalecos señalan así, un mecanismo democrático de acción y de combate contra las decisiones “por arriba” practicadas por todos los dirigentes, tanto en los sindicatos como partidos tradicionales existentes. Al mismo tiempo, de hecho se pronuncia contra los “caudillos”, “voceros” o “jefes” incuestionables, que desde el parlamento o sus elegantes oficinas, deciden y pactan con el enemigo, el futuro de la lucha a espaldas de las bases.
  • Lo anterior,  expresa una rebelión contra las políticas de conciliación de los intereses de clase con el gobierno y la patronal, práctica usual de estas direcciones sindicales y políticas. También de sus métodos burocráticos de manejo sin consulta a las bases, de las actividades de lucha y organización de los trabajadores. Burocracia y  “líderes” eternos,  cuyas acciones y decisiones nadie controla y cuya práctica reiterada es ignorar a los reales protagonistas de la lucha.
  • Así, esta lucha coloca sobre la mesa la urgente necesidad de sindicatos clasistas, independientes y para la lucha consecuente, de carácter revolucionario y con métodos de democracia interna. Igualmente, la urgencia de organizaciones políticas propias de los trabajadores asalariados, de carácter revolucionario, internacionalistas y para la movilización revolucionaria y el combate a los capitalistas y sus gobiernos, antes que para la conciliación y la colaboración con estos.
  • El movimiento de los chalecos amarillos, manifiesta una rebelión contra las políticas de conciliación de los intereses de clase con el gobierno y la patronal,  moneda corriente de estas direcciones sindicales y políticas. También de sus métodos burocráticos de manejo sin consulta a las bases, de las actividades de lucha y organización de los trabajadores. Burocracia y  “líderes” eternos,  cuyas acciones y decisiones nadie controla y cuya práctica es ignoran a los reales protagonistas de la lucha. Situación que se demostró con el no llamado a la clase obrera sindicalizada al apoyo activo al movimiento de los Chalecos Amarillos convocando una huelga general. Es decir, su negativa a fortalecer el movimiento, a debilitarlo en el enfrentamiento al gobierno.
  • Así, esta lucha coloca sobre la mesa la urgente necesidad de sindicatos clasistas, para la lucha consecuente, de carácter revolucionario y con métodos de democracia interna. Igualmente, la urgencia de organizaciones políticas propias de los trabajadores asalariados, de carácter revolucionario, internacionalistas y para la movilización revolucionaria y el combate a los capitalistas y sus gobiernos, antes que para la conciliación y el pacto con estos.
  • Macron condena “la violencia” de los manifestantes, para poder defender el derecho de los ricos, de una minoría, a utilizar tropas, sofisticadas armas y gases lacrimógenos para golpear y sofocar la lucha. Su Primer Ministro, Edouard Philippe, anunció que el Gobierno presentará una "nueva ley" para castigar a los "alborotadores" que según él, “Vienen a romper, a saquear, a desafiar a las instituciones". No se trata de acciones de pequeños grupos como quiere mostrar el gobierno. Se trata de miles de manifestantes que deciden defenderse de la violencia policial.
  • Esa violencia contra las manifestaciones de los Chalecos Amarillos” ha encontrado respuesta. Como expresión de la furia acumulada y como respuesta acorde a la represión salvaje del régimen, los manifestantes se defienden. Con piedras y palos hacen frente a los  escuadrones policiales bien entrenados y armados hasta los dientes, que quieren acabar su protesta.
  • De esta manera, los trabajadores y demás manifestantes del movimiento Chalecos Amarillos, ejercen el legítimo derecho que asiste a los débiles, a los de abajo, a defenderse del ataque salvaje de la policía militarizada del régimen y organizarse para responder con decisión sin atender los llamados pacifistas de las organizaciones sindicales y políticas reformistas, para responder eficazmente al intento del gobierno de Macron y la patronal de  saquear sus bolsillos y arruinar más sus hogares. En consecuencia un rasgo distintivo es la ruptura con el pacifismo que por años ha debilitado las luchas de los trabajadores y de los oprimidos, dejando los manifestantes a la merced de la represión y la violencia de la policía.
  • De nuestra parte también asumimos esa importante lección: reivindicamos el derecho de los trabajadores, de los de abajo, de las masas, a  su legítima defensa. En ese sentido, nos pronunciamos  a favor de ese derecho de los “Chalecos Amarillos” y en general de los trabajadores y los pobres, a responder con  todos los medios a su alcance, ante la represión y la violencia de los opresores.


[1] Video: Chalecos Amarillos en las vías.
[2] Video: La crisis de los” Chalecos Amarillos”, en 5 claves
[3] (Clarin.com,10/12/2018).
[4] Más de 1 de cada 10 franceses son pobres. Este es el plan de Macron para atajarlo. 13/09/2018. https://www.elconfidencial.com/mundo/2018-09-13/pobreza-francia-plan-choque-macron_1615505/